El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 26 de abril de 2018

Y dijo el Maestro: ¡Todo está bien!







Acuérdate de esto, -dijo el Maestro- Todo tiene su momento, todo ocurre cuando tiene que ocurrir, todo está bien. El ser humano, lo que tiene que hacer es aceptar la vida, es aceptar su vida.

El discípulo no entendía muy bien y preguntó: Entonces, ¿eso quiere decir que hemos de permanecer sentados esperando que vaya pasando la vida?

No hijo mío, -contestó el Maestro- eso no quiere decir que te quedes sentado de brazos cruzados sin hacer nada esperando que la vida siga, no. Eso quiere decir que se han de tomar decisiones, y aceptar las consecuencias, y si no te gustan, pues cambia a otras decisiones, pero sin lamentarte de las anteriores, ni permaneciendo ansioso para ver los resultados de las nuevas.

Y continuó el Maestro: La vida es, las cosas son, las personas, también, son como son. Hay que aceptarlo todo, porque todo está bien.

Y ¿lo que no está bien?, -quiso saber el discípulo. por qué no todo está bien. No está bien por ejemplo que un loco te apunte con un arma y te robe todo lo que llevas encima.

Lo que no está bien, también está bien -concluyó el Maestro. Nadie gana nada por mantener en su mente, la rabia, el rencor, la ira, el odio, porque nada cambia, todo sigue igual, y esas emociones afectan negativamente a la persona que las siente. Mientras que aquel que ha hecho el mal sigue tan feliz. Tú perdona al ladrón y luego pon el hecho en conocimiento de la ley que os habéis dado los hombres, pero sin esperar el veredicto de la justicia.



miércoles, 25 de abril de 2018

La Creación






Veía hace días uno de esos videos que corren y van dando vueltas por la red. (En YouTube: Ese pequeño punto azul pálido). Es el video que encabeza esta entrada, gravado por la sonda espacial Voyager 1, que a punto de abandonar el Sistema Solar fotografió la Tierra desde 6.000 millones de kilómetros. Desde esa distancia, la Tierra, nuestra Tierra, se veía como un pálido punto de luz azul. Y sobre las imágenes del vídeo Carl Sagan que fue astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico estadounidense, explicaba que justamente ese punto, que es un pequeño grano de la vasta arena cósmica, es nuestra casa. Ahí nacemos y vivimos, ahí somos felices y sufrimos, ahí es donde queremos conseguir poder, donde luchamos, donde nos matamos, sin ser conscientes del espacio tan insignificante que ocupamos dentro de nuestro Sistema Solar, que es, aún más insignificante dentro del Universo, o de los cientos, miles, millones, o tal vez infinitos Universos.

            A mí personalmente estas cosas me enganchan desde siempre, porque siempre me ha parecido increíble que podamos vivir en una bola, en la que tres cuartas partes de su superficie es agua, sin caernos de cabeza, (si, conozco la ley de la gravedad), teniendo en cuenta que la bola está girando sobre sí misma, y a su vez gira alrededor de una bola de fuego, acompañada en perfecto orden por otras bolas, algunas muchísimo más grandes que nuestro planeta. Y todo ese conjunto girando a su vez, suspendido sin ningún tipo de soporte en la nada, o en la inmensidad de un espacio que parece ser que es infinito, y que si que lo es porque tampoco sé cómo se podría delimitar.

                Ante tanta grandeza, a mí no me cabe ninguna duda de que tiene que haber un Orden Superior que mantenga cada cosa en si sitio, ya que de no existir se generaría un caos, o mejor, no se generaría nada, porque nada existiría, ya que ese Orden Superior que mantiene todo en perfecto orden ha tenido que ser el Creador de todo lo que existe.

No sé si alguna vez han pensado en esto, o si se han planteado que somos nosotros, los seres humanos, y que hacemos subidos en esa bola viajando alrededor de esa bola de fuego.

Para mí, que no soy científico, todo esto es una prueba evidente de la existencia de Dios.

Pero en mi reflexión, aun voy un poco más atrás: ¿Qué había antes del Universo?, antes del famoso Big Bang.

Nada. Antes del Universo había Nada. Pensando en el “antes de”, se me ocurre pensar en ¿cuánto antes? y ¿Cuándo sería el principio de ese Nada? Y resulta que no hay principio, que ese Nada existe desde siempre. Algo inconcebible para la pobre limitación de la mente humana, porque podemos entender intelectualmente que algo exista desde siempre, que no tenga principio ni fin, es decir, que sea eterno, Pero a pesar de ese entendimiento intelectual, casi nos surge la pregunta: “Ya, pero ¿Cuándo comienza ese infinito?”.

Después de entender, aunque solo sea de manera intelectual, el “antes”, aun queda otro concepto de reflexión. Ese concepto es “Nada”. ¿Qué es “Nada”’, y sobre todo ¿cómo a partir de esa Nada se crean los Universos?, con todo lo que albergan?”.

            La “Nada” es la Energía origen de todo lo creado. Se podría seguir llamando Energía, pero alguien, no sabemos ni quien, ni cuando, la denominó Dios.

            Por lo tanto, podemos decir, sin temor a equivocarnos que todo es Dios, y no es que Él creara el mundo, es que el mundo es Él mismo. El mundo es Dios. El Universo es Dios y todo lo que en él existe es Dios.

            Dios Es. Dios es la vida que cada uno de los hombres somos, es la tierra que pisamos, es el aire que respiramos, es el color de la piel y la suavidad del tacto.

Dios es el viento sobre el agua, es el cambio de hojas, es la simplicidad y la belleza de la flor.

TODO LO QUE EXISTE ES DIOS.

            Aún nos queda por aclarar otro concepto y ese concepto es la calidad de la Energía que existía antes de cualquier manifestación de la Creación. Preguntar por la calidad de la Energía, es lo mismo que preguntar por la calidad de Dios, y la calidad de Dios no es otra que Amor.

            El Amor es la energía más poderosa que existe. El Amor es la energía que hemos venido a manifestar los seres humanos.  

Si todo esto nos parece creíble, es suficiente para desmontarnos todo el conocimiento que hasta el momento teníamos sobre Dios: Que es un Ser Superior, que quiere que nos portemos bien. Que si lo hacemos nos habremos ganado el cielo, y si no iremos de cabeza al infierno. Por supuesto, con los matices de las diferentes religiones.

El conocimiento que imparten las diferentes religiones no es que sea un conocimiento simplista, es un desconocimiento total o, mejor aún, una manipulación inculcada por grupos que han hecho de Dios su “modus vivendi”, pero que es muy posible que, a estas alturas, después de años y años manejando estas enseñanzas, ellos mismos las crean como verdaderas. Por lo que no se puede hablar de mala fe por su parte. La inmensa mayoría cree lo que predica.

Este concepto de Dios es el primero que tenemos que tener claro en el inicio de nuestro viaje, en el inicio del “viaje del alma”.

Nos han enseñado que Dios es un personaje sombrío, atemorizante, enfadado y sentencioso. Pero Dios no es ninguna de esas cosas. El dios que sermonea, que juzga, que persigue, nunca ha existido salvo en las mentes de los hombres. Fue el hombre el que creó a ese dios que juzga a unos y exalta a otros.

Dios es Amor. Saint Germain, en el “El libro de oro” dice: “Dios jamás critica ni condena, sino que en cada tropiezo dice dulce y amorosamente: Levántate hijo y comienza de nuevo, continúa ensayando hasta que logres la verdadera victoria y la libertad de tu dominio divino”.

Dios Ama a todos sin importar lo que hagan.



lunes, 23 de abril de 2018

"Estar en la Gloria"


         




             ¿Por qué sufres? -preguntó el Maestro.

             Por la muerte de mi esposa -le respondió el discípulo.

            Y ¿crees que tu dolor es una buena herramienta para devolverle la vida? -siguió el Maestro.

  Ya sé que nada va a devolverle la vida -replicó el discípulo, un poco molesto.

            Entonces, ¿por qué sufres? -insistió el Maestro.

            Extraño su presencia, y no quiero olvidarme de ella -respondió el discípulo.

          Te propongo un plan: En lugar de pensar en su muerte y en que ya no está a tu lado, piensa en los infinitos momentos de felicidad que pasasteis juntos. Así no la olvidarás, la recordarás con alegría, incrementarás tu amor por ella y disminuirá tu apego, con lo que dejarás de extrañarla. Y por si eso fuera poco, piensa que donde está ahora es mucho mejor todavía que eso que los hombres definís como “Estar en la Gloria” -sentenció el Maestro.



martes, 20 de marzo de 2018

Clases de YOGA



Yoga-Kundalini

Lunes, miércoles, viernes y sábados.

Horarios:
-      de 6:45 am a 8:15 am
-      de 9:00 am a 10:30 am

Opciones:

                           4 clases semanales: 640 soles al mes.
                           3 clases semanales: 540 soles al mes.
                           2 clases semanales: 400 soles al mes.
            1 clase semanal: 250 soles al mes.
                          Clases sueltas: 65 soles.


Descuentos especiales:

Los miembros de una misma familia (Parejas, padres, hijos y hermanos) tienen el 25% de descuento cada mes.

Si presentas un amigo tienes el 50% de descuento el siguiente mes de su inscripción.


Si se inscriben dos o más amigos/as a la vez tienen el 25% de descuento durante tres meses.

Las amigas del grupo de Facebook "Con tacones por Perú" tienen un 15% de descuento mensual. 

Los alumnos de yoga tienen un descuento del 50% en las terapias y regresiones.


jueves, 22 de febrero de 2018

Homenaje a mi hijo


        Mi hijo acaba de caer rendido en su cama. Hoy ha sido su fiesta de cumpleaños. Ya tiene seis años.


Hasta hace seis años, mi vida era tranquila, ordenada, previsible, con un control absoluto sobre mis tiempos. Casi podría decir que hasta era un poco aburrida. Hoy, sin embargo, mi vida no tiene nada de tranquila, es totalmente imprevisible, desordenada en grado sumo, y tratando de aprovechar los tiempos cuando él está en el colegio, desarrollando sus múltiples actividades, (hoy los padres les dejamos poco espacio a nuestros hijos para que jueguen), o descansando como ahora mismo.

Pero hoy ha sido un día especial. Acabábamos de cantar el cumpleaños feliz, había soplado sus velas, y los animadores de la fiesta nos ofrecieron a su madre y a mí el micrófono para decir algo, y él, en medio de nosotros, pidió el micro. Se lo dimos con un poco de miedo, tengo que reconocerlo, por si soltaba alguna de las suyas. (Los niños son auténticos y dicen lo que piensan sin ningún problema, y él suele hacerlo con frecuencia). Lo cogió y lo sostuvo en su mano con una soltura que a veces no tiene para sostener sus golosinas, y comenzó a hablar, dejando a todos los que le escuchábamos con la boca abierta y el corazón henchido de emoción.

Fue un discurso serio, ordenado y coherente. Comenzó dando las gracias a todos por haber asistido a “su fiesta”, siguió explicándonos lo feliz que se sentía por estar con todos sus amigos en un día tan especial, y finalizó anunciando que después de la torta había preparado una sorpresa para sus amigos.

Después de él hablé yo. No se ni lo que dije, no era importante, ya que después de su discurso habría hecho falta ser un magnífico orador para desviar la atención que él había atraído hacia sí de manera magnética.

Hoy supe que su discurso solo era el primero de muchos, cientos o miles con los que va a deleitar a sus audiencias. Hoy supe que soy el padre de un Maestro.

Gracias por haberme elegido hijo mío. Te quiero. Estoy loco por ti.



lunes, 29 de enero de 2018

Monólogo dedicado a Dios

Dios no habla, pero todo habla de Dios.

Julián Green

Señor, no sé si he avanzado algo, y cuánto me falta todavía para llegar, no sé …, Tú, mejor que yo lo sabes. Pero para llegar a ese no sé dónde, yo creo que aún me falta un buen trecho.


Casi sé de dónde vengo. Es seguro que vengo del miedo, de la tristeza, de la impaciencia, de la intolerancia, de la vanidad y del orgullo. Es posible que haya dejado atrás alguna otra estación, no soy muy consciente, pero sí sé de dos estaciones que aún tengo muy lejos para alcanzar: El Amor y a Ti.

Sé que eres la última estación, y la ansío, porque cuando llegue a Ti, se habrá acabado el sufrimiento, en cualquiera de sus formas. También sé que el vehículo para llegar a Ti sólo es el Amor. ¡Y me falta tanto!

Vivo con toda la atención posible, para en los casos en que no llegue con el amor, llegar al menos con el respeto, pero supongo que sabes, que a veces, pierdo la atención, y entonces, ni respeto ni amor. Es cierto, que cada vez soy más consciente, pero me pregunto: ¿Por qué no siento lo mismo por todas las personas?

Amo a mi madre, amo a mi esposa, amo a mis hijos, amo a mis nietos, amo a mis amigos. Por todos daría la vida, pero creo que, mientras por unos la daría por obligación, por otros la daría por puro placer.

¿Sabes cómo lo sé? Bueno ya sé que lo sabes, pero me apetece contártelo. Con frecuencia, pienso en el amor tan inmenso que siento por mi esposa o por mis hijos, y siento cómo mi pecho se expande, es como si se desbordara un mar de energía por todo mi cuerpo, a la vez que mis ojos se llenan de lágrimas. Es amor, es puro amor.

Entonces pienso que eso es lo mismo que debería de sentir por todos los seres, y me entristece pensar que no lo siento.

Por eso, sé que me falta mucho Señor. Y aun siento que me falta mucho más cuando pienso en Ti. Porque tendría que amarte sobre todas las cosas y siento y pienso que no es así. ¡Me falta mucho todavía Señor!

Cada vez siento con más intensidad que tengo que utilizar mi experiencia de vida para enseñar a otros el camino para llegar a Ti. Pero si yo no he llegado, ¿cómo puedo enseñar a otros?, ¿no seré un farsante?, ¿no confundiré mis sensaciones con mis pensamientos o con mis deseos?, ¿estaré en el camino correcto?

Yo sé que me hablas, pero no te oigo Señor. Me gustaría tanto sentir Tu Palabra, o sentir a los Maestros. Aunque solo fuera una vez.

Me cansa la vida, me aburren las personas. No tienen voluntad. No saben que tienen que llegar a Ti, pero si lo supieran querrían hacerlo con una gragea antes de cada comida. Son incapaces de buscarte, y yo no sé cómo explicárselo, sé que no se lo creen.

Quieren saber cómo atraer dinero y poder, quieren tener la certeza de que son eternos, pero en la forma que tienen. Quieren saber si en otra reencarnación su mamá va a volver a ser su mamá, y si su hija va a volver a ser su hija.

No tienen tiempo de entrar en sí mismos, pero sí lo tienen para salir afuera. Miran al diferente con miedo o por encima del hombro. Envidian el éxito y como no lo consiguen lo critican sin piedad.

Estoy cansado Señor. No voy a llegar, no sé muy bien adónde, pero no voy a llegar. Me siento como el corredor de la maratón al que le fallan completamente las fuerzas a veinte metros de la llegada.

Necesito ayuda Señor. Te necesito.

No te canso más. Gracias por estar ahí.  




sábado, 27 de enero de 2018

Pasado

El pasado ya no es y el futuro no es todavía.

San Agustín

Es un deporte mundial vivir anclados en el pasado. Lamentándose por lo que se hizo, por cómo se hizo, o por no haber hecho. Tenga presente que todo lo que se hace se hace de la mejor manera que la persona puede. Nadie hace nada mal a conciencia, sobre todo, si es algo de lo que luego puede arrepentirse.


No se juzguen, no se critiquen. Todo lo que hacen, por lo menos, para ustedes mismos, lo hacen con la mejor intención, con la intención de conseguir alcanzar alguna meta. Si no lo consiguen varíen algún aspecto del camino para conseguir resultados diferentes, pero no lo conseguirán, seguro, menospreciándose a sí mismos. Recuerden: energías iguales se atraen. Si piensan que son unos burros, al final rebuznarán.


            Hay un refrán que dice: “A lo hecho pecho”, que significa que, si lo hecho es irremediable, y malo, hay que tener fortaleza y valor para aceptarlo.

            Que sirva de lección para rectificar en el futuro, para que no vuelva a suceder. Pero lamentarse y flagelarse eternamente no cambia el hecho. ¡Para que sufrir!

            De la misma manera, aunque estemos tratando de cuestiones hacia uno mismo, podemos desviarnos unas décimas, para entender que los otros, también han hecho las cosas lo mejor que sabían, por lo tanto, eviten cualquier tipo de crítica.

            Cada vez que se rememora un hecho del pasado, la mente siempre lo interpreta como presente, ya que para ella no existe pasado, siempre existe en presente lo que la ocupa en cada momento. Por lo tanto, cada vez que rememora un suceso es como si lo estuviera viviendo en ese momento, generando la misma energía que se generó entonces, el mismo dolor, el mismo sufrimiento. ¿Merece la pena sufrir permanentemente por un mismo suceso?

            Lo mejor es aceptarlo.

Si fue por algo que hicieron y se arrepienten por los resultados, ya no pueden hacer nada más que extraer la enseñanza, y procurar que no se vuelva a repetir para evitar el sufrimiento.

Si fue por la pérdida de un ser querido, tampoco le van a traer de vuelta con su dolor permanente. Así que acepten el hecho, y si les apetece recordar algo, recuerden los buenos momentos vividos con esa persona.

Si fue por algo que les hicieron, pongan los medios para que no vuelva a suceder, como puede ser, no frecuentar a esa persona.

Sea cual sea la razón de su viaje al pasado, no consigue más que avivar la llama del dolor. En sus manos está vivir el dolor o alejarlo de usted.




jueves, 25 de enero de 2018

Aceptar el cuerpo

Señor,
concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, 
valor para cambiar aquellas que puedo,
y sabiduría para reconocer la diferencia.

San Francisco de Asís


Teniendo en cuenta que el cuerpo ha sido elegido por cada alma como la mejor opción para el trabajo a realizar, rechazar el propio cuerpo, o alguna de sus partes, significa renunciar a aquello que el alma ha preparado con esmero.

Por lo tanto, si cree que ha venido para realizar una misión, y que para ello el instrumento que se ha dado es el cuerpo, tiene que aceptar, valorar, respetar, cuidar y amar su cuerpo.




Si no cree que ha de realizar un trabajo determinado, es igual, tiene que pasar la vida con su cuerpo, con cualquiera que sea su creencia. Por lo tanto, acéptelo también, ya que sufrirá inútilmente si no lo hace.

Así que, tanto si cree que ha elegido su cuerpo, como si cree que usted es el resultado del azar, tiene el cuerpo que tiene. Acéptelo, no lo puede cambiar, salvo los pequeños, o grandes matices de la cirugía.

Aliméntelo de manera sana, ejercítelo, que no se atrofie antes de tiempo, dele el descanso que le corresponde. Potencie sus fortalezas y trabaje para mejorar sus debilidades.

Escuchen su cuerpo. El cuerpo es sabio y sabe realmente que necesitan, cuando lo necesitan y como lo necesitan. No maltraten a su cuerpo. Si maltratan a su cuerpo, no se sorprenda si otros les maltratan, porque es la energía que desprenden.

Recuerde que energías iguales se atraen, por lo tanto, si usted no está satisfecho de su cuerpo, esa energía le rodeará como un anuncio de neón, y todos aquellos que se crucen en su camino, serán atraídos por su “luz de neón”, y opinarán, (deporte mundial el de opinar de cuestiones ajenas), que no les gusta el cuerpo que usted tiene, con lo cual añaden sufrimiento al suyo propio.

Tenga en cuenta, además, que usted es un ser único. No existe otro igual en todo el Universo. Y las piezas únicas siempre han sido muy bien valoradas.

No se lamente de su cuerpo, no le critique. Con los lamentos y con la crítica no va a conseguir cambiarlo.





sábado, 18 de noviembre de 2017

Sanar el alma

           

             Cuando aparece la enfermedad, los seres humanos suelen preguntar, llevando la mirada al cielo: “¿Por qué a mí Señor?”, pero casi ninguno lleva la mirada a su interior y se pregunta: ¿Por qué y para qué esta enfermedad?

            Casi nadie duda, a estas alturas de nuestra evolución, de la conexión entre los problemas emocionales y las enfermedades físicas, es normal que, si le comentas a alguien que te duele la rodilla, te diga que busques la razón por la que no quieres avanzar, o que a las contracturas en los hombros se las asocien con un exceso de carga emocional. Pero todavía nadie, o muy pocas personas, asocian la enfermedad física y el problema emocional con el alma, o con la programación de esa alma para la vida, o con la misión de vida, o con el aprendizaje espiritual pendiente.


            Y es, justamente el alma la que programa la vida, incluidas las enfermedades del cuerpo que ocupa, que para el alma solo es un instrumento.




La resurrección del alma. La muerte del ego


            Es muy difícil la vida del ser humano cuando deja de vivir en la periferia de la conciencia y comienza a darse cuenta de que la vida no es lo que está viviendo, ni él, ni sus contemporáneos. Ese espacio y ese tiempo, en el que los hombres creen que están para satisfacer los caprichos del ego, para sufrir por sus preocupaciones, para luchar por sus falsas creencias, para llorar por la desaparición de sus seres queridos, para batallar con las enfermedades, para alargar, lo más posible, la vida.



            Y así, hasta que un día, toma conciencia de que la vida, es más, porque vislumbra, de alguna manera, que las opciones para satisfacer los sentidos, que antes llenaban su vida, no le garantizan la felicidad esperada; que sus luchas para cumplir lo que cree que son sus prioridades no le satisfacen, aunque tengan un éxito efímero; que con sus enfrentamientos en materias terrenales, como pueden ser las cuestiones políticas, religiosas, deportivas, no consigue más que añadir dolor, ansiedad, incomodidad o miedo.

            ¡Tiene que haber algo más! Y es en ese momento de duda y de reflexión cuando, realmente, se ve abocado a un sufrimiento mayor, originado por la impotencia ante la imposibilidad, aparente, para cambiar la vida que conoce, la vida que vive, la vida que le exigen y que esperan los demás.

            Es entonces cuando sabe que tiene que vivir la vida del alma, pero no sabe cómo.

          En algún momento, después de ser consciente el ser humano, de que la vida es algo más, tiene que atravesar una línea de separación, tiene que existir un punto de inflexión, en el que el hombre se desprenda del ego, y viva, sin ambages desde el alma.

            La historia narra estos puntos de inflexión que existieron en la vida de grandes Maestros y grandes hombres y mujeres: Jesús se dirigió al desierto, estando cuarenta días y cuarenta noches, antes de iniciar su vida espiritual. Mikao Usui (monje zen japonés) afirmó haber redescubierto la técnica de sanación de imposición de manos, (Reiki), tras alcanzar satori, (estado máximo de iluminación y plenitud), durante un retiro espiritual en el monte Kurama de Kioto. Sakhiamuni Gautama se sentó debajo de una higuera durante semanas, hasta alcanzar la iluminación. Santa Rosa de Lima se recogía con fruición a orar y a hacer penitencia, en un espacio de poco más de dos metros cuadrados, (que todavía hoy es posible apreciar), practicando un severísimo ascetismo, con corona de espinas bajo el velo, cabellos clavados a la pared para no quedarse dormida, hiel como bebida, ayunos rigurosos y disciplinas constantes.

            Pero nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, no necesitamos tanto sacrifico. O ¿sí? Posiblemente lo necesite alguno, pero serán contados. ¡Bastante tenemos con nuestro dolor! Lo que sí que tiene que existir s ese punto de inflexión, o esa línea de separación, en la que el ego se retire de sus lindes, sin ruido, sin lucha, para dejar el camino expedito a los dictados del alma. Ese punto, ese momento de la vida, en el que el hombre entregue sus miedos, sus dudas, su dolor y su sufrimiento a Dios.

             Ese momento puede ser una enfermedad, la partida de un ser querido, o cualquier otro acontecimiento que le permita al ser humano descubrir, en algún resquicio de su dolor, que él no es lo que creía ser, sino algo mucho más grande. Descubrir e integrar ese conocimiento, hace que se acaben las preocupaciones, los malentendidos, los sufrimientos.


Esa es la muerte del ego. Ese es el final del sufrimiento. Esa es la resurrección del alma.