Mi alma, mis libros, mis creencias, mi corazón y mis opiniones.
El viaje del alma
El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión. Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y, para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
Hoy es un
día lleno de promesas, lleno de proyectos, lleno de intenciones, lleno de
propósitos. Todos buenos, y casi todos incumplidos. Pocas son las personas que
en este inicio de año no hacen algún tipo de promesa: En este nuevo año voy a
hacer deporte, voy a hacer dieta, voy a dejar de fumar, voy a hacer yoga, voy a
meditar cada día, voy a dedicar menos horas al trabajo, voy a jugar más con mis
hijos, bla, bla, bla.
Palabras,
palabras, palabras que se lleva el viento, porque si, la intención es buena,
pero falta, posiblemente, lo más importante: La voluntad. Puede que incluso, si
el propósito se ha formulado seriamente, la persona se sienta mal durante
algunos días por su falta de voluntad para el cumplimiento de su propósito.
Aunque no es esta una entrada para
tratar sobre la voluntad, si que puede ser de gran ayuda, el saber que si
empezamos por prometer la realización de cosas pequeñas, serán más fáciles de
cumplir, se comenzará a fortalecer la voluntad y nos sentiremos orgullosos de
nuestros logros, aunque sean pequeñitos. Si en un primer intento queremos
conseguir grandes logros, estamos abocados al fracaso. De la misma manera que
el viaje más largo comienza con un primer paso, la consecución de grandes
empresas deben comenzar por pequeñas cosas, que nos den el ánimo suficiente
para emprender mayores logros.
Bueno, pues por si fueran pocas todas
las promesas que nos hacemos a nosotros mismos en los inicios de cada año, voy
a atreverme a proponer otro objetivo. “Tratar
de que las personas que están a nuestro alrededor no se sientan mal por alguna
de nuestras reacciones: Palabras o acciones ofensivas, silencios, desprecios,
engaños, etc.”.
Se supone que convivimos con las personas
que nosotros mismos hemos elegido. Se supone que sentimos hacia ellas algún
tipo de amor, de afecto o de cariño. Se supone que ha sido una elección libre,
y con ella se supone que esperamos alcanzar la felicidad, o al menos un
agradable estado de convivencia. Hay una excepción, y son los hijos. Ellos no
han elegido a sus padres, pero si sus padres han elegido tenerlos a ellos, por
lo que se supone que tratan por todos los medios de que sus hijos, elegidos por
ellos, sean totalmente felices.
Si no se dan estos supuestos, lo
mejor es plantearse seriamente la situación y abandonar serena, educada,
respetuosa y razonadamente la convivencia, o arreglar la situación volviendo a
recordar y a tratar de revivir las razones por las que se dio inicio a la
convivencia.
Para cualquiera de los dos casos es
válido el objetivo propuesto. Es una propuesta también difícil, aunque no esté
relacionada directamente con la voluntad. Pero si está relacionada ciento por
ciento con la atención. Atención a lo que se siente, porque es en el momento inicial,
cuando la persona comienza a hablar consigo misma sobre “¿Cómo es posible que
ahora salga con esto?, ¿Cómo es posible que no se de cuenta de que esto me
molesta?, ¿Por qué tenemos que hacer siempre lo que el/ella diga?, y otras mil
ideas más que pasan por la mente, que son las que hacen que de manera inmediata
se encienda el fuego interior, que hace surgir una reacción furibunda, en
contra de la persona, que curiosamente amamos y deseamos su bienestar por
encima de todo. Es en este momento cuando la persona tiene rápidamente que
hacerse un nuevo planteamiento: ¿No será que yo tengo unos deseos que no se
están cumpliendo?
Porque, ¿Cuál es el beneficio del
enfado, del silencio, de los malos modos, de tantas y tantas reacciones
nefastas para la relación y la convivencia? Ninguno. No hay beneficio, todo son
perjuicios: Una relación gélida durante una temporada y un deterioro de la
misma.
Para evitar esto, podemos utilizar
cualquiera de las dos vías: La vía de la palabra o la vía de la aceptación:
Hablamos de la situación para llegar a un acuerdo, o aceptamos, sin más, sin
reproches, porque “todo está bien”.
Estará bien si consigues hacer
deporte, o hacer dieta para adelgazar, o……, pero estará mucho mejor si
consigues hacer felices a las personas que libremente has elegido y aceptado
para que te acompañen en este tramo de tu vida.
Que tengas suerte y voluntad para
cumplir este año tus promesas. En tus manos está el conseguirlo.
Al finalizar la cena de Nochevieja, la abuela con su vestido sobrio y el
polvo blanco de los años en su pelo tomó la palabra y dijo:
-Perdón por los errores que he
cometido en la vida, hace tiempo que tengo ganas de hablar y rectificar el camino
tan sinuoso por el que he andado, pero es que uno nunca está preparado para
hacer las cosas como los demás esperan que las hagamos. He actuado con amor
hacia los míos y me he dejado toda por ustedes. Ahora me ven y soy vieja, con
arrugas y canas, con achaques, con modos, pero deben saber que yo también he
sido joven, yo también tuve ilusiones, perseguía a las aves de los sueños y
quería acabar con las imposiciones de mis mayores.
Yo también quise huir mil veces de mi
casa, me perdí en el ensueño de falsos amores y di hasta que me destrozaron el
corazón. Pero seguí creyendo y ante la adversidad seguí amando, pues en el
camino supe que más vale arriesgar que quedarse con las manos llenas de tanto
afecto. Amé a mis mayores y aprendí a amar a los menores, pues la persona que
ama hoy, está sembrando el amor que otros cosecharán mañana.
A lo largo de mi vida vi partir a
muchas personas, los que me dejaron por seguir un espejismo, los que no se
dieron la oportunidad de conocerme y a esos que simplemente tenían que irse a
causa de la muerte. Lloré desesperadamente cuando alguien de corta edad se iba
y le grité a Dios porqué se llevaba a gente inocente, me enojé cuando murió mi
madre pues me lamenté haberla dejado sola en sus últimos días, cuando lo único
que quería de mí era que la escuchara; pero también aprendí a aceptar el
destino de cada persona y con mesura comprendí que nadie se va, sino que
nosotros nos quedamos y que ellos sólo se nos adelantan en el camino que
también hemos de andar.
Conversando con Dios ahora sé que no
debo enfrentarme a él, pues su actuar es sabio y que aunque muchos lo nieguen,
cuando hay peligro o cambio siempre vuelven a él.
Ahora soy vieja y sigo creyendo en el
amor y es lo único que necesito, sé que les cuesta con todas sus actividades
escucharme o dedicarme un poco de su tiempo, pero eso no me deprime, me alegra
ver que han crecido y que tienen éxito en la vida, para una madre eso es lo que
cuenta y es eso lo que guarda en el corazón, ni las heridas ni los desprecios
caben en un corazón amoroso; tenemos que cumplir con nuestro destino, él no
espera, y el destino de una madre es rezar por que su hijo vuelva y que tenga
suerte en toda tarea que emprenda.
Las cosas que me contentan son pocas
ahora, mi música, mis recuerdos y algún que otro vago sueño que me llena de
esperanza. No se sientan mal porque a veces no me entiendan, soy una mujer
fuerte y si bien arrastro errores de antaño, sigo siendo quien era, una mujer
viva y llena de alegría, ustedes son mis hijos y siempre estarán en mi corazón.
El día que me muera no lloren ni se
sientan solos, sepan que he sido dichosa, que hice todo lo que quería, vi, fui,
escuché y sentí todo lo bueno en la Tierra, estoy agradecida por mi familia,
por mis errores, por mis penas, por el dolor y las sonrisas, por la gente a la
que conocí y la gente a la que cambié de alguna manera; cuando me muera me iré
satisfecha y sin remordimientos, si de algo me arrepintiera sería como negar lo
que ahora soy y es que soy una mujer plena y no tengo ninguna queja. Hijos
míos, los amo y siempre los llevaré en mi mente y en mi corazón.
Con lágrimas en los ojos la abuela
volvió a su asiento y llena de paz sonrió como hacía tiempo no hiciera. Llegó
el turno del padre, quien tomando un tono muy solemne se levantó y con copa en
mano comenzó a decir:
-Gracias madre por ser sincera, hoy
en día eso es muy difícil de encontrar, quién diría que tuvieron que pasar
tantos años para poder encontrarnos en una situación como esta, en la que el
alma se desnuda y que podemos decir lo que hemos guardado tanto tiempo. Gracias
por ser mi madre y por estar siempre alerta, por cuidar de nosotros y ser el
pilar de la familia, por esperarnos despierta y por callar tantas cosas que
mellan en tu corazón, gracias por brindarnos la oportunidad de conocerte y
tenerte con nosotros.
También agradezcamos en esta noche
perfecta el hecho de estar vivos y sanos, ha sido un año duro, para mí en
especial, mi salud se vio mermada pero gracias a su apoyo estoy aquí de pie;
cuán importante es estar conscientes de nuestro cuerpo, escucharlo y atenderlo
como necesita, lleva años descubrir sus caprichos, pero cuando comprendes que
es el único que tienes, empiezas a cuidarlo, quien no se quiere se daña con
vicios y sustancias que no necesita, esas personas son las que no desean vivir
y se matan poco a poco y cuando llegan a la vejez se arrepienten de no haber
sido más precavidos y no haber conocido la mesura a tiempo.
Qué bien se siente poder hablar de tu
trabajo, ser de esos pocos dichosos que disfrutan haciendo lo que aman o que
aman lo que hacen, esa es la clave del éxito y aunque muchos la conocen no es
una llave que cualquiera sepa usar, tiene sus complicaciones pero está llena de
satisfacciones. Gracias a nuestro esfuerzo no nos ha faltado nada material,
tenemos lo que queremos y a veces un poco más, pero nos distraemos fácilmente
con las cosas y nos alejamos de lo que es importante como este momento que
desde ahora está cambiando nuestro futuro. Es bueno tener objetos, pero es
mejor no olvidar el camino que nos lleva a la felicidad, no olvidar a los que
nos acompañan y son nuestro apoyo y nuestra guía al caminar.
Yo tampoco he sido perfecto, pero
gracias a ti madre, tengo un ejemplo perfecto de lo que quiero ser, seguir tus
pasos y encontrar la satisfacción cuando llegue a viejo, olvidas nuestras
faltas porque eres grande de sentimientos, ojalá un día seamos como tú eres y
sintamos el amor más bello.
Hijo, qué puedo decirte, si has sido
mi motivo para seguir viviendo; me has dado fuerza para seguir luchando y
superarme, he aprendido de ti más de lo que te he enseñado y te lo agradezco.
Debes saber que obstáculos encontrarás, pero no debes darte por vencido, parte
de la felicidad se encuentra en vencer el miedo a las cosas, aquél que se
enfrenta sabe lo que es el valor y el poder, quien no se atreve vive como
mediocre arruinando a los que su lado se encuentran. Atrévete y verás cómo las
cosas a ti llegan, vendrá el amor, el trabajo, el dinero, los amigos, la
familia y no te detengas, una vez que empieces encontrarás satisfacción en tu
entrega, ama y todo será fácil, no te apartes de los que te amamos pues seremos
tu apoyo cuando crezcas.
Que sepas hijo, que si no preguntamos
en lo que andas, no es por indiferencia, decidimos respetar tu libertad y dejar
que encuentres tu independencia, no sabemos cuándo nos iremos de este mundo así
que queremos que te encuentres preparado para enfrentarte a tu destino cuando
venga. Se agradecido con los demás y con tu destino, deja que la vida te
sorprenda, guarda un poco de inocencia y todo te resultará nuevo y fascinante,
escucha y aprende de los mayores, a los menores enseña y comparte con tus
iguales para hacer una alegría más verdadera.
El padre, lleno de orgullo regresó a
su asiento y con su mirada llena de gratitud cedió la palabra al menor de la
casa:
- Ayuda es lo que necesito a veces,
pero me da miedo acercarme a pedirla, he llorado noches enteras porque no
encuentro solución a mis problemas, los mayores creen que porque uno es joven
no tiene dificultades, pero la juventud está llena de cambios, de
incertidumbres y esperas, se le exige mucho a un joven que no sabe cómo es el
camino, que tiene que decidir su futuro con un pasado muy corto por detrás. Sin
embargo, he podido enfrentarme a mis retos, salir adelante ha sido difícil pero
no imposible, me encuentro ante mi independencia y ansioso para mi futuro.
Uno no comprende el verdadero valor
de las cosas, no tiene parámetros con que medirlas y va tropezando a cada
pequeño paso que da. Qué más quisiera estar con ustedes todo el tiempo, que me
llevaran de la mano como cuando niño pero no es posible, debo caminar por mi
propia cuenta, ponerme metas y alcanzarlas y aprender de mis caídas cuando las
tenga.
Sí, es cierto que a veces no los
comprendo y es que nunca he pasado por las cosas que ustedes conocen, a mi edad
necesito estar solo a veces, hablar conmigo mismo, encontrarme y saberme. Me
refugio en mis amigos porque con ellos no me compromete nada, ellos podrán
dejar de ser mis amigos pero ustedes aunque algo nos separe siempre serán mi
familia, es complicado pero real, cómo saber cuándo haces lo correcto y cuándo
no.
He aprendido de ustedes más de lo que
se dan cuenta, llevo en mi mente imágenes diversas de todos estos años y hasta
creo que en mi corazón ocupan un espacio muy importante que nadie podría nunca
ocupar. Es cierto que no tengo la confianza suficiente para abrirme a ustedes,
pero estoy en el proceso de saber lo que es mejor para mí, uno con el tiempo
aprende a decir lo que se espera y a hacer lo que conviene, quizá en unos años
podremos hablar de lo que me pasa ahora o de lo que me pasará más adelante, no
tengo tanta libertad o quizá sólo es que no encuentra mi cabeza el orden
requerido de las ideas, mi mente se pierde en sí misma y resulta imposible
expresarme; espero puedan entender lo que me pasa, hagan memoria de su pasado.
Con su apoyo y el amor que me tienen,
más adelante seré una persona exitosa, una persona confiable y sobre todo
amorosa; quiero para mi futuro una vida larga, pero sobre todo una forma
correcta de disfrutarla; quiero en mi futuro mucha sabiduría y paciencia, amor,
amistad y errores, muchos errores de los que aprender, quiero tropezarme y
levantarme, quiero ver miles de amaneceres y devorarme el mundo de un bocado;
ustedes son mi guía y los que me regresan al suelo cuando creo perderme, me dan
apoyo y me dan mesura, con su ayuda cumpliré mis metas que serán las suyas,
encontraré la felicidad en lo que hago y llegaré lejos, amando y amando.
Cuando se vayan, los guardaré en mi
corazón y no guardaré rencores ni arrepentimientos, serán mis estrellas y en
noches como esta los recordaré y honraré de la mejor manera.
Todos de nuevo en su sitio quedaron
en silencio procesando la actividad de aquella noche, sonreían unos a otros
sobre la mesa, el tiempo se detenía sobre ellos haciendo el momento
interminable, había magia que quizá al otro día se esfumaría pero que al menos
por esa noche nadie olvidaría.
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Que en todos los hogares reine la
paz, el amor y la sinceridad.
Todos los
seres humanos, en mayor o en menor medida, hemos tenido la osadía de juzgar y
de criticar a nuestros semejantes. Y todo ello, debido, posiblemente, a que
cada uno de nosotros nos creemos en posesión de la verdad, de una verdad única,
perfecta e inmutable, y eso hace que ante cualquier circunstancia, distinta de
las propias creencias, nos permitamos el atrevimiento de juzgar aquello que no
es coincidente con nuestra propia verdad.
Una crítica
es una opinión, un examen o un juicio que se formula en relación a una
situación, servicio, propuesta, persona u objeto. Se juzga y se critica todo:
el vestir, las maneras de hacer, o de no hacer, el hablar, el callar; por
criticar, se critica hasta el tamaño de la nariz.
Pero en realidad, alguien se ha preguntado
cuál es el objetivo real de la crítica. Podría ser un objetivo constructivo, como
por ejemplo, que la persona criticada cambiara alguna de sus actitudes, o
cambiara su carácter. Pero ¿Que sabe el crítico de las condiciones de vida, del
pensamiento o de los sentimientos de la persona criticada? Es posible también
que la crítica no tenga ningún objetivo definido, y que solo sea una manera de
liberar la propia frustración del crítico, o asomarse a su propia impotencia,
siendo incapaz inconscientemente de soportarla, o no soportar tampoco el
reflejo de sus propios errores.
De cualquier forma, sea por la razón
que fuere, la crítica no lleva a buen puerto. El criticado, si tiene
conocimiento, es posible que se sienta mal. Pero la peor parte, se la lleva, desde
luego, el crítico: Por el Karma que se autogenera, por el que tendráque pagar, tarde o temprano, y de manera
inmediata por la energía que se produce por el pensamiento o la palabra de
crítica.
¿Qué pasaría si elimináramos la
crítica?, ¿Qué pasaría si actuáramos siempre con total comprensión ante
cualquier situación? La comprensión que está relacionada con el verbo
comprender, se relaciona con la actitud de entender o de justificar como
naturales las acciones o las emociones de los otros.
Comprensión es la aptitud para
alcanzar el entendimiento de cualquier acontecimiento, es tolerancia, es
paciencia, es confianza en los demás.
Hemos de ser conscientes de nuestra
propia fragilidad, y de que podemos caer en la misma situación y en los mismos
errores.
La comprensión es un acto de
generosidad, ya que con ella aprendemos a perdonar a los demás y a tener
confianza en ellos.
Ante cualquier situación, en la que
estemos propensos a la crítica, sería bueno preguntase como actuaríamos
nosotros. Para lo cual tendríamos que conocer todos los aspectos que afectan a
dicha situación.
En esta época del año, con los
sentimientos un poco más a flor de piel que en cualquier otra época, podríamos
empezar a ser conscientes de nuestras críticas y empezar a comprender a los
otros.
¡Seguro que siempre existe una razón,
desconocida para nosotros, por la que la otra persona actúa como lo hace!
Entendámosla y aceptémosla.
Solamente aquel que es bastante fuerte para
perdonar una ofensa, sabe amar.
Gandhi
Recuerda que cuando
abandones esta tierra,
no podrás llevarte contigo
nada de lo que has recibido,
sólo lo que has dado.
San Francisco de Asís
Ofensa, humillación, insulto, injuria, daño, maltrato,
delito, falta, infracción, son algunas de las acciones o palabras que direccionadas
sobre una persona, pueden afectarla y hacer que esa persona se sienta, lógicamente,
herida en su interior.
Pero, ¿Cómo se manifiesta esa
herida? Si es física, va a dejar, no solo una cicatriz en el cuerpo, sino que
va a dejar también una cicatriz, o peor aún, una herida en el cuerpo emocional
de la persona, de la misma manera que ocurre si la ofensa solo ha sido de
palabra, no hay herida en el cuerpo, pero si en la emoción.
Sin embargo, de poco le vale a la
persona saber que tiene una herida emocional, que la hace sentirse mal cada vez
que recuerda el suceso, o cada vez que se cruza con la persona causante de la
ofensa. Se siente mal, sufre y punto.
Es posible que fuera de gran ayuda para
la persona el saber cómo se ha producido esa herida emocional, para así intentar
ponerle remedio, y dejar a un lado el sufrimiento.
Hay que tener en cuenta, que en casi
todos los casos en que una persona ofende a otra, ya sea de palabra o de
acción, la persona causante de la ofensa, suele seguir bien, viviendo
tranquilamente, sin ningún tipo de sufrimiento después de la ofensa realizada,
mientras que en la persona ofendida se instala el sufrimiento, producto de la
ira, el rencor o incluso del odio que siente hacia la persona de quien partió
la ofensa.
Pues bien, solo estamos hablando de
energía. Energía producida por los pensamientos que la persona deja que se
instalen en su mente. Energía producida por un retorno al pasado de manera
permanente, y como toda energía, esta también se puede hacer que desaparezca.
Aunque no va a desaparecer si
aplicamos la tan conocida fórmula: “Yo perdono, pero no olvido”. Perdonar y no
olvidar, no es ni perdón ni nada que se le parezca, por la sencilla razón de
que al no olvidar, seguimos dando vueltas a la ofensa, seguimos generando la
misma energía.
¿Qué es el perdón? El perdón es la
acción por la que una persona, que estima haber sufrido una ofensa, decide no
sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación contra
el mismo, renunciando eventualmente a vengarse. Por lo tanto, si hay recuerdo,
sigue habiendo resentimiento, sigue habiendo indignación, sigue habiendo ira,
es decir, no existe perdón. No vale, entonces, decir las palabras “Yo te
perdono”, si dentro sigue instalado el resentimiento.
Se ha de perdonar y bendecir a la
persona causante de la ofensa, tantas veces como sea necesario, hasta que ya no
se recuerde el suceso, o hasta que aunque se recuerde, sea un suceso más, como
recordar si el día anterior llovió o hizo sol. Para ese perdón y esa bendición,
no es necesario manifestarlo personalmente. Aprovechar el momento de la
meditación es el mejor momento para perdonar y bendecir. Es entonces cuando estamos
en contacto con nuestro ser más reverenciado, por lo que nuestro perdón viaja
sin atascos hasta donde deseemos que llegue.
El ser
humano tiene un anhelo inconsciente: La unión con Dios, la unión con la
Conciencia Divina. Sin embargo, para desgracia del ser humano ese anhelo se
encuentra en el fondo del pozo de sus deseos, sin aire, sin luz, sin
posibilidad de asomarse a la superficie.
Pero ese
anhelo es tan fuerte que desde el fondo de su reclusión va enviando oleadas que
van impregnando casi todos los deseos que se encuentran por encima de él. De
tal manera, que en cada acción de vida, salvo algunas excepciones, en las que
la acción es dirigida por fuerzas de la oscuridad, se busca a Dios, casi con
desesperación, aunque el ser humano no es consciente de la búsqueda. Por eso la
insatisfacción que producen, al poco tiempo de conseguidos, la gran mayoría de
los deseos.
La satisfacción
por los deseos conseguidos tiene fecha de caducidad. Dura mientras no son
reemplazados por un nuevo deseo, o cómo máximo, dura hasta que se termina la
vida en la materia.
La unión con
Dios, sin embargo, no caduca, porque es eterna.
Hay
excepciones con algunos deseos, en los que no surge la insatisfacción al poco
tiempo de conseguido, y son los deseos que llevan una alta impregnación del
anhelo de unión con Dios. Son aquellos deseos ¿espirituales?, que aunque
satisfechos en la materia llevan aparejado un alto grado de ayuda, de servicio,
de compasión y de unión con el prójimo. Porque ayudar, servir y compadecerse
del prójimo, es el primer peldaño que acerca al ser humano a la unión con Dios.
Hemos de tener presente que cada ser humano es a imagen y semejanza de Dios, por
lo tanto unirse al prójimo es acercarse a Dios.
¿Qué hacer
para que ese anhelo enterrado bajo un sinfín de deseos pueda salir a la luz? El
pozo de los deseos es la mente, llena de prejuicios, llena de temor, llena de
críticas, llena de deseos. Hay que vaciar el pozo, hay que limpiar la mente, y
la aspiradora que puede limpiar la mente de tantas cosas inútiles, de tantos
pensamientos inútiles, de tantos recuerdos, de tantos deseos inalcanzables y de
tantos sueños ilusorios, es la meditación.
No se
debería dejar pasar un solo día sin dedicar un tiempo a esa limpieza, de la
misma manera que cada día limpiamos nuestro cuerpo.
Empieza
ahora, medita cada día, y pronto sentirás los progresos de acercamiento a Dios.
Aunque
realmente no son muchas las religiones que conozco, (hay demasiadas para
conocerlas todas), me asombra que todas las que conozco tengan como punto
fuerte de su enseñanza el temor a Dios, el pecado y el subsiguiente castigo.
Pero…... ¿Qué
padre o madre desearía que su hijo le temiera? Si lo que los padres dan a sus
hijos es amor, es lógico pensar que lo que esperan de ellos también es amor. Nunca
se les ocurriría amedrentar permanentemente al bebé recién nacido para que
empiece a temerles, para así poder dominarle en todas las facetas de su vida.
(Reconozco que siempre hay algún desnaturalizado). ¿Cómo puede ser entonces que
Dios, que es Amor, desee que sus hijos, todos los seres humanos, le teman hasta
el extremo de hacer girar su vida sobre el eje del miedo?, ¿Qué mérito tiene
para Dios el que todo lo que hagan sus hijos tenga como base el temor al
castigo?, ¿Quiere realmente Dios dominar a sus hijos para que hagan su estricta
Voluntad?, ¿Dónde quedaría el tan cacareado libre albedrío de los seres
humanos?
¿No será que
Dios no tiene nada que ver en esto, y que todo sea un engañoso montaje para que
se haga, no la Voluntad de Dios, sino la voluntad de sus pseudo representantes
en la Tierra? Los fariseos que condenaron a Jesús, en vez de bajar la cabeza,
reconocer su error y cambiar hasta su extinción, se han multiplicado como
hongos sobre la faz de la Tierra y ahora, como no tienen a un Jesús que
condenar, (que no dudemos que lo harían de nuevo), nos condenan al resto de
mortales a los castigos más inimaginables, si no tenemos “temor de Dios”.
Dios no es
temor, Dios es Amor. Y si la bandera de todas las naciones y, por supuesto, de
todas las religiones fuera el Amor, el mundo sería un paraíso, sería un lugar
en el que prevalecería la equidad, sin importar la raza, ni el lugar de
nacimiento, ni las creencias, ni el sexo. Sería un lugar en el que todos tendrían
las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, suficientes para
todos, y las mismas oportunidades de acceso a la sanidad y a la educación. Sería
un lugar en el que quedaría desterrada la envidia, ya que todos sentiríamos alegría
por la felicidad de otro ser humano, nuestro hermano. Sería un lugar en el que
los políticos buscarían el bienestar total de TODOS sus conciudadanos, no sólo
de unos pocos. Sería un mundo sin pobreza, sin hambre, sin analfabetismo. Sería
un mundo con mucho menos dolor y menos sufrimiento. Sería un mundo muy próximo
a la felicidad.
Parece ser
que con el temor de Dios no lo hemos conseguido, ¿Por qué no lo intentamos con
el Amor a Dios, y por supuesto con el Amor al prójimo?
¡Qué fácil
es predicar!, ¡Qué fácil aconsejar! No cuesta nada decir: “Lo que has de hacer
es….”, “Ten fe”, “Vive desde el corazón”, “Detén tu pensamiento”, “No tengas miedo”,
“No estés triste”. ¡Qué fácil es!
Pero, ¿Cuántas
veces se coloca el predicador en los zapatos del que sufre, o del que está
triste, o asustado?, ¿Cuántas veces ha vivido el predicador una situación similar
para dar consejos?, y si la ha vivido, ¿Cómo ha salido de ella?
Cada circunstancia
que se presenta en la vida, ni es, ni ha sido, ni será nunca vivida de la misma
manera por diferentes personas. Cada persona vive su circunstancia de manera distinta,
porque cada persona se encuentra en una situación completamente diferente a las
que se pueden encontrar los otros siete mil millones de habitantes que habitan
el planeta. Y son esas situaciones en que se encuentra la persona las que van a
determinar que la persona viva su problemática de una u otra manera.
Porque no es
la circunstancia en sí, es el estado de la persona, el que determina como
sentirse ante las distintas situaciones que va presentando la vida, y es desde
ese estado, desde el que se van a afrontar las situaciones que se presenten. El
consejo general puede servir en algunos casos, muy escasos, pero cada persona
tiene su matiz distinto, para despertar a la situación y hacerse fuerte frente
a ella.
Algo que
desde el exterior puede parecer una tormenta en un vaso de agua, es una
verdadera tragedia para quien la vive, es una verdadera tempestad en mitad del océano,
y escuchar: “Tranquilo, no es nada, ya pasará”, en vez de ser un salvavidas es
una verdadera losa que le hunde más y más en su desdicha, ya que en vez de
tenderle una mano, puede sentir que la están restregando por el rostro que se está
ahogando en una gota de agua.
Quiero hacer
un llamado desde esta plataforma, (y yo también me apunto), a tantos y tantos predicadores,
unos aficionados y otros profesionales, para que se abstengan de dar consejos
si junto a estos no va indexada la técnica a utilizar para salir del bache en
que se encuentra el aconsejado.
Y si no se
tiene la fórmula para que la persona trabaje, mejor que dar consejos es
sencillamente acompañar. Es muy terapéutico, en los momentos más duros y
traumáticos, que alguien esté, sencillamente al lado del que sufre. Un abrazo y
una caricia hace muchísimo más que el comentario: “Tranquilo, no es nada, ya
pasará”.
“Nadie puede tener una opinión
buena de una persona
que tiene una opinión mala de sí
misma.”
Anthony Trollope
“De todas las trampas en la vida la falta de
autoestima es la peor y la más difícil de superar, debido a que está diseñada
por tus propias manos y se centra en la idea: No vale la pena, no lo puedo
hacer.”
Maxwell Maltz
“El respeto comienza con uno mismo.”
Nathaniel Branden
Hacia una buena autoestima
Promulgamos
el amor al prójimo a los cuatro vientos, repudiamos la agresión y el mal trato
a los otros, pero se nos permite, y hasta está bien visto, que regateemos,
economicemos y midamos las autoexpresiones de afecto. ¿Por qué debemos ser
miserables con nosotros mismos?, ¿Cuántas veces nos auto-elogiamos, nos damos
gustos y nos contemplamos? No suele haber tiempo para eso.
Debemos
disponer de tiempo para los hijos, la pareja, los padres, pero no se nos ocurre
utilizar algunas horas en beneficio propio. Pensamos que el tiempo mejor
aprovechado es el destinado a producir bienes materiales o dinero. No nos interesa la salud mental. Se
considera que pensar, soñar, fantasear, dormir, meditar o mirar, no es actuar.
Así, dedicarse a uno mismo es sinónimo de vagancia o “buena vida”. Si pensamos
de este modo, jamás disfrutaremos de amarnos, ya que siempre podríamos estar
haciendo algo más productivo. Es un acto
de irresponsabilidad no dedicar tiempo a ti mismo.
Acercarse a un estilo de vida hedonista:
Hedonismo
significa placer, satisfacción, regocijo, goce y bienestar. Una filosofía
hedonista significa un estilo de vida orientado a buscar el disfrute y a
“sacarle el provecho” a las cosas que nos rodean. La filosofía hedonista
encierra la aceptación implícita del derecho a disfrutar.
1.- Saca tiempo para el disfrute:
-La vida no se ha hecho sólo para trabajar. Se
trabaja para vivir, no lo contrario.
-Tu momento de descanso, de recreación y tus
vacaciones no son un “desperdicio de tiempo”, sino una inversión para tu salud
mental.
-No lo postergues todo, esperando el día idóneo.
-No hay un tiempo para el amor como no hay un tiempo
para quererte a ti mismo. Siempre es tiempo.
2.- Decide vivir disfrutando:
-Acepta que la búsqueda del placer es una condición
del ser humano. Forma parte de ti como algo natural.
-Vive intensamente y ejerce el derecho a sentirte
bien.
-¿Cuántos momentos de felicidad has perdido por
creer que no los merecías?
-Busca en tu interior y encontrarás un vacío: la
pasión.
-Tienes la obligación de generar alternativas de
vida para mantenerte feliz.
-Tienes un talento innato para vivir “bien”, no lo
desaproveches.
3.- Explora, busca, indaga:
-Una vez que decidas darle importancia al principio
del placer, debes comenzar a trabajar para sentirte bien.
-Tu principal arma es la exploración. No esperes a
estar “totalmente seguro” para ensayar cosas nuevas. ¡Arriésgate!
-No te resistas a probar lo nuevo.
-No tengas opiniones a priori cuando de conocer se
trata.
4.- No racionalices tanto las
emociones agradables:
-La idea no es negar la importancia del pensamiento.
El problema es que si intentas explicarte y comprender permanentemente los
sentimientos, los obstruyes irremediablemente.
Autoelogio
Permanentemente
estamos hablando en silencio con nosotros mismos y rumiando sobre esto o
aquello, a veces de manera automática, inconsciente, y otras de manera
controlada o consciente.
El
dialogo interno puede afectarte positiva o negativamente, de manera similar a
como las palabras de otros también pueden ejercer un determinado efecto sobre
tu estado de ánimo.
Cuando tengas tus diálogos internos, en lo
posible que sean positivos, pero con una dosis de realismo.
El
autoelogio es una manera de hablarte positivamente. Es una forma de reconocer
tus actuaciones adecuadas. No es necesario, ni hace falta que lo hagas en voz
alta y en público.
Las razones a las que
se apela para negar el auto elogio son varias:
-No soy merecedor o no fue gran cosa.
-Era mi deber o era mi obligación.
-Auto-elogiarse es de mal gusto.
Auto recompensa:
Es
otra manera de auto-expresarte el afecto. La auto-recompensa es el proceso por
el cual nos auto-administramos estímulos positivos.
Tú
necesitas la auto-recompensa, de la misma manera que necesitas el autoelogio.
Fortalece tu autoestima y no permite el autocastigo y la insatisfacción.
Hacia una buena autoeficacia:
1.- Elimina el “no soy capaz”
-Si te tratas mal y eres irrespetuoso contigo mismo,
tu dialogo obrará como un freno.
-Elimina de tu repertorio el “no soy capaz”. Cada
vez que te lo repites confirmas tu inseguridad.
-Esta calificación negativa, automáticamente, te inmovilizará.
2.- No seas pesimista:
-Las personas con baja autoestima anticipan el
futuro negativamente.
3.- No seas fatalista:
-Eres el arquitecto de tu futuro. Construyes tu
destino. Por lo tanto tienes el poder de modificar muchas cosas.
-El pasado no te condena.
-Tu presente es el pasado de mañana.
4.- Trata de ser realista:
-Acepta tus éxitos, sería injusto contigo desconocer
tus logros.
-Acepta tu cuota de responsabilidad en tus fracasos.
-Toma papel y lápiz, y escribe tu contribución real
a lo bueno y a lo malo.
5.- No recuerdes sólo lo malo:
-La visión negativa de uno mismo se alimenta
principalmente de los recuerdos.
-Durante algunos minutos al día intenta activar tu
memoria positiva.
6.- Revisa tus metas:
Hacerte
cargo de ti mismo es la mayor de las responsabilidades. Tomar conciencia de que
existes, eres importante y tienes el derecho a pensar en ti por sobre todas las
cosas, te coloca en un lugar de privilegio, pero al mismo tiempo te provoca
nuevas angustias. La lucidez tiene un precio: “Se lo que debo hacer, pero no
siempre sé cómo hacerlo”.
No
existe una solución, solo tendencias. Como un péndulo que nunca se detiene,
solo podemos apaciguar o acelerar su ritmo, pero jamás seremos capaces de que
se detenga en un punto exacto. Las orientaciones para quererte a ti mismo no siempre
son claras, definidas y fijas. Tienes que arriesgarte.
“Las
personas que piensan que no son capaces de hacer algo,
no lo harán
nunca, aunque tengan las aptitudes”
Indira Gandhi
“Amarse a sí mismo es reconocerse
y elogiarse verbalmente.
Es aprobar totalmente las propias
acciones.
Estar seguro de las propias
habilidades.
Amar el propio cuerpo y admirar la
propia belleza”
Sondra Ray
“La
religión de todas las personas debería ser la de creer en sí mismas”
Jiddu Krishnamurti
Hacia una buena auto-imagen:
En casi
todas las épocas y culturas, la “belleza” ha sido admirada como un don
especial. De manera similar, las sociedades se han caracterizado por sancionar
la “fealdad”. Las personas somos crueles con aquellas que no reúnen loscánones de belleza establecidos. Es común ver
como los niños se burlan de los
gordos, los bajitos, los altos, los narigones, los muy flacos, etc. Los humanos
no toleramos los extremos estadísticos.
El juicio
estético que la cultura da a la apariencia física, tiene enormes consecuencias
para nuestro futuro: Los juicios hacia las personas hermosas son más benignos,
somos muy crueles con las personas que no son tan hermosas.
No hay un
criterio universal de belleza. El patrón ideal de lo que es hermoso se aprende
a través de las experiencias personales y sociales del entorno inmediato. La
propia imagen corporal se forma por la influencia de dos fuentes de datos: El
ambiente social y los medios de comunicación.
Si la
autoafirmación personal gira en torno de la belleza física, esto no solo indica
una pobre vida interior, sino una muerte prematura. La necesidad imperiosa de
mantener la juventud y la belleza a toda costa, y no entender el encanto de las
distintas edades, lleva indefectiblemente a la depresión.
A pesar de
que se nos inculque lo que debe ser “hermoso” o “feo”, no significa que sea una
verdad absoluta, por lo que cada persona puede decidir su concepto de lo bello.
Me gusto porque me gusto, y punto. Lo
importante, no es ser hermoso, sino gustarse a sí mismo. Para lograrlo no es
conveniente utilizar criterios rígidos y estrictos.
Mejorando la auto imagen:
1.- Trata de definir tus propios
criterios de lo que es bello:
-No te dejes llevar de la mano por los conocedores.
En este tema, nadie sabe nada.
-No te dejes regañar por tus gustos.
-Trata de ser una persona espontanea y auténtica
cuando elijas.
-Lo atractivo para ti es una elección que sólo tú
puedes hacer.
-Arriésgate a ensayar e inventar sobre tu arreglo
personal.
-A la pregunta estúpida: ¿Se usa?, simplemente
contesta: “No tengo la menor idea”.
-Arréglate
para ti y no para otros.
2.- Descarta la perfección física
y los criterios estrictos:
-No hay un absoluto.
-Hay gorditos atractivos, delgados insípidos y
viceversa. Hay bajitas sensuales, espigadas insulsas y viceversa.
-No pierdas el tiempo pensando que te falta para ser
Afrodita o Apolo. Disfruta lo que tienes y no te exijas lo imposible.
-La idea de
la perfección sólo te llevará a focalizar la atención en tus defectos y a
olvidar tus encantos.
3.- Descubre y destaca las cosas
que te gustan de ti:
-Siéntete
orgulloso y feliz de tus atributos físicos. No importa si son muchos
o pocos, eres afortunado por lo que tienes.
-No escondas las cosas que te agradan de ti:
destácalas, muéstralas y disfrútalas.
-Nunca pienses que has agotado tus encantos.
-Explora y te sorprenderás de las cosas atractivas,
interesantes, seductoras y sensuales que puedes hallar en ti.
-Focaliza la atención en las cosas tuyas que te
resulten agradables.
4.- Tu auto imagen se transmite a
otros:
-Si te
sientes una persona poco interesante y atractiva, darás esa imagen a los demás.
-La gente
te tratará como inadecuada y te hundirás cada vez más en una auto imagen oscura
y triste.
-Rompe el círculo vicioso. En cierta manera, la
belleza es una actitud.
-Los famosos “feos” o “feas atractivas” son el
resultado de una actitud positiva hacia sí mismos.
-Si te auto
compadeces, te compadecerán. Si te sientes lástima, inspirarás pesar. Si te ves
a ti mismo como desagradable, te rechazarán.
-La mejor
manera de romper el círculo negativo es gustarte.
-Si te
sientes irresistible y atrayente, no cabe duda, serás una persona bella.
-Prueba a jugar el papel de alguien sin complejos, a
ver cómo te sientes.
-Como un ensayo de conducta, siéntete irresistible
con las demás personas e intenta comportarte en esa dirección. El círculo
comenzará a quebrantarse.
5.- El aspecto físico es sólo uno
de los componentes de tu auto imagen:
-Ser bien parecido es uno de los tantos requisitos
de la atractibilidad. No es el único. Ni siquiera el más importante.
-El aspecto
físico no garantiza todo.
-Las personas, además de lindas o feas, pueden ser
cálidas, amables, inteligentes, tiernas, seductoras, sensuales, interesantes,
educadas, alegres, afectuosas, graciosas, etc. Hay personas que poseen magia.
-Tienes muchas opciones para gustarte. Pregúntate
que más tienes fuera de huesos y piel.
6.- No importa que seas o como
seas. Si realmente te agradas y te gustas, siempre encontrarás alguien que
guste de ti:
-El auto desagrado inmoviliza.
-Las personas que no se gustan anticipan el rechazo
y evitan la gente.
oMuestran
miedo a la evaluación negativa y ansiedad social.
oViven con
un alto nivel de frustración por considerar casi imposible que alguien se
sienta atraído por ellas.
oNo
intentan la coquetería y la seducción porque se consideran ridículas en ese
plan.
oNunca dan
el primer paso, y si alguien se acerca lo ahuyentan con sus inseguridades y
prevenciones.
-Gustarse es abrir los horizontes afectivos y
aumentar las posibilidades de conocer gente.