El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 15 de diciembre de 2012

La Era de Acuario (I)


          La primera vez que escuché hablar, hace ya algunos años, sobre la Era de Acuario, no entendí nada. Aunque la falta de entendimiento, no era otra cosa que ignorancia. En mi ignorancia, llegué a creer que el eje de la Tierra se desplazaba, de tal manera, que lo que hoy es el Polo Norte, llegaría en su movimiento a colocarse en lo que es el ecuador, y siguiendo su recorrido se convertiría en el Polo Sur. Lógicamente pensaba que eso sería una hecatombe, que sería, sin lugar a dudas, la destrucción de la civilización actual. Y aun, cabalgando en mi ignorancia, trataba de encontrar una razón con un poco de lógica: ¿Sería producto del maltrato con el que la humanidad trata a la Tierra?, o ya, fuera de toda lógica, ¿Sería un castigo divino?
            ¡Que inocente es la ignorancia!, aunque por fin tuve un poco de lucidez, y decidí buscar información. En libros de astronomía, encontré toda la información que necesitaba y más. Resulta que la Tierra no tiene únicamente dos movimientos, sino que son tres: La conocida rotación sobre sí misma, de 24 horas de duración, que da lugar al día y a la noche. La órbita alrededor del Sol, con una duración de 365 días. Y un tercer movimiento que es el cambio de orientación del eje de la Tierra, algo parecido al giro de una peonza, con una duración de 27.000 años.
            Esto ya tenía lógica, pero a lo que no le encontraba lógica, y sigo sin encontrarla, es tratar de asegurar que el cambio de Era se producía en una fecha determinada. Científicos, místicos, intelectuales, eruditos, y el calendario maya, daban fechas dispares sobre el cambio de Era; fechas que van desde 1915 hasta 2340.
            Lo que sí es claro, es que si el paso de la noche al día no ocurre en un instante, sino que va clareando paulatinamente; y lo mismo ocurre en el cambio de estaciones, ¿Cómo un cambio de eje, en el que de una Era a otra han de transcurrir más de 2000 años, va a darse en un día determinado?, es imposible, la transición entre una Era y otra ha de ocurrir en años, muchos años; por lo que establecer una fecha concreta como el 21 de Diciembre del año 2012, más bien parece una majadería. Aunque se puede aceptar como fecha simbólica, de la misma manera que aceptamos el 24 de Diciembre de cada año como el día del nacimiento de Jesús.
            Está bien que se reúnan grupos para meditar y realizar ofrendas a la Tierra, la energía que se mueve en una meditación grupal, se incrementa de manera exponencial. Pero reunirse porque ese día cambia la Era, para evitar ¿desastres?, parece un poco de locos.
            He tratado de resumir a continuación la información que fui consiguiendo para tratar de disminuir un poco mi ignorancia.
En astronomía, existe un cambio lento y gradual de la orientación del eje de rotación de la Tierra. A este fenómeno se denomina precesión de los equinoccios. Este eje, conocido como Eje Polar o Eje del Mundo, se desplaza en el espacio, describiendo un cono y recorriendo una circunferencia completa cada 26.000 años aproximadamente. Este periodo es conocido como año platónico o año sideral.
El movimiento de precesión ocurre por dos factores:
a) La figura de la Tierra: La forma de la Tierra no es totalmente esférica, sino más bien un esferoide de revolución, conocido con el nombre de geoide. De esta manera, las masas hacia el Ecuador del planeta son mayores que hacia los Polos.
b) Las fuerzas combinadas de atracción gravitatoria del Sol y la Luna, atentan contra la estabilidad del eje polar terrestre.
            Si no existiera el achatamiento y la Tierra fuese esférica, la atracción del Sol no produciría un momento de fuerza sobre la Tierra y no habría modificación en la dirección del eje terrestre.
            En su movimiento, el eje de la Tierra se va orientando hacia determinadas constelaciones, es decir, que va recorriendo el eje por lo que conocemos como los signos del Zodiaco. Considerando que son 26.000 años el tiempo que tarda el eje en recorrer una circunferencia completa, si lo dividimos por las 12 constelaciones zodiacales, tenemos que en cada constelación, el eje permanece aproximadamente 2.100 años. A ese tiempo se le denomina Era.
            Con anterioridad a nuestra famosa Era de Acuario podemos mencionar:
-          Era de Libra, entre los años 14.000 y 12.000 antes de Cristo.
-          Era de Virgo, entre los años 12.000 y 10.000 antes de Cristo.
-          Era de Leo, entre los años 10.000 y 8.000 antes de Cristo.
-          Era de Cáncer, entre los años 8.000 y 6.000 antes de Cristo.
-          Era de Géminis, entre los años 6.000 y 4.000 antes de Cristo.
-          Era de Tauro, entre los años 4.000 y 2.000 antes de Cristo.
-          Era de Aries, entre los años 2.000 y el nacimiento de Cristo.
-          Era de Piscis, entre el nacimiento de Cristo y los años 2.000.
-          Era de Acuario, entre los años 2.000 y 4.000 después de Cristo.
Cada era se ha desarrollado con las características típicas de cada signo.
Si bien no existe registro histórico, es de suponer que en la Era de Libra puede haber existido una humanidad con conciencia de la belleza, justicia, armonía y ecuanimidad. Un total refinamiento. Aunque la historia no lo recuerda, esto si ha quedado registrado a nivel etérico en los denominados Registros Akhásicos y en el cuerpo de la humanidad como la memoria de la Raza. Libra es el Signo del Centro, refleja la justicia, la verdad y el amor.
En la Era de Virgo, existieron la Atlántida y Lemuria. Fue un período de perfeccionamiento tecnológico. Virgo es un signo de tierra, pragmático, eficiente, perfeccionista. Pero la polarización en esta cualidad implicó la separación del aspecto  espiritual. Desde un punto de vista energético, Virgo está preso dentro de las formas. Para salir de allí debe transformarse en otra cosa. Y de hecho para convertirse en otra cosa, esa forma debe morir. Esta fue la experiencia de la humanidad que en este período llegó a la autodestrucción, por lo que parece que se tuvo que comenzar nuevamente desde el principio, desde una nueva prehistoria.
La Era de Leo, fue la época del hombre primitivo. Leo es el estadio energético del niño que con dos o tres años se está descubriendo. Está explorando sus posibilidades, su identidad. Conociendo el nuevo mundo más allá de su madre y lo inmediato. Comienza a desarrollar su fuerza y su voluntad. La humanidad de esta época fue egocéntrica e infantil. Período nómada en el que sobrevivir era el único objetivo. Desconectado del sentido de Humanidad, propio de su polaridad acuariana, lentamente fue despertando hacia Cáncer.
En la Era de Cáncer, se dieron los primeros asentamientos sedentarios. Cáncer proporcionó el sentido de familia, clan, protección. Aparecen los primeros pueblos y núcleos con identificación grupal. Faltó en cambio la conciencia social y sentido de propósito ulterior, ambición y responsabilidad humanitaria, propio de capricornio, su polaridad.
En la Era de Géminis, se dio el máximo desarrollo de grandes conocimientos arquitectónicos, astrológicos y culturales en general que surgen en Mesopotamia, Egipto y Oriente. Géminis es la comunicación y también el conocimiento de “la otra parte”, de las sombras.
La Era de Tauro, o el Amor por la madre Tierra. Tauro conoce las formas dentro de la materia. Su lugar es la Tierra, la ama, la disfruta, la posee. Conoce sus misterios y sus recursos y le rinde honor. Pero falta la profundidad, compromiso, pasión y búsqueda de la verdad.
Aries, es un signo regido por el fuego. Esta casa zodiacal abre la puerta de la comunicación de las fuerzas cósmicas que, una vez liberadas, fluyen con todo su poder vivificante hacia el hombre. Es a través de Aries que el mandato divino entra en el hombre. Sin embargo, el ser humano que prosperó en aquella época aún no estaba consciente de esta gran potencialidad. Por ello, los hijos e hijas de la Era de Aries fueron grandes hombres y mujeres de acción, más dotados para la lanza y la hazaña que para la meditación y la plegaria.
La energía simbolizada en Aries resulta esencial en toda empresa que se inicia, porque aporta a ella su inquebrantable entusiasmo, su confianza en el resultado final, su formidable voluntad de triunfo. Aries fue la Era de la Acción Heroica, donde se construyeron algunos de los más grandes imperios guerreros de la historia, como los de Alejandro Magno, de Rómulo y Remo y de Darío en Persia.
Capitulo 1 (1ª parte) del libro "Vivir desde el corazón es más facil".

domingo, 9 de diciembre de 2012

Vivir desde el corazón es más facil (Prólogo)


Este es el prólogo de un nuevo libro, (Vivir desde el corazón es más fácil), que editará la Fundación Elial, pero que comienza su andadura en el blog.
            Según estén preparados los capítulos, o partes de estos, iremos colgándolos.
            En una de las páginas laterales, (Libro: Vivir desde el corazón es más fácil), se irá añadiendo cada capítulo, con lo que el libro aparecerá en su totalidad.
          Trabajar en un centro de sanación, donde todas las terapias se realizan de manera gratuita, hace que acudan al centro un gran número de personas, lo cual abre un abanico de posibilidades increíble, para conocer realmente el estado emocional de las personas, para conocer como condiciona la sociedad en la salud de sus miembros, y sobre todo, para conocer la escasa voluntad de los seres humanos para trabajar en su propia recuperación.
            Estamos acostumbrados a intentar curarlo todo con pastillas, pero aun no se han inventado las píldoras que sanen el miedo, o la rabia, o la falta de amor, que son los verdaderos orígenes de muchas de las enfermedades que se intentan sanar con pastillas. Pero la auténtica causa del problema, no se va a sanar con ningún método que no suponga la introspección en nuestro propio interior, para encontrar, de manera honesta, la verdadera razón del mal que nos aqueja, y trabajar después, con voluntad, en nuestra propia sanación.

            Cada persona que acude por la consulta viene con los  mismos síntomas que traía consigo la persona de la visita anterior, y son los mismos que traerá la siguiente persona: Infelicidad, ansiedad, miedo, estrés, tristeza, sensación de soledad.  En casos más extremos, todas esas emociones desbocadas ya han hecho mella en el cuerpo físico, siempre atacando en las partes más débiles de este.
            Cuando el mal ya se ha apoderado del cuerpo, cuando existe un dolor o una molestia física, la persona es más consciente y más constante, y es capaz de seguir con más interés las indicaciones del terapeuta, siempre, tanto más, cuanto mayor es el mal en el cuerpo. Pero, si de momento, el problema solamente es emocional, tienen más tendencia a no seguir con la terapia, y mucho menos a seguir las indicaciones para que el problema remita.
            No les parece importante la infelicidad o la ansiedad, y con un poco de suerte, a lo mejor, pasa algo a mitad de semana, que hace que el ánimo se eleve un poquito, y ya está bien, para que perder el tiempo en meditar, en observarse o en ser honesto con uno mismo, para ver qué es lo que realmente existe en el interior. Pueden estar  meses y hasta años, lamentándose del sufrimiento, arrojando sobre los demás su dolor, siendo incapaces de bucear, un cuarto de hora cada día en su interior, para descubrir la causa de su verdadero sufrimiento y poder así ponerle remedio.
            Siempre he pensado, que sería fabuloso si se pudiera abrir el cerebro de las personas, y se pudiera introducir en su interior una especie de memoria que indicara a la persona que pensamientos son los que la hacen sufrir y ser infeliz, y cuales la pueden ayudar a alcanzar eso que busca desesperadamente, la felicidad. Pero, de momento, eso no es posible.
            Se que leer no sirve de mucho, porque son muchas las personas que leen con avidez un libro tras otro, sin que jamás pongan en práctica nada de lo leído, pero siento la necesidad de intentarlo. Por un libro más, tampoco pasa nada.
            En las redes sociales corren pensamientos deliciosos, y leía uno que decía: “Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, es fácil. Lo difícil es criar al hijo, regar el árbol y que alguien lea el libro”. En el caso del libro, no es tan fácil escribirlo, aunque si se consigue, una vez editado, si una sola persona puede sacar algún provecho, en mi caso, me doy por satisfecho. Y si nadie obtuviera de él ni un solo beneficio, bueno, también está bien, ya que en el proceso de escribirlo, entro en contacto con la parte más íntima que hay en mí, y yo, al menos, si estoy sacando un beneficio. El beneficio de recordar que no soy el cuerpo que está delante de la computadora, que soy algo mucho más grande y con mucho más poder de lo que el conjunto de la sociedad está haciéndome creer desde que tengo uso de razón.
            Ya he pasado por las fases, en las que he tenido que escuchar que soy raro, que soy un loco o que me han sorbido el seso. Ya hace bastante tiempo que no me importa, en absoluto, lo que los demás puedan pensar de mí. Hace mucho tiempo también, que no existen para mí los compromisos sociales. Hace mucho tiempo, que mi único trabajo es la búsqueda de la felicidad, de mi felicidad.
No hace mucho escribía en el blog, donde irán apareciendo los capítulos de este libro: “Soy feliz en mi trabajo, pero no por mi trabajo. Soy feliz con mi esposa, pero no por mi esposa. Soy feliz con mi vida, pero no por mi vida”. Sencillamente soy feliz. Felicidad que ya he encontrado dentro de mí, no sé en qué medida, porque supongo que en la felicidad como casi todo en la vida, debe de haber grados. Supongo que una vez conseguida la felicidad plena, ya no será necesario seguir dentro de un cuerpo, porque la felicidad plena supone vivir el Amor, supone sentir la conexión con todo lo creado, supone haber integrado en el cuerpo físico la grandeza de nuestra divinidad.
Voy a dejar dentro de este libro los pensamientos, las sensaciones, los sentimientos y las reflexiones que van llegando a mí en cada meditación, y las enseñanzas que en cada circunstancia de la vida voy asumiendo. En suma, mi desaprendizaje de aquello que me enseñó la sociedad y el aprendizaje asumido durante la vida. Todo aderezado con algún ejercicio y meditaciones, que pueden servir para el desanclaje de la sociedad y la unión con la propia alma. 

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Intercambio de energía.


            Hace días asistí a un taller, en el que el precio ya estaba estipulado, sin embargo, justo después de la presentación, la persona que impartía el taller dijo que esperaba de nosotros que fuéramos generosos, y que aunque el precio ya estaba pactado, el valor del taller era muy superior, por lo que esperaba nuestra generosidad. Además habíamos de tener en cuenta que era imprescindible un intercambio de energía, ya que sin ese intercambio, la energía no funcionaba. Él impartía el taller y nosotros para poder aprovechar la enseñanza, correspondíamos generosamente.
Son muchas, las personas que creen que es necesario un intercambio de energía en cualquier situación de la vida. El pensamiento es: ¡Yo te doy, tú me das!, y muchos opinan, supongo que sinceramente, que si no existe ese intercambio de vuelta, la energía que se entrega en origen, no funciona, es como si ella misma se anulara. Y curiosamente, “casi” todo el mundo interpreta que ese intercambio ha de ser dinerario.
            La Ley Divina dice: “Es dando que se recibe” o “Para recibir hay que dar”. Creo que es conveniente meditar en la frase. “Para recibir hay que dar”,…….. pero no dice, que “si das, tienes que recibir”. Si fuera así, ¿Dónde quedaría el servicio?, ¿Dónde quedaría la ayuda?, ¿Dónde la misericordia?, ¿Dónde la compasión?
            Es justo que se pague por un trabajo o por una enseñanza, porque se dedica tiempo, porque se entrega conocimiento, porque, incluso al que enseña o trabaja le ha costado su esfuerzo y su dinero su propia formación. Pero insinuar abierta o veladamente, que si no se paga no funciona, porque no hay intercambio de energía es, perdón por la expresión, una falacia.
            Hay muchas personas, que dedican su tiempo, su conocimiento o su dinero para ayudar a los demás, y funciona. Existen clínicas gratuitas, en la que los pacientes se curan; existen centros de acogida gratuitos, donde las personas recogidas duermen, comen y se asean sin problemas; se realizan infinidad de cursos de forma gratuita, y el saber llega a los alumnos, y lo aprovechan; hay cientos de voluntarios ayudando por el mundo gastando su propio dinero, y su labor es increíble y agradecida por todos; ahora, próxima la Navidad, se realizan campañas de recogida de alimentos y juguetes, y los que reciben los alimentos sacian su hambre, y los niños que reciben los juguetes, juegan. Es decir, la energía funciona sin que se de nada a cambio.
            Jesús enseñaba y sanaba gratis, y ya conocemos sus resultados.   

domingo, 2 de diciembre de 2012

Todo es elección.


            A cada paso que vamos dando en la vida, nos encontramos delante de nosotros con una encrucijada de caminos, de los que forzosamente hemos de elegir uno para seguir caminando; y justo después de elegir el nuevo rumbo y de dar algunos pasos, nos volvemos a encontrar con una nueva encrucijada, con una nueva elección, con un nuevo primer paso en el nuevo camino, que nos lleva a otra nueva encrucijada, y así una y otra vez, porque eso es la vida.
            Hay veces, que parece que vamos eligiendo rutas que vuelven sobre sí mismas, porque la sensación de las situaciones con que nos encontramos, es de repetición, es de haberlas vivido en un tiempo anterior, en un espacio distinto, con personas distintas, pero idéntica situación, idénticas sensaciones, idénticas emociones, siempre las mismas. Y estas rutas que vuelven sobre sí mismas, se repiten, y se repiten, y se vuelven a repetir.
Esto no es grave, sólo es producto de nuestra inconsistencia e inmadurez de carácter, ya que la primera vez que vivimos la experiencia, no obtuvimos el aprendizaje que la situación nos presentaba, y como el alma necesita todos los aprendizajes, se ha de repetir y repetir, de la misma manera que los estudiantes que no aprueban han de repetir los cursos.
            Otras veces, aunque está claro que no de manera consciente, parece que elegimos las peores rutas, las más difíciles de transitar, porque en cada encrucijada el camino se estrecha más y más.
Pero…. lo angosto del camino no es representativo de mala elección, sólo es otro aprendizaje, el alma necesitaba pasar por esos parajes, y la estrechez o la incomodidad, son calificativos que nuestra mente le adjudica al camino.
            A veces, nos vamos encontrando en caminos paralelos a los nuestros, a otras personas, que seguro que tienen más suerte que nosotros, o son mejores que nosotros, o que reciben algún tipo de ayuda, porque siempre se les ve transitar por caminos anchos, y casi siempre con la sonrisa en la cara.
Esta sensación es una de las más peligrosas: Por un lado no somos capaces de disfrutar nuestro propio recorrido, y por otro deseamos, posiblemente con envidia, lo que otros hacen o tienen. Cada persona está en el camino que ha elegido voluntariamente, porque sabe, aunque sea de manera inconsciente, que ese es el lugar que le corresponde en determinado momento. Vigilar lo que hacen otros en no mantener la atención en nuestra propia tarea, con lo que en una próxima encrucijada de caminos, volveremos sobre nuestros pasos para recuperar la enseñanza.  
            Todo en la vida es elección, y nuestra es la elección de los caminos repetidos, nuestra es la elección de los caminos angostos, así como la de los caminos anchos. Pero todos ellos es necesario que los recorramos, porque cada uno de ellos encierra determinada enseñanza, imprescindible para nuestra evolución. Es lo que hemos venido a hacer dentro del cuerpo, no podemos saltarnos ninguna lección. Hemos de vivirlas todas, hemos de experimentarlas y hemos de aceptarlas.
            Las decisiones que vamos tomando en cada momento, son las que determinan cual será nuestra vida en la continuación. Tenemos delante de nosotros un buen número de posibilidades, que harán que nuestra vida tome determinado rumbo, sin embargo, que el camino sea un paseo feliz o un tormentoso recorrido, es una apreciación de nuestra mente. El camino, sólo es camino. La vida es aprendizaje, y no hay nada que pueda condicionarnos para no ser felices. Bueno, nada no, si hay algo que nos condiciona, siempre estamos condicionados por nuestros pensamientos Por eso, ante cualquier situación y circunstancia de la vida, sólo hemos de detener ese pensamiento, y vivir la circunstancia desde el corazón, ya que por muy desagradable que parezca, sólo es una apreciación del pensamiento, ya que nada es ni bueno, ni malo, solo ES, como la misma vida.      

                       

La mente dual


            La mente es dual. Por un lado se encuentra la Verdad del Alma, y por otro, la creencia del ego. Pero ¿Dónde y cómo están esa Verdad y esa creencia?
            El ser humano está compuesto de una parte física, que se ve, ya que es el cuerpo que conocemos, y una parte energética, que no puede ser vista nada más que por los clarividentes, formada por una serie de capas, que es lo que denominamos el aura.
            La tercera de esas capas que no podemos ver, es el cuerpo mental. Es en el cuerpo mental donde se encuentran la totalidad de nuestros pensamientos. Esos pensamientos, que son como nubecitas de energía, van pasando al cerebro, que es donde se expresa cada pensamiento. Pero en el cuerpo mental no hay un pensamiento, ni dos, hay miles, de todo tipo, y podrían pasar al cerebro para expresarse cualquiera de ellos; sin embargo, casi siempre pasan los mismos pensamientos, ¿Cuáles?, pues aquellos que estamos habituados a tener, ya que hemos establecido el camino por el que circulan.
            Es aquí donde existe esa dualidad. Entre esos pensamientos están los que se engloban en la Verdad del Alma, y los que podemos denominar las creencias del ego.
            La Verdad del Alma está compuesta por aquellos pensamientos que expresan la Unidad con el Todo, la Unidad con Dios, están los pensamientos de Amor, de Paz, de Alegría, de Felicidad, justo todo eso que la humanidad busca desesperadamente. Pero para desgracia de esa humanidad, esos pensamientos son difíciles de expresar porque los pensamientos de la creencia del ego, al ser una creación del mismo ego, tienen muchísima más fuerza que los primeros, llegando al cerebro una y otra vez, consiguiendo que la persona viva obsesionada por todos esos pensamientos que desfilan por su cerebro sin ningún tipo de control. ¡El ser humano es tan débil!
            Ya sabemos que el ser humano es justo aquello que piensa, somos un producto de nuestros pensamientos. ¿Qué pasaría si en vez de mantener en nuestra mente los pensamientos habituales, de dolor, de división, de separación, de tristeza, de desgracia, de envidias, de críticas, de pobreza, de carencia, de deseos, etc., que son la creencia del ego, tuviéramos pensamientos de alegría, de paz y felicidad, que son las verdades del alma? Pues, sencillamente, que el ser humano aparcaría su dolor, para vivir una vida plena de amor y felicidad, pero no durante algún momento de su día, viviría esa vida plena de manera permanente.
            Conseguir cambiar esos pensamientos, es fácil y difícil a la vez. Es fácil, porque solamente se trata de cambiar el pensamiento, es difícil porque tenemos que establecer un nuevo camino entre el cuerpo mental y el cerebro, y para eso es imprescindible la voluntad. Es difícil, también, porque significa circular en sentido contrario al que circula toda la sociedad, mientras la sociedad circula en un sentido, aquel que quiera cambiar el pensamiento, va a circular en sentido contrario, con el peligro que eso conlleva. La persona que empieza a trabajarse ella misma y comienza a cambiar el pensamiento, equivale para el rebaño social, a un loco, a militar en una secta, a ser raro, a un sinfín de cosas más. Pero, ¡Qué importa!, que se queden criticando mientras viven su infelicidad, y vivamos nosotros la felicidad.
Establecer ese nuevo camino supone “ser consciente” de todo aquello que va llegando al cerebro para sustituir de manera consciente cada pensamiento del ego, por los pensamientos que nos acercan al alma: Yo Soy el Alma, Yo Soy uno con todos, Yo Soy felicidad, Yo Soy abundancia, Yo Soy salud, etc. Mantener la conciencia en esto, es un trabajo arduo, que puede ir decreciendo con el paso de los días.
Una buena manera de recordarlo, es ir colocando pegatinas por la casa, en la que aparezca un recordatorio, por ejemplo: “estoy tratando de conectar con mi Alma”. 

viernes, 23 de noviembre de 2012

¿La curación viene de Dios?


            Cualquier curación procede de Dios, pero también podemos decir perfectamente lo contrario, que ninguna curación procede de Dios. Las dos afirmaciones son correctas, sin necesidad de rasgarnos las vestiduras en función de nuestras creencias.
            Cualquier curación es, o está; de la misma manera que Dios Es. Sin embargo, el ser humano es total y absolutamente libre, de permitir, o no, que dicha curación le alcance.
            Nos puede servir como ejemplo, una habitación completamente llena de humo. Si entra una persona con una mascarilla conectada a un balón de oxígeno en dicha habitación, respiraría normalmente el oxígeno del balón, sin que entrara en sus pulmones ni un ápice de humo. Sin embargo, si la persona que entra en la habitación, lo hace sin ninguna protección, en cada inhalación lo único que entraría en sus pulmones, sería humo.
            El humo está llenando la habitación, de la misma manera que la energía divina, la energía del amor, la energía de la curación está a nuestro alrededor. Pero, de la misma manera que podemos protegernos y aislarnos del humo, también podemos aislarnos de la sanación. Por eso podemos decir, sin necesidad de ser considerado como un anatema, que ninguna curación procede de Dios, o dicho de otra manera: Sólo el ser humano es capaz de sanarse a sí mismo. Esta afirmación, ya nos la enseñan a todos los terapeutas, en cualquier curso o taller que se precie.
            Nunca sabemos el porqué de la enfermedad, ¿Un recurso de aprendizaje?, ¿Una forma de liberación kármica?, ¿Un mal uso del cuerpo?, ¿Una mente enferma?, ¿Un instrumento para dejar la vida física?, ¿Quién sabe? Ese porqué, es como la mascarilla que no deja entrar el humo en los pulmones.
            Al poco tiempo de la fecundación del óvulo por el espermatozoide, se conecta en nuestro corazón el átomo permanente de vida. Este átomo permanente, que va a permanecer conectado al corazón durante toda la vida física, es una especie de CD, que va activando en el ordenador central, un sinfín de aspectos, relacionados con la vida física del ser que nacerá al mundo dentro de nueve meses, siempre en función del aprendizaje, del Karma a liberar y del trabajo a realizar que se ha preparado el alma para la presente encarnación. Están contenidas, no sólo, las fechas del nacimiento y de la muerte, sino también todas las fechas y acontecimientos importantes en la vida de la persona, y entre esos acontecimientos se encuentran también las enfermedades que irá padeciendo la persona a lo largo de su vida física.
            Por ejemplo, podemos enfermar, porque así está programado en nuestro átomo permanente de vida, a determinada edad, para que en la búsqueda de la sanación para esa enfermedad, nos encontremos con un terapeuta que nos hable del alma. Cuando eso ocurra, ¡Ya está!, objetivo cumplido. A partir de ese momento la enfermedad desaparecerá, e incluso la persona puede pensar, “Que buen terapeuta, ha conseguido en pocas sesiones lo que muchos otros no han conseguido”. No es así. Se ha sanado ella misma, cuando ha escuchado lo que necesitaba escuchar, el terapeuta sólo la ha acompañado y ha sido un instrumento en manos de Dios. La curación siempre ha estado ahí, pero la persona tenía colocada la mascarilla que impedía su acceso, hasta que con la información que necesitaba recibir, la mascarilla se desprendió sola.
            Podríamos poner un millón de ejemplos, todos diferentes de posibles causas de enfermedad, ¡no merece la pena!, con un botón de muestra es suficiente. Pero independientemente de cualquier enfermedad y de la causa de esa enfermedad, el día que integremos en nosotros nuestra esencia divina, nos encontraremos perfectamente sanos, aunque el cuerpo permanezca postrado en el lecho del dolor por cualquier enfermedad que pudiera aquejarle.                           

jueves, 22 de noviembre de 2012

Huellas en la arena.


Es a través de este cuento como surge la reflexión sobre Dios:
Una noche en sueños vi que caminaba con Jesús junto a la orilla del mar, bajo una luna plateada.
Soñé que veía en los cielos mi vida representada en una seria de escenas que en silencio contemplaba.
Dos pares de firmes huellas en la arena iban quedando mientras andaba con Jesús conversando como amigos.
Miraba atento esas huellas reflejadas en el cielo pero observé algo extraño y sentí gran desconsuelo.
Observé que algunas veces al reparar en las huellas, en vez de ver los dos pares, veía sólo un par de ellas.
Y observaba también, que sólo aquel par de huellas se advertían mayormente en mis noches sin estrellas, en las horas de mi vida llenas de angustia y tristeza, cuando el alma necesita más consuelo y fortaleza.
Pregunte triste a Jesús: “¡Señor!, ¿Tú no has prometido que en mis horas de aflicción siempre andarías conmigo…? Pero noto con tristeza que en medio de mis querellas, cuando más siento el sufrir, veo sólo un par de huellas.
¿Dónde están las otras dos que indican Tu compañía, cuando la tormenta azota sin piedad mi vida?
Y, Jesús me contestó: con ternura y comprensión; "Escucha bien, hijo mío, comprendo tu confusión. Siempre te amé y te amaré, y en tus horas de dolor siempre a tu lado estaré para mostrarte Mi Amor”.
Más, si ves sólo dos huellas en la arena al caminar, y no ves las otras dos que se debieran notar, es que en tu hora afligida, cuando flaquean tus pasos, no hay huellas de tus pisadas porque te llevo en Mis brazos". 

Siempre recuerdo este cuento cuando alguien me comenta que a pesar de ser una buena persona, y de pedir ayuda a Dios en los momentos duros que se le presentan en la vida, Dios no contesta, ni se resuelve el problema, ni siente ningún alivio; lo cual le hace pensar que Dios, o no escucha, o sencillamente es que no está.
Entonces, le relato este cuento y trato de explicarle que Dios Es……., sólo eso, que Dios Es el aire y el agua, que Dios Es la tierra y el fuego, que Dios Es cada montaña, cada planta, cada criatura, que Dios Es tú, que Dios Es yo, que Dios Es Amor, Es comprensión, Es compasión, Es misericordia.
Y es tal Su Grandeza que nos permite hacer y deshacer a nuestro antojo, que respeta nuestro libre albedrío y no interfiere en nuestros asuntos terrenales.
La vida puede ser una fiesta o un calvario. Es la persona la única que decide que desea vivir, y como desea vivirlo. Nuestro contrato con Dios, por expresarlo de alguna manera, es aprender a vivir en la Tierra, confinados en un cuerpo, como si estuviéramos en el Reino, al otro lado de la vida. Si Él interfiriera, sería como realizar un examen con la información del profesor, y en las asignaturas de la vida no valen engaños.
Antes de suplicar la ayuda de Dios, sería bueno descubrir quién es Dios. Para eso, hemos de escuchar la voz del corazón, ya que Dios vive en lo más hondo de nuestro ser, y a cada uno se nos presenta de una forma única e intima, por lo que solamente cada uno puede descubrir a Dios.
Una vez descubierto, comprenderemos que no es necesario solicitar su ayuda, porque siempre la tenemos, Él siempre está con nosotros, mora en nuestro interior.

 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

No tema la soledad


No tema la soledad.
El alma que no puede sostenerse sola,
nada tiene que dar.
Alice A. Bailey 

            Solamente hablamos de una muerte, sólo conocemos una muerte, solo tememos una muerte: La muerte del cuerpo. Sin embargo, la muerte es un proceso en tres etapas. Tres etapas en las que nos vamos desprendiendo, una tras otra de tres de nuestras vestimentas: el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental inferior.
            Este proceso, tiene una duración indeterminada, en función de la evolución de la persona. Si la persona tiene un estado de evolución medio, en la que se la supone familiarizada con los distintos cuerpos de que está formada, además del cuerpo físico, el proceso puede ser relativamente corto. Podrían ser horas después de dejar el cuerpo físico. El proceso, sin embargo, podría alargarse años, (en la medida del tiempo terrestre), si la persona no tiene ningún conocimiento de su cuerpo astral y de los factores que intervienen en la descomposición de ese cuerpo astral, como puede ser el elemental de vida.
            Pero se tarden horas o años, el final siempre es el mismo. Cuando el ser humano se ha desprendido de sus cuerpos físico, astral y mental, se recoge “en soledad” en el plano causal, para descansar de la vida recién abandonada, y prepararse para la siguiente encarnación.
            Ese tiempo de descanso en el plano causal, se realiza en solitario, recogido el ser en sí mismo.
            No es esta una reflexión sobre la muerte, sino sobre la soledad, pero no de la soledad del mundo de la materia, esa soledad que deriva del rechazo a los demás debido a la inmadurez del carácter, o la soledad del ser retraído.  No, la reflexión de esta soledad, es una especie de entrenamiento para la soledad que adviene con el abandono del mundo físico, es la soledad espiritual.
            No se trata de abandonar a la familia, ni a los amigos. No se trata de recluirse en una gruta, o en un monasterio, apartado del mundo. Se trata de abandonar la vida de concentración en el plano físico, se trata de empezar a identificarse con la propia esencia, se trata de comenzar a vivir desde el alma, se trata de vivir el mundo interior, se trata del desapego, se trata de cambiar los “valores” y las “responsabilidades”, se trata de vivir fuera del paraguas del condicionamiento social y masivo que nos cubre a todos.
Es posible vivir de esa manera, a pesar de las limitaciones físicas, del ruido y de los compromisos sociales. Sólo hay que dejar de pensar en uno mismo, y pensar y actuar para los demás, sólo hay que sentirse libre de deseos, sólo hay que sentir la conexión con todo lo creado, sólo hay que amar.
Una buena manera de actuar, hasta que esa soledad espiritual haya arraigado en nosotros en actuar “como si….”, es decir, hacer ese trabajo de manera consciente, hasta que sea un hábito integrado y surja de manera espontánea.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Si quieres dominar algo, enséñalo.


Si quieres conocer algo, léelo.
Si quieres aprender algo, practícalo.
Si quieres dominar algo, enséñalo.
Yogui Bhajan. 

            No enseñamos, únicamente, cuando nos colocamos delante de un grupo de personas para dictar una lección o para explicar algún tema. Estamos enseñando, y aprendiendo constantemente, cada segundo de nuestra vida. Todos somos a la vez maestros y alumnos, con cada palabra y con cada acción, con las que vamos interactuando en nuestro vivir diario.
            Cada vez que expresamos miedo, enseñamos el miedo; cada vez que criticamos, enseñamos la crítica; cada vez que atacamos, enseñamos el ataque: cada vez que amamos, enseñamos a amar; cuando vivimos en paz, enseñamos la paz; cuando servimos a otros, enseñamos la caridad.
            Enseñamos con cada acción de la vida, pero a la vez que enseñamos, estamos afianzando y dominando dicha acción en nosotros mismos. Cada vez que se actúa con ira, la ira se hace más fuerte en nuestro interior; cada vez que se actúa con temor, el miedo se fortalece.
            Todos en conjunto, formamos nuestra sociedad, por lo tanto, ¿Qué es lo que puede enseñar la sociedad?, es muy claro, la sociedad enseña el compendio de las enseñanzas de cada uno de sus miembros: separación, lucha, ataque, que dirán, etc., etc. Pocos son los maestros que enseñan amor, serenidad, caridad, benevolencia, paz; y son tan pocos, que la sociedad ni se inmuta. Incluso muchos de sus miembros les tachan de locos, de sectáreos y peligrosos para la propia sociedad.
            Y curiosamente, son esos mismos miembros de cada sociedad, los que se escandalizan y se rasgan las vestiduras cuando conocen, por los medios de comunicación, (que son la representación más genuina de los valores más paupérrimos de la sociedad), las acciones de la guerra emprendida por dirigentes enfermos,  o conocen feminicidios y maltratos; pero no se escandalizan, en cambio, cuando permiten ver, y por lo tanto aprender, a sus hijos, en esos mismos medios de comunicación,  como se encumbra el despilfarro, como se ensalza a los analfabetos, como se idolatra a falsos ídolos, como tienen de ejemplo a gentes que su único mérito es la ignorancia, la avaricia, el engaño, o la promiscuidad.
            Por lo tanto, ya que no podemos dejar de enseñar, porque es una faceta inseparable de nuestra vida, y tampoco podemos dejar de aprender y fortalecer nuestras propias enseñanzas, ¿Por qué no somos un poco más selectivos, y elegimos nuevas enseñanzas?, por ejemplo, aquellas que nos lleven a descubrir cómo se vive en paz, cómo se vive la felicidad, y cómo se vive el amor. Podemos escuchar a esos “locos”, que otros tratan de sectáreos, y poner en práctica sus enseñanzas. ¡A lo mejor tienen razón!
 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Santa Bárbara bendita.


Nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, de la misma manera que levantamos la vista al cielo suplicando, casi exigiendo, ayuda a Dios cuando tenemos algún problema, y casi nunca parece que obtenemos respuesta o ayuda. Aunque realmente, sólo lo parece, ya que Dios sabe de nuestro problema, incluso antes de que aparezca, y siempre nos va guiando, aconsejando, recordando. Lo que pasa es que la Voz de Dios es siempre débil en nosotros. Es tan fuerte la voz del ego que no nos permite escuchar ninguna otra voz, y mucho menos la Voz de Dios que es como un débil susurro en medio del fragor de la batalla de la mente.
¿Qué hacer, entonces, para encontrar ayuda a nuestros problemas? Con tanto ruido en nuestra mente, es claro, que levantar la vista al cielo y suplicar a Dios no es suficiente, hablar o escuchar no es suficiente, asistir a cursos o talleres no es suficiente, leer no es suficiente, incluso meditar tampoco lo es. ¿Qué hacer?
Desde pequeños vamos desarrollando una mente dual. Por un lado anida en ella la Voz de Dios, o la Voz del Alma y, por otro lado, va creciendo y haciéndose cada día más fuerte, la creencia del ego. Tan fuerte llega a ser la creencia del ego, que arrincona, cada vez más, a pasos agigantados, a la Voz del Alma.
En esas condiciones, es normal que todo lo que escuchemos en nuestro interior sea nuestra propia voz, ya que es nuestra propia creación, fruto de nuestras creencias y de los condicionamientos sociales enseñados por nuestros educadores, que determinan, la madurez o inmadurez de nuestro propio carácter, que es el guía de nuestro pensamiento, de nuestra palabra y de nuestras acciones.
Para no tener que levantar la vista al cielo cada vez que nos acosa algún problema, lo mejor sería no permitir que  se presentara el problema, pero como eso, parece una misión imposible, sólo nos queda encontrar la fórmula para sobrevivir al problema, la fórmula para sobrevivir a la vida. Aunque si encontramos la fórmula para sobrevivir al problema, podríamos ir más allá, y utilizar la fórmula para conseguir, de una vez y para siempre, la paz interior, la serenidad y la felicidad.
La fórmula que nos va a permitir todo eso, es simple. Sólo tenemos que ser conscientes de la dualidad de la mente: Queremos sentir a Dios, pero nos falta voluntad y coraje para separarnos de nuestra propia creación, el ego.
Si conseguimos ser conscientes de la dualidad de la mente, sin dejarnos arrastrar por nuestra arrogancia y nuestras propias contradicciones, habremos dado un gran paso, el primero. En ese paso, el ego comienza a debilitarse, abandona la lucha, que es justamente lo que le hace fuerte, y así estaremos en condiciones de dar el siguiente paso. El segundo paso es “elegir” la otra Voz que aparece en la mente, la Voz de Dios. Únicamente con la elección, la Voz comienza a fortalecerse, a la par que se debilita la voz del ego.
Después de esto sólo es necesaria la voluntad para no ceder al chantaje que, de buen seguro, va a presentar el ego. De aquí, a escuchar la Voz del Alma, será “coser y cantar”.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Curar es hacer feliz


            Cuando leía en “Un curso de milagros” que “Curar es hacer feliz”, no podía por menos que pensar, en que un gran número de personas, a pesar de entender intelectualmente su significado podría estar lejos de integrar en su interior tal afirmación, porque posiblemente les es difícil integrar cada una de sus partes.
            Si hacemos una encuesta con la pregunta de ¿Qué es la felicidad?, es posible que obtengamos un sinfín de respuestas, pero ¿Cuántas de ellas nos dirían que la felicidad es un estado interior?, ¿Cuántas dirían que es el estado de “todo está bien”?, ¿Cuántas de ellas no asociarían la felicidad a cuestiones materiales que existen en el exterior y que les conducen emocionalmente a un estado que califican como de felicidad, pero que no es más que un estado de euforia pasajera?, y si alguna persona diera estas respuestas, ¿Sería realmente feliz, cada segundo de su vida, un día tras otro? Creo que esto puede entenderse intelectualmente, pero no se integra. Es como el aceite que se intenta mezclar con el agua, es imposible, el aceite siempre se quedará en la superficie del agua sin mezclarse con esta. Lo mismo pasa con la explicación de la felicidad, se queda en la superficie de la mente sin penetrar en su interior.
            Y la enfermedad, ¿Qué entendemos por enfermedad?, seguro que todos calificaríamos como sana a una persona que no tiene ningún problema físico, ni está loca, ni tiene depresión. Pero, ¿Podríamos decir que está sana una persona que se irrita, que es intolerante, que es impaciente, que guarda algún tipo de rencor en su interior, que critica a los demás, que controla, que es exigente, o que rechaza algún aspecto de alguien? Está claro que no tiene ninguna enfermedad física, pero, ¿Cómo se encuentra su mente?, ¿Se puede calificar como sana una mente con esas características?
            No, no es una mente sana. Todas esas características no son más que hábitos negativos, y seguro que para justificarlos, podemos encontrar un sinfín de explicaciones. Es igual, no sirve ninguna explicación, son hábitos enfermos de una mente enferma, de una mente que ataca y, por lo tanto teme ser atacada.
            Recuerda que cada defecto que reconocemos en otro, lo reconocemos en nosotros mismos. Por lo tanto es algo a sanar; y si hay algo a sanar es que existe la enfermedad. Así que tenemos un trabajo a realizar, “sanar la mente”. No te quedes tan tranquilo porque no tienes ninguna dolencia física, porque cada enfado, cada irritación, cada muestra de intolerancia, de impaciencia, de exigencia, de crítica o cada intento de manipular a los demás, solo es el reflejo de una mente enferma. 
            Permite que desaparezca de tu mente cualquier miedo a ser atacado, sustitúyelo por el amor, y aparecerá en ti, como por arte de magia la felicidad. Así podremos hacer realidad la idea de que “Curar es hacer feliz”.
 

La carrera de la vida


            En un momento del tiempo, el alma decide su vuelta a la materia para retomar su aprendizaje, en el mismo punto en que quedó al finalizar su encarnación anterior, y se reúne con los Señores del Karma para terminar de organizar la que será la nueva vida: El lugar de nacimiento, la familia, los amigos, los diferentes encuentros, el Karma a liberar, el aprendizaje a recibir o la enseñanza a realizar.
            Y para eso, de la misma manera, que una vez en la Tierra el cuerpo elige el vestido adecuado para salir a la calle, el alma elige la vestimenta adecuada para el trabajo a realizar, y se reviste de materia, con forma de hombre o de mujer.
            Durante mucho tiempo he pensado que era una pérdida de tiempo inútil todo el tiempo que tardábamos en crecer, desde nuestro nacimiento hasta la edad adecuada en la que comenzamos a poder ser conscientes de la vida, pero ahora sé, que ese es también un tiempo de experiencia para el alma, un tiempo de aprendizaje total, un tiempo en el que permitimos a otros, casi siempre nuestros padres, para que liberen parte de su Karma, un tiempo para liberar Karma propio.
            La vida es como una carrera de obstáculos que vamos corriendo por diferentes pistas a la vez. Es como si en una carrera fuéramos el mismo corredor por las diferentes calles, y en cada una de ellas, vamos avanzando en todas las experiencias que el alma ha decidido vivir en la presente vida.
            Cada calle podría tener un nombre, aunque siempre distinto para cada persona: En una calle avanzamos para trabajar la voluntad, en otra la paciencia, en otra el orgullo, en otra……., etc., etc. Y es claro que en todas las pistas no vamos a llegar a la par, podemos avanzar rápidamente en unas y más lentamente en otras, podemos finalizar la carrera en unas y casi no comenzar en otras.
            La carrera finalizada, perdurará por siempre, será un aprendizaje aprendido para toda la eternidad; y aquellas otras que queden pendientes volverán en nuestra mochila en la próxima encarnación. Ninguna va a quedar en el olvido.
            Todos vamos a completar todas las asignaturas, unos antes, otros después. Y teniendo en cuenta los obstáculos con los que nos encontramos, ¿Por qué tratamos de pasarlos todos cuanto antes?