El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 8 de diciembre de 2013

Sobre el perdón y el olvido


Perdonar es el valor de los valientes.
Solamente aquel que es bastante fuerte para
perdonar una ofensa, sabe amar.
Gandhi
Recuerda que cuando abandones esta tierra,
no podrás llevarte contigo nada de lo que has recibido,
sólo lo que has dado.
San Francisco de Asís
Ofensa, humillación, insulto, injuria, daño, maltrato, delito, falta, infracción, son algunas de las acciones o palabras que direccionadas sobre una persona, pueden afectarla y hacer que esa persona se sienta, lógicamente, herida en su interior.
Pero, ¿Cómo se manifiesta esa herida? Si es física, va a dejar, no solo una cicatriz en el cuerpo, sino que va a dejar también una cicatriz, o peor aún, una herida en el cuerpo emocional de la persona, de la misma manera que ocurre si la ofensa solo ha sido de palabra, no hay herida en el cuerpo, pero si en la emoción.
Sin embargo, de poco le vale a la persona saber que tiene una herida emocional, que la hace sentirse mal cada vez que recuerda el suceso, o cada vez que se cruza con la persona causante de la ofensa. Se siente mal, sufre y punto.
Es posible que fuera de gran ayuda para la persona el saber cómo se ha producido esa herida emocional, para así intentar ponerle remedio, y dejar a un lado el sufrimiento.
Hay que tener en cuenta, que en casi todos los casos en que una persona ofende a otra, ya sea de palabra o de acción, la persona causante de la ofensa, suele seguir bien, viviendo tranquilamente, sin ningún tipo de sufrimiento después de la ofensa realizada, mientras que en la persona ofendida se instala el sufrimiento, producto de la ira, el rencor o incluso del odio que siente hacia la persona de quien partió la ofensa.
Pues bien, solo estamos hablando de energía. Energía producida por los pensamientos que la persona deja que se instalen en su mente. Energía producida por un retorno al pasado de manera permanente, y como toda energía, esta también se puede hacer que desaparezca.
Aunque no va a desaparecer si aplicamos la tan conocida fórmula: “Yo perdono, pero no olvido”. Perdonar y no olvidar, no es ni perdón ni nada que se le parezca, por la sencilla razón de que al no olvidar, seguimos dando vueltas a la ofensa, seguimos generando la misma energía.
¿Qué es el perdón? El perdón es la acción por la que una persona, que estima haber sufrido una ofensa, decide no sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación contra el mismo, renunciando eventualmente a vengarse. Por lo tanto, si hay recuerdo, sigue habiendo resentimiento, sigue habiendo indignación, sigue habiendo ira, es decir, no existe perdón. No vale, entonces, decir las palabras “Yo te perdono”, si dentro sigue instalado el resentimiento.
Se ha de perdonar y bendecir a la persona causante de la ofensa, tantas veces como sea necesario, hasta que ya no se recuerde el suceso, o hasta que aunque se recuerde, sea un suceso más, como recordar si el día anterior llovió o hizo sol. Para ese perdón y esa bendición, no es necesario manifestarlo personalmente. Aprovechar el momento de la meditación es el mejor momento para perdonar y bendecir. Es entonces cuando estamos en contacto con nuestro ser más reverenciado, por lo que nuestro perdón viaja sin atascos hasta donde deseemos que llegue.

1 comentario:

  1. Yo creo que la persona que ofende y hace daño por motivos de celos envidia o lo que sea ,no esta tranquila porque lleva todo eso en su interior y no es consciente del daño que hace primero a el mismo y a los demás, y ante eso el ofendido en vez de sentir odio tiene que sentir compasión al no ser conscientes primero de su interior y segundo del daño que hacen ya sea físico o emocional por lo que tenemos que trabajar el perdón, el amor y la compasión .FELIZ NAVIDAD un abrazo.

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