El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 12 de junio de 2015

¿Sanación? no gracias


            ¿Qué pensar de una persona que acude a un terapeuta, posiblemente porque no ha encontrado alivio a sus problemas con la medicina tradicional, y ante la  indicación del plan de trabajo a realizar presentado por este, contesta que no tiene tiempo?
            Parece lógico pensar que la persona no quiere solucionar los problemas que, en un principio, parece que quería solucionar con su visita.
Así es el ser humano. La inmensa mayoría, en realidad, no busca la sanación, lo que busca es un milagro. Y si, los milagros existen, pero sólo se dan cuando se piensa, se habla y se actúa desde el alma, es decir, cuando se vive en sintonía con el alma, cuando se vive en sintonía con el Universo, en definitiva, cuando se vive en sintonía con Dios.
            No son conscientes los seres humanos de que su ritmo de vida, el nulo control que tienen sobre sus pensamientos, sus emociones desbocadas, la voracidad de sus deseos, y la falta de amor y de respeto hacia sí mismos, y por añadidura hacia los demás, son las causas responsables de sus múltiples enfermedades, tanto físicas como emocionales.
            La vida de la inmensa mayoría de las personas es un caos en sí misma, centrada en unos objetivos ficticios y pocas veces alcanzados, porque no saben cómo hacerlo, lo que genera una infinidad de emociones, que más que negativas, son negras, oscuras, espeluznantes. Todos desean ser amados, pero no aman; desean que llegue a ellos la riqueza, pero no dan; desean ser comprendidos, pero critican sin conocimiento a todo lo que se mueve; desean ser respetados, pero pisotean los más elementales derechos de los demás; desean ser felices y buscan la felicidad en la consecución de sus deseos y en los estercoleros emocionales, que es lo que conocen por ser donde habitualmente moran.
            La energía que reina en los campos energéticos de esa inmensa mayoría es la soledad, la ansiedad, el estrés, la rabia, la desilusión y el miedo.
            Es con esa energía con la que están alimentando, no solo sus cuerpos emocional y mental, sino también su cuerpo físico. Es difícil por lo tanto pretender que unas pastillas sanen la soledad o la ansiedad, o la  desesperación o el miedo. Si acaso, lo que pueden conseguir es esconder los efectos, pero la causa, que es el caos en que se encuentra inmersa la persona seguirá machacándola de manera despiadada.
            A la vista de esto, parece claro donde se encuentra la sanación. La sanación se encuentra en un cambio de vida, en un control del pensamiento, en no desear compulsivamente.
            El cambio de vida, o de ciertos aspectos de la vida parece imprescindible. De todos es sabido que si siempre se hacen las mismas cosas, el resultado siempre será el mismo. Si se quiere cambiar el resultado, algo habrá que cambiar por el camino. Pero aun así, conociendo esto, la gente no está dispuesta a cambiar, por un sinfín de razones en las que no merece la pena entrar, aunque la primera y principal parece ser el miedo. Pues bien, aun tienen otra alternativa, ya que no aman esa vida que no quieren cambiar, lo que les queda es aceptarla.  
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario