Mi alma, mis libros, mis creencias, mi corazón y mis opiniones.
El viaje del alma
El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión. Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y, para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (27 de Junio de 2014)
Tres hombres se encuentran en el
campo y se preguntan: “¿Qué estás buscando?”.
El primer hombre dice: “Yo busco
Sabiduría”, para tener acceso a los grandes mensajes de los Maestros.
El segundo hombre dice: “Yo busco la Verdad”,
para que nadie obstaculice mi camino con mentiras o con trucos.
Y el tercer hombre dice: “Yo busco el
Amor”.
Los dos hombres le miran y entre
burlas le preguntan: ¿Por qué? Porque si encuentro el Amor solo las cosas
sublimes vendrán a mi camino, por lo tanto mi camino será más corto, y al
llegar, y al estar en frecuencia con el Amor, tendré acceso a las más grandes
enseñanzas de los Maestros.
No importa donde vayamos, el camino
siempre es el Amor.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (25 de Junio de 2014)
La bondad humana es lo que mantiene
viva a toda la gente necesitada en el mundo, no solamente a la gente necesitada
de aspectos físicos, sino también a los necesitados de aspectos espirituales.
Cuando Vds. salgan a la calle, no
pidan que les traten con bondad, sean Vds. la bondad que quieren en el mundo.
Esta es una entrevista que La Vanguardia Digital le
realizó al Dr. Mario Alonso Puig quien es Médico Especialista en Cirugía
General y del Aparato Digestivo, Fellow de la Harvard University Medical School
y miembro de la New York Academy of Sciences y de la Asociación Americana para
el Avance de la Ciencia.
Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora
también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean
continuamente nuestro mundo. "Hoy sabemos que la confianza en uno mismo,
el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones
superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento
más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y
estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está
tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro
emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando”. Hay que entrenar esa mente.
Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy
cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid. Hay que
ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme
con las conductas y amable con las personas. Soy católico. Acabo de publicar
Madera líder (Empresa Activa) IMA SANCHÍS - 18/10/ 2004
- Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?
-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en
sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
- ¿Psiconeuroinmunobiología?
-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el
paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía
vital que tiene la capacidad, (y ha sido demostrado de forma sostenible), de
interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
- ¿De qué se trata?
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un
pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada
durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce
cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
- ¿Qué tipo de cambios?
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje
localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque
deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
- ¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de
sabios?
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración
abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y
mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
- ¿Cambiar la mente a través del cuerpo?
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientosque nos están alterando, provocando desánimo, ira o
preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de
vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de
atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado
mental.
- ¿Dice que no hay que ser razonable?
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o
tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos
basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea.
Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere
sentir, la mente se lo acaba mostrando.
- Exagera.
-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como
la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de
la realidad.
- Más recursos....
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de
emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de
una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos,
consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los
circuitos que les generaban estas enfermedades.
- ¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
-Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase
tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora
sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser
escultor de su propio cerebro".
- ¿Seguro que no exagera?
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras
emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador
(nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el
mundo que somos.
- ¿Hablamos de filosofía o de ciencia?
-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar,
por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos
mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue
reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor
coronario pueden reducirse un 80%.
- ¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se
transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert
Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una
comunicación va por debajo de la conciencia.
- ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
-El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad
de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir
de esa zona.
- La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos
que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha
de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido
del poder que tiene el entrenamiento de la mente.
- Deme alguna pista.
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos
físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.
- Ver lo que hay y aceptarlo.
-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo
que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.
Juan 8,32: Jesús dijo a los judíos que habían creído
en él: “Si os mantenéis firmes en mi doctrina sois de veras discípulos míos,
conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.
¿Cómo podemos hoy, que no tenemos a Jesús físicamente entre nosotros,
aplicar a nuestra propia vida la frase “La verdad os hará libres”?, ¿Cómo
podemos mantenernos firmes en su doctrina, cuando sus interlocutores, (las
religiones), la han denigrado tanto?, ¿Es necesario conocer alguna verdad?,
¿Somos realmente libres?
Personalmente creo que ni somos
libres, ni conocemos la verdad, porque vivimos una vida de engaño, vivimos una
vida de esclavitud, sin necesidad de grilletes. Vivimos prisioneros de la
sociedad de consumo, vivimos prisioneros de las religiones, vivimos prisioneros
de los políticos, vivimos prisioneros de los medios de comunicación, vivimos
prisioneros del qué dirán, vivimos prisioneros de la enfermedad, vivimos
prisioneros de nuestras creencias, vivimos prisioneros de nuestras carencias,
vivimos prisioneros de nuestras propias mentiras, vivimos prisioneros de
nuestra propia mente.
Es normal
que nos engañe la sociedad, necesita de nosotros para que consumamos cada vez
más, y nos dejamos engañar creándonos falsas necesidades. Es normal que nos
engañen los políticos, necesitan nuestro voto para seguir medrando, y nosotros,
desmemoriados, se lo damos. Es normal que nos engañen las religiones, necesitan
socios atemorizados para su subsistencia. Es normal que vivamos prisioneros de
los medios de comunicación, también nos necesitan para vender más. Pero que nos
engañemos a nosotros mismos, es imperdonable.
Y nos
engañamos a nosotros mismos cuando nos creemos que somos “Fulanito de Tal” y
que tenemos que ser cada vez más importantes, aunque para ello tengamos que
pisar a quien esté delante de nosotros. Nos engañamos a nosotros mismos cuando
vemos a alguien como nuestro enemigo, o como nuestro rival. Nos engañamos a
nosotros mismos cuando criticamos, cuando juzgamos o cuando envidiamos a
cualquiera que pase por nuestro lado. Nos engañamos a nosotros mismos con el
sufrimiento, la tristeza, la ira o el desamor, creyendo que la vida es
sufrimiento y que es normal que nos arrastre al dolor. Nos engañamos a nosotros
mismos cuando buscamos la felicidad en el exterior, sin saber que ya la tenemos
y está en nuestro interior.
Por lo tanto
hemos de dejar de autoengañarnos, y por supuesto, no creer en los cantos de
sirena de la sociedad, de los políticos, de las religiones, de las modas, que
nos mantienen esclavos de sus dogmas, de sus engaños y de sus opiniones, y
buscar la verdad para conseguir la auténtica liberación.
Aunque es
muy posible que ya seamos conocedores de la verdad, y que todo lo que tengamos
que hacer sea integrar esa verdad.
El primer eslabón de la verdad es,
sin lugar a dudas, nuestra procedencia y nuestro destino, y muy pocos son, al
menos de los que se asoman a esta ventana, los que alberguen alguna duda de su
divinidad, de su procedencia divina y de su vuelta a Dios. Sin embargo, a pesar
de ser conscientes de que somos hijos de Dios, no actuamos como tal, actuamos
siguiendo los impulsos de la materia, los impulsos del exterior, queremos
poseer cada vez más, más dinero, más prestigio, más poder. Eso es vivir una
mentira, eso es vivir encadenados a algo que no somos. Empecemos a vivir
nuestra divinidad y empezaremos a sentir lo que realmente es la libertad.
El segundo escalón de la verdad es el
equipaje que hemos de llevar en el recorrido de nuestro camino divino, en
nuestro deambular por la vida. Ese equipaje no es dinero para entrar en los
paradores del camino, no es alegría para tatarear los temas de moda mientras
manejamos por nuestro camino, no es felicidad, no es paz, solo es amor. El amor
nos va a suministrar todo aquello que necesitemos. Creemos, erróneamente, que
comenzamos el camino con las alforjas vacías, y que hemos de ir encontrando amor,
alegría, felicidad, paz o serenidad, según vamos caminando por la vida.
Tremendo error, nada que realmente merezca la pena lo vamos a encontrar fuera
de nosotros mismos.
Vivir el amor en nuestra divinidad,
es la auténtica verdad que nos va a permitir ser realmente libres. Porque desde
esa libertad entenderemos que todo es correcto, que todo está bien, que nada
importa, excepto hacer a los demás participes de nuestra felicidad.
Mejor vayamos al inicio de
mi vida: Naci en alguna parte de este planeta Tierra, de cielo bello iluminado
por la luna y las estrellas, mas específicamente en la ciudad de Puno, en el
Perú. Por el trabajo de mis padres tuvimos que trasladarnos a un anexo de
provincia, un pueblito de las alturas del altiplano. Hasta los tres años viví
ahí, hacia, dicen, mucho frio, lo cual parece normal porque Puno está a más de
cuatro mil metros de altura, yo no recuerdo mucho de esa época, lo que si
recuerdo claramente son dos episodios traumáticos de mi niñez.
El primero, aunque
traumático para mi, recordado ahora es un poco gracioso. Un día, no recuerdo
que edad tenía pero recién aprendía a caminar, salimos a la plaza central del
pueblo y como era campo había vacas, ovejas, carneros, de esos que cornean. Uno me comenzó a corretear
por el parque, así es como aprendí a caminar y de frentea correr. Hasta ahora lo recuerdo, pero no
con pena, sino como algo gracioso, si mis
padres hubieran tenido una cámara lo podían haber filmado, y seguro que habría
aparecido en la tele en uno de esos programas de videos graciosos.
Elotro es un poco triste. En esos años estaba
en su apogeo el terrorismo de los años ochenta en el Perú, los terrucos, nombre
con el que se les conocía, entraban a pueblos alejados donde no había policías
ni militares, hacían asambleas donde adoctrinaban en su ideología a lospobladores, asesinaban a autoridades o a todos
los que estaban en su contra. Uno de esos días hubo un fuerte rumor de que
terroristas habían atacado el pueblo anterior al nuestro, los siguientes éramos
nosotros, esto me contó mi mama, pero lo que recuerdo claramente cuando tocaron
la puerta de nuestra casa era un vecino que nos dijo eso, que estaban cerca al
pueblo.
Todo quedó en un rumor,
ellos afortunadamente nunca llegaron, pero sí que estuvieron cerca. Por las
noticias nos enteramos que mataron a mucha gente, muy, pero muy cerca de
nosotros.
Con esa experiencia mis
padres cambiaron sus planes la familia. Nació mi hermano y a pesar que era un
sitio lindo, según me cuentan, nos vinimos al Cusco que es aun más lindo.
Ya instalados en el Cusco,
con cinco años asistí a un jardín de niños muy cerca de mi casa y
posteriormente hice la primaria en una escuela también en mi mismo barrio, solo
les puedo decir que es en San Sebastián para evitar los autógrafos, ja, ja.
Siento que viví
una niñez muy inocente y de hecho fue así: disfruté del campo jugando con
vecinas a las casitas, a lasmuñecas, corriendo
y saltando a más no poder. Recuerdo que de noche salíamos a jugar de todo, nos
divertíamos un montón, eran otros tiempos, es notorio que las cosas han
cambiado.
Aun sueño
con ese cuerpo, sin una pizca de temblor, ágil, audaz, atrevido, con función
motora normal, que podía bailar rítmicamente. Realmente debemos perder algo
para valorar lo que tenemos. Debe ser una ley o algo así. Cuando llega la
enfermedad a tu vida y llega una como la que a mí me ha tocado, es como una
bofetada. Ahí es cuando descubrí que no era tan importante mi estatura, sobre
todo si tenía un buen cuerpo o si estaba “rica” como dice la juventud últimamente.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (18 de Junio de 2014)
Cada uno tiene un campo de energía
diferente. Algunos tienen un poco más de energía sutil, mientras otros permiten
que su energía sea un poco más densa.
Pero cada uno de nosotros, con todas
sus peculiaridades, es una pieza irrepetible, única e indispensable de la
Creación.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (13 de Junio de 2014)
Que Dios siempre guie vuestros pasos,
que donde quiera que vayan lleven amor, paz y bien a todo el que esté cerca de
Vds., y que todo lo que suceda en vuestra vida cobre sentido al final del
tiempo.
El Libro de Oro de Saint Germain,
(cuya lectura recomiendo), comienza diciendo que “La Vida, en todas sus actividades, donde quiera que ella se
manifieste, es Dios en acción. Es por la falta de conocimientos en la forma de
aplicar el pensamiento-sentimiento, que los seres humanos están siempre
interrumpiéndole el paso a la Esencia de la Vida. De no ser por esa razón, la
Vida expresaría su perfección con toda naturalidad y en todas partes.
La tendencia natural de la Vida es Amor, Paz, Belleza,
Armonía y Opulencia. A ella le es indiferente quien la use y continuamente está
surgiendo para manifestar de más en más su perfección, y siempre con ese
impulso vivificador que le es inherente.
YO SOY es la actividad de la Vida. Cuando decimos YO SOY,
sintiéndolo, abrimos la fuente de la Vida Eterna para que corra sin obstáculos
a lo largo de su curso; en otras palabras, le abrimos la puerta ancha a su
flujo natural”.
¿Cómo
funciona el pensamiento, que es capaz de impedir el paso a la Esencia de la
Vida, a la perfección de la Vida diseñada por Dios, a la Esencia Divina o a la
manifestación de Dios en todos los aspectos de la Vida?
Los pensamientos no aparecen porque
sí en el cerebro. Los pensamientos son como nubecitas que se encuentran
alojados en una de las capas del aura, concretamente en una que se denomina
cuerpo mental, y es en él donde se desarrollan los poderes de la mente, donde
se desarrollan los pensamientos, incluso la memoria y la imaginación.
Todas las personas tenemos,
prácticamente, los mismos pensamientos en el cuerpo mental, con diferencias de
matices. Con un ejemplo veremos claro cuáles son esos matices. El pensamiento
de divinidad para un cristiano será Jesús, mientras que para un budista será
Buda, o para un hinduista será Krishna. Sin embargo, el pensamiento de
divinidad estará inherente en los tres.
La pregunta lógica sería: ¿Si todos
tenemos alojados en nuestro cuerpo mental los mismos pensamientos, porque unas
personas tienen pensamientos que les llevan al sufrimiento y otras personas,
(las menos), tienen pensamientos que les llevan a la felicidad?
Los pensamientos se denominan formas
de pensamiento, y para expresarse viaja el pensamiento desde el cuerpo mental
hasta el cerebro. Cada vez que tenemos un pensamiento se genera una energía que
viene determinada por el tipo de pensamiento. Esa energía, por un lado, afecta
al cuerpo emocional de la persona generando un sentimiento o una emoción
determinada, y por otro lado engorda a la forma de pensamiento original.
No es necesario decir, que cualquier emoción
tiene su inicio en el pensamiento. Ansiedad, estrés, miedo, tristeza, alegría,
carencias, etc., etc., son solamente producto de nuestro pensamiento. Y son
justamente nuestra colección de emociones las que determinan la vida. Son esas
emociones las que bloquean el libre fluir de la tendencia natural de la Vida,
que decíamos al principio que es Amor, Paz, Belleza, Armonía y Opulencia.
Pero aun hay más. La forma de
pensamiento se va haciendo mayor cada vez que tenemos el mismo pensamiento.
Puede llegar a crecer hasta tal punto que se forme lo que se denomina entidad
de pensamiento. La entidad de pensamiento tiene conciencia propia, una
conciencia muy rudimentariaque la hace
querer vivir. Y para vivir, su alimento es la energía que se genera cada vez
que se tiene el mismo pensamiento, por lo que la entidad de pensamiento va a
descargarse en el cerebro de manera persistente para que se genere la energía
que necesita para su existencia. Los pensamientos circulares, los pensamientos
repetitivos, los pensamientos obsesivos, sólo son entidades de pensamiento.
Por supuesto la energía generada se
va acumulando en el cuerpo emocional de la persona, llegando, con el tiempo, a
afectar físicamente a la persona. Nuestra salud también es fruto de nuestros
pensamientos.
Decir, “no sé”, “no puedo”, “no
tengo”, “estoy enfermo”, y frases similares son una especie de grilletes que le
vamos poniendo a nuestra vida. Y la vida, ante nuestra insistencia se encarga
de que no sepamos, de que no podamos, de que no tengamos o de que enferme
nuestro cuerpo.
¿Qué hacer para cambiar la
tendencia?, ¿Qué hacer para que la Vida se manifieste en toda su grandeza? Pues….
CAMBIAR EL PENSAMIENTO.
Pero, ¡Es tan difícil cambiar el pensamiento!,
el pensamiento no se puede cambiar de la noche a la mañana, porque los
pensamientos a los que estamos habituados viajan al cerebro una y otra vez, a
pesar de todos nuestros esfuerzos para que eso no suceda, por lo tanto, para
cambiar los pensamientos, que llegan de manera inconsciente, hemos de hacerlo
conscientemente.
Hemos de dejar de dar poder a las
condiciones exteriores, hemos de dejar de dar poder a personas, a lugares, a
cosas, a deseos, a creencias, y darle el poder a quien lo tiene realmente,
hemos de reconocer y aceptar la presencia de Dios, ya que El es todo salud,
todo amor, todo abundancia, todo paz. Y la manera de hacerlo es repetir en
nuestro interior machaconamente, YO SOY, o YO SOY HIJO DE DIOS. No se trata de
repetirlo una, dos ó tres veces, se trata de repetirlo horas si realmente
queremos cambiar la dinámica de nuestra vida. Hemos de tener en cuenta que
hemos de invertir la fuerza de pensamientos que llevan con nosotros toda una
vida.
YO SOY es Dios en acción, y cuando
pensamos YO SOY significa que sabemos que tenemos a Dios trabajando y
expresándose en nuestra vida.
Se trata de formar entidades de
pensamientos positivas, entidades de pensamiento de alta vibración, que como
las negativas también quieren vivir y se van a descargar en el cerebro para
expresarse una y otra vez. Sin embargo, hasta que eso suceda, hemos de trabajar
de manera consciente para hacer que las entidades negativas vayan perdiendo
poder.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (11 de Junio de 2014)
Saberse hijos de Dios implica
entender que todos somos lo mismo, que todos necesitamos respeto y amor
incondicional.
Saberse hijos de Dios implica también
que aunque estemos en diferentes puntos del camino, todos venimos y vamos hacia
Lo Mismo.
Y por último, saberse hijo de Dios es
entender que si vamos a ayudar a alguien, no debemos juzgarlo ni criticarlo,
tan solo debemos dejar que el apoyo salga desde el fondo de nuestro corazón.
si las personas se pusieran en los zapatos de
sus adversarios
y entendieran su punto de vista
Mahatma Ghandi.
Compasión es la capacidad de percibir
lo que otro ser humano pueda sentir. Compasión es la capacidad de sentir
aprecio por los demás y desear la liberación de su sufrimiento. Compasión es un
sentimiento de tristeza que se produce al ver padecer a alguien y que impulsa a
aliviar, remediar o evitar su dolor. Compasión es el deseo de que los demás
estén libres de sufrimiento.
En la compasión la alegría de los
otros es tu alegría, el sufrimiento de los otros es tu sufrimiento, el éxito de
los otros es tu propio éxito, y su fracaso el tuyo. En definitiva, la historia
de los otros es tu historia. Esto es Unidad, con la compasión se acaba la
separación, con la compasión se vive la Unidad, con la compasión vivimos,
aceptamos y entendemos que todos somos hermanos, que todos somos la misma cosa,
que todos somos Hijos de Dios.
La compasión nos libera de la ilusión
que nos aprisiona en nuestra propia experiencia individual, ya que se enfoca en
descubrir las necesidades y padecimientos de las personas, con una actitud de
servicio. La compasión nos lleva a escuchar y a comprender a las personas, nos
lleva a ponernos en los zapatos del otro, con lo cual entendemos cada razón,
cada causa, lo cual nos va a llevar a dejar atrás los juicios, ya que juzgar y
criticar son procesos de la mente, mientras que la comprensión que deriva de la
compasión es un proceso del corazón.
La compasión hace aflorar otras
virtudes en las personas: Generosidad y servicio, ya que se ayuda sin esperar
nada a cambio, y se pone a disposición de la persona que sufre tiempo y
recursos personales; sencillez, porque no se hace distinción entre las personas
por su condición social, solidaridad, al sentir que los problemas del otro son
problemas propios; comprensión, por entender las razones de los demás.
Sin embargo, la compasión no debe
crear dependencia hacia la persona que sufre, ni debe generar sufrimiento por
el sufrimiento del otro. La compasión nos debe de llevar a ayudar, a acompañar,
a servir, pero desde un sentimiento de paz, desde un sentimiento de serenidad.
Sólo así podremos ser útil al que sufre, de otra forma nos convertiríamos
nosotros mismos en objeto de compasión.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (9 de Junio de 2014)
No es necesario ir por el mundo
deseando cosas, no es necesario ir acumulando experiencias.
Si Vds. supieran vivir libres de
deseos, si supieran el bien que pueden hacer tan solo compensando la carencia
de amor de vuestro prójimo, encontrarían paz interior.
Nuestra vida
diaria está regida por los pensamientos. Nos movemos, actuamos y sentimos en
función de lo que va apareciendo en nuestra mente. Nuestra mente no se detiene
ni un momento, hasta el extremo de que no nos comportamos como lo que realmente
somos, sino que nos comportamos como pensamos que deberíamos ser, en función
del entorno en el que nos encontremos. De alguna manera, nos pasamos la vida
actuando, somos actores de la vida, no nos manifestamos tal como somos, sino
como nos gustaría ser, como les gustaría a nuestros padres que fuéramos, como
les gustaría a nuestros educadores, como le gustaría a nuestro jefe, a nuestros
amigos o a nuestra pareja.
En
definitiva, son pocos los momentos de nuestra vida en los que nos podemos
considerar auténticos. La mente dirige, por completo, nuestra existencia,
siempre de manera errática, siempre de manera crítica.
Nuestros
pensamientos están dirigidos y gobernados por el pensamiento social, están
regidos por las normas y las creencias que la sociedad impone. Y en la sociedad
que nos hemos dado, es muy fácil sentirse solos en nuestra realidad, porque la
mente, desde donde vivimos, es la que nos dice que existe separación entre
nosotros y todo lo demás, y eso no es más que una ilusión, una fantasía, una
mentira, ya que la realidad es que todos y todo somos uno. Ser uno con todo y
con todos, quiere decir que yo no soy mejor, pero tampoco soy peor, ni tan
siquiera soy igual, sencillamente soy uno, soy lo mismo.
Los
estímulos que nos rodean nos mantienen dentro de nuestra propia mente, nos
mantienen a merced de la mente, la cual siempre está juzgando todo lo que
estamos percibiendo en nuestro entorno. Esta mente crítica, esta mente que
juzga de manera permanente, hace que aparezca en nuestra conciencia sentimientos
como la vergüenza, o la soberbia, o la envidia, por citar solo algunos, y si
aparecen en nuestra conciencia, es eso exactamente lo que vamos a vivir y va a
ser esa la forma de cómo vamos a sentirnos.
La vida no
es eso, hay que acercarse a la vida y a todas las circunstancias que la rodean
con calma y con tranquilidad, aceptando la vida tal cual es, aceptándonos
nosotros mismos tal como somos, viviendo y siendo conscientes de las
experiencias que nos toca vivir en cada instante, sin buscar escapar del momento
presente ni de los sentimientos que cada experiencia genera. Todo lo que
buscamos lo vamos a encontrar en el momento presente, porque es ahí donde
reside la verdad de lo que estamos buscando, y ninguna experiencia es ni buena
ni mala, solo es.
Pero como
vamos a conseguir eso cuando toda nuestra educación y nuestras creencias nos
llevan directamente a la mente. Pues lo vamos a conseguir trasladándonos de
vivir desde el espacio de la mente a vivir en el espacio del corazón. Podríamos
decir que se trata de vivir una vida más espiritual, no porque tenga que ver
con ninguna religión, las religiones son tan culpables de nuestra sinrazón como
el resto de la sociedad. Es vivir una vida más espiritual porque se trata de
darle más chance al espíritu que a la mente, se trata de vivir desde el corazón
que es el abanderado del alma y dejar de lado la mente que es la abanderada del
cuerpo.
Esto que predican con tanta
insistencia las enseñanzas de la nueva era, o los gurús de los libros de
autoayuda, es más difícil de practicar de lo que parece. Si fuera fácil todos
viviríamos desde el corazón y no serían necesarios más libros, más cursos, más
conferencias, más nada.
Vivir una vida más espiritual, es
decir, vivir desde el corazón, no significa saber más, leer más, tener más
conocimiento, retirarse a una cueva o hacer una vida monacal. Sólo se trata de
amar más, así de fácil es la teoría, la práctica no lo es tanto.
Vivir desde el corazón es vivir la
libertad, es vivir la eternidad, es vivir la alegría, es vivir la felicidad, es
vivir el amor, es vivir la divinidad. Vivir desde el corazón es dejar que el
corazón hable su propia verdad, es dejar que exprese su propia sabiduría, es
dejar que nos ayude a tomar decisiones en nuestra vida diaria, ya que siempre
nos va a decir cuál es la respuesta y cual la dirección correcta. Vivir desde
el corazón es estar completamente presente, y convertirse en la personificación
del amor, de la ecuanimidad, y de la libertad. Vivir desde el corazón es el
estado natural y auténtico del alma que ha decidido encarnar, y si no lo
vivimos así, es porque hemos sido enseñados y condicionados para vivir lejos
del corazón.
Para vivir desde el corazón, sólo hay que vivir en silencio. Y para
conseguir el silencio sólo hay que meditar.
Pero ya es bastante difícil la
meditación, como para mantenerla horas, todas las horas del día en que nos
mantenemos despiertos, y poder así vivir el ahora, y poder gozar de la
sabiduría y las sensaciones del corazón. Por lo tanto, tendremos que hacer algo
más.
Las herramientas necesarias para
vivir desde el corazón son cuatro. La mente, la atención, la voluntad, y la
paciencia.
Es una paradoja, pero necesitamos la
mente para dominar a la mente. Necesitamos atención para observar a la mente,
necesitamos, como para todo en la vida, ya sea física o espiritual, voluntad
para volver al trabajo una y otra vez, cada vez que esta se distraiga, y
necesitamos paciencia para llegar al final del camino: el corazón.
Sobre todo recuerda que cualquier
camino que quieras recorrer comienza con un primer paso, y que con ese primer
paso vas a recorrer un tramo pequeñito, en la vida física menos de un metro. No
quieras con ese primer paso llegar al final del camino. No, el camino ha de
recorrerse con tranquilidad y con perseverancia, teniendo claro que buscas, y
volviendo al camino cada vez que los acontecimientos te separen de él.
Con todo esto claro, ya solo queda
comenzar a caminar:
Lo primero que has de hacer es
meditar. Medita cada día. Comienza por once minutos si no tienes práctica, y
vete ampliando el tiempo para llegar, al menos, a los treinta minutos diarios.
Si ya meditas, sigue con tu meditación. Si no lo haces búscate alguna con la que
te sientas cómodo. Y si no sabes cual, puedes hacer la meditación de Kundalini-Yoga para una
mente neutral que viene a continuación.
Durante todo tu día, lleva la atención a tu respiración, siente el
aire entrando por tus fosas nasales, siente como se expande tu abdomen, siente
después como sale el aire y como se relaja tu abdomen, e imagina que estás
respirando desde el corazón. Si aun no has adquirido una práctica meditativa, a
la tercera respiración, tu mente ya se habrá distraído, para esto necesitas,
una vez que seas consciente de tu distracción, voluntad para volver tu atención a la respiración. Haz esto durante
todo el tiempo que puedas permanecer consciente.
Como mantener una mente meditativa
durante todo el día es una tarea harto difícil, mantén también la atención en
todos los procesos de tu mente. Observa cómo se comporta tu mente, para dar
prioridad a algunas de las energías del corazón: Intuición, desapego, compasión,
ecuanimidad, amor.
La intuición es la voz del corazón.
Es un murmullo constante. Sentirla es una señal clara de que la mente comienza
a serenarse, ya que el ruido de la mente impide sentir cualquier otra cosa y
aun menos un simple murmullo. Si llegar a sentirlo, hazle caso, no dejes que la
mente analice ese murmullo, ya que sino, esta se encargará de desprestigiar a la
intuición. Te va a decir que debes de seguir su lógica, ya que es la lógica lo
que la sociedad espera que sigas. Sin embargo, la intuición es la voz del Yo
Superior, es la voz del alma, y no hay nada más objetivo, ya que no está
contaminada por las propias creencias, ni por los juicios que la sociedad está
pronta a sentenciar.
Ecuanimidad es encarar la vida, con
todas sus vicisitudes, en calma y con tranquilidad, sin perturbar la mente.
Vivir desde el corazón es vivir la ecuanimidad, “todo está bien”. Para aprender a vivir desde el corazón se
consciente de tus críticas. Desde una mente crítica es imposible vivir la
ecuanimidad. Cuando entras en contacto con otras personas, has de tener muy
claro que tus ideas, tus opiniones, tus creencias, no están en competencia con
las ideas, opiniones y creencias de los otros, sino que todas tienen el mismo
valor para Dios, se complementan, se enriquecen. En la ecuanimidad vas a
entender y a respetar las creencias de los otros. Vas sencillamente a valorar,
a apreciar y a respetar al otro.
Vivir desde el corazón, es vivir el
desapego. El desapego no es un alejamiento frío, hostil; no es una manera
robótica de ir por la vida, absortos, y totalmente indiferentes a la gente y a
los problemas; no es una actitud de inocente dicha infantil; ni un
desentendimiento de lo que son nuestras verdaderas responsabilidades hacia
nosotros mismos y hacia los demás; ni una ruptura en nuestras relaciones.
Desapegarse es liberarse o apartarse
de una persona o de un problema con amor. Viviendo la propia vida al máximo de
capacidad y luchando para discernir qué es lo que se puede cambiar y que no. Si
no se puede solucionar un problema después de intentarlo seriamente, hay que
aprender a vivir con ese problema o a pesar de él. Y tratando de vivir felices,
concentrándose en lo que de bueno tiene la vida hoy, y sintiendo agradecimiento
por ello. Aprendiendo la mágica lección de sacarle el máximo provecho a lo que
de bueno tiene la vida, ya que eso multiplica lo bueno en la vida.
El desapego implica " vivir el
momento presente", vivir en el aquí y en el ahora. Permitiendo que en la
vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de
controlarlas. Renunciando a los remordimientos del pasado y a los miedos por el
futuro. Sacando el mayor provecho a cada día, aceptando la realidad, aceptando los
hechos, aceptando y adentrándose en las experiencias. Requiere fe en uno mismo,
en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en
este mundo.
Confía en que todo está bien a pesar
de los conflictos. Confía en que Dios sabe más que tu, y ha dispuesto lo que
está sucediendo, y que puede hacer mucho más por resolver el problema que tu.
De modo que trata de no estorbar en su camino y dejar que Él lo haga.
Las recompensas que brinda el
desapego son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la
capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de
energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a los problemas.
El corazón es compasión. Vivir la
compasión es vivir la unidad. La alegría de otras gentes es la propia, el
sufrimiento de otras gentes es el propio sufrimiento, la historia de otras
gentes es la propia historia. La compasión acaba con la separación, liberando
de la ilusión de la propia experiencia individual.
Vivir la compasión es escuchar y
comprender a otras personas profundamente, lo cual ayuda a perdonar y a dejar atrás
los juicios, ya que el juicio es un proceso de la mente y mientras que la
comprensión lo es del corazón. Así que cuando estés con otras personas
aprovecha la oportunidad para escuchar atentamente, para comprenderlas, sin
juzgarlas. De esta manera te vas a convertir en el amor que buscas.
Y ama. Empieza por ti. Amaté, respétate,
valórate, acéptate. Para aprender a amar utiliza la Regla de Oro: “Da a los
demás lo que quieres para ti”. “No desees para los demás lo que no deseas para ti”.
Mensaje
canalizado de un Maestro Ascendido (6/7 de Junio de 2014)
Dios está en cada cosa, en cada
aspecto perfecto de la Creación. No necesita darnos señales, no necesitamos un
milagro.
Dios Es en todas partes y en todo
tiempo.
Y ante la gran presencia de Dios lo
único que cuenta es haber amado intensamente a nuestros semejantes, haber sido
fieles a nuestra naturaleza divina, y que cada persona con la que nos hayamos
cruzado en la vida, nos recuerde con una sonrisa.