El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 5 de julio de 2014

Amar, ayudar y perdonar


            Esta entrada es producto de la reflexión del mensaje que el Maestro nos regalaba en la mañana de hoy, en nuestro espacio de meditación y sanación.
Los seres humanos nos pasamos la vida buscando, con más o menos ahínco, una estabilidad emocional, lo más duradera posible, tratando de que nuestros altibajos emocionales sean, no solo suaves, sino también tardíos en el tiempo.
            Es posible que no todas las personas sean conscientes de que es estabilidad emocional lo que buscan, y lo disfrazan de diferentes maneras: Un mejor puesto de trabajo, unas vacaciones en un lugar paradisiaco, una casa de segunda residencia en la playa o en la montaña, tener un nietecito que de continuidad al apellido de la familia, que la niña apruebe las oposiciones, etc.
            Y todo eso, ¿Para qué? Las respuestas pueden ser variadas, pero si se sigue el hilo con porqués hasta el inicio, pueden salir palabras como felicidad, tranquilidad, seguridad, etc., etc.
 
            Está claro que se buscan sucedáneos de los estados emocionales importantes: de paz interior, de felicidad, de alegría o de amor, y si no se buscan sucedáneos, es claro que casi todo el mundo se conforma con pequeñas dosis.
            Eso es así porque nadie, o casi nadie, es capaz de explicar claramente que es posible conseguir una paz interior total, un amor total, una alegría total y una felicidad total. Se trataría de conseguir vivir en la Tierra, dentro de un cuerpo, como cuando no tenemos cuerpo. Es claro y parece fuera de toda duda, que al otro lado de la vida, la paz, el amor, la alegría y la felicidad, son el estado habitual de los que viven ese estado de conciencia. ¿Por qué no vivirlo aquí, en el cuerpo?
            Sólo necesitamos, como dice el mensaje que le precede a esta entrada, “Paz y Felicidad”: Amar sin condiciones, ayudar sin condiciones y perdonar sin condiciones. ¿Qué es difícil?, ¡claro!, nadie ha dicho que sea fácil, pero también es difícil trabajar como locos, olvidándose de vivir, para conseguir algunas de las cosas materiales con las que pensamos que vamos a conseguir la felicidad.
            Casi no es necesario especificar cómo conseguirlo: Se aprende a amar amando, se aprende a ayudar ayudando y se aprende a perdonar perdonando. Lo que si se puede hacer en el camino es mantenerse alerta para impedir que otros pensamientos desvíen la atención hacia el miedo, hacia la crítica, hacia la ira, hacia el rencor o hacia el egoísmo.
            Y medita. Sea el que sea el lugar en el que te encuentres dentro del camino, medita. Te ayudará a mantener la atención en el objetivo, que no es otro que “Amar, ayudar y perdonar”.              

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