El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 3 de julio de 2015

Pensamientos audibles


            Cuando nuestra mente campa a sus anchas, que es casi siempre, sin la intervención de nuestra voluntad, es como si se volviera loca, es como un caballo desbocado que corre y salta sin control, y vuelve sobre sus pasos para volver a correr y a saltar, y así indefinidamente.
            Nuestra actuación ante la propia mente es muy peculiar y curiosa. La permitimos que repita y repita y repita los mismos pensamientos de manera permanente, como si con una sola vez no fuera suficiente para entenderlo.
Lo que le permite el ser humano a su mente no se lo permite absolutamente a nadie. Si cualquier persona le repitiera a otra en voz alta una y mil veces la misma cosa, de inmediato le tacharía de loca, se alejaría corriendo o le diría a la persona que visitara a un psiquiatra, porque lo más probable es que hubiera enloquecido y necesitara tratamiento.
 
Y, sin embargo, con nosotros mismos no tomamos ninguna acción, cuando nuestra mente nos hace lo mismo, repetir y repetir, y no una vez, sino una tras otra, un día tras otro.
De nada vale que se diga que somos lo que pensamos, que energías iguales se atraen, que la energía va detrás del pensamiento, es igual, el ser humano es incapaz, posiblemente por su falta de voluntad y su debilidad de carácter de trabajar para dominar a su mente. Pero os imagináis que diferente sería si los pensamientos fueran audibles.
Si fueran audibles y los podría escuchar todo el mundo. Con cinco minutos de escucha sería suficiente para que quien lo escucha actuara igual que aquel al que otro le repite siempre la misma cosa, pensaría que ha perdido la razón. Entonces sí que actuaría la persona. Porque lo que es incapaz de hacer para sí mismo, lo hace las veces que haga falta por “el qué dirán”, para evitar que piensen que está loco.
Pues imagínate que cualquiera puede escuchar tus pensamientos y actúa y tomar las riendas de la dirección de tus pensamientos. O mejor, haz que se callen, así tus pensamientos audibles serán silencio.
 
 

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