El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 26 de octubre de 2012

Un problema de humanidad


            Llamaron a la puerta del Centro, y cuando abrí la puerta me encontré con una señora de unos sesenta años, acompañada de su hija de veinticinco, que traían un encargo que habíamos realizado días atrás.
            Cuando vieron la publicidad de la entrada, una gigantografia en la que se lee que es un “Centro gratuito de Sanación y Crecimiento interior”, la hija se interesó por las actividades que se realizaban: yoga, meditación, talleres, cursos y sobre todo terapias. Decidió concertar una cita para realizar una terapia, e incitó a la madre a que hiciera lo mismo. Así lo hizo, y estábamos en ello, cuando la madre preguntó si también le haríamos terapia a su hijita de once años con parálisis cerebral. ¿Qué es lo que quiere conseguir? Pregunté, y me contestó con los ojos brillantes por las lágrimas contenidas: “Cualquier cosa que se consiga es buena: Tranquilidad, que haga mejor las digestiones, que camine, porque los médicos han dicho que podría hacerlo, que pueda controlar un poco los movimientos y no sea una autómata, cualquier cosa, por pequeña que sea, sería buena”.
            Hemos realizado ya varias terapias, con algunos resultados. Pero eso no es lo importante, lo importante es su historia.
            La señora está casada con un hombre, que es alcohólico, tiene cuatro hijos, y su segunda hija dio a luz a la niña con parálisis cerebral. Desde el primer momento no quiso saber absolutamente nada de la niña, y para evitar que ingresara en uno de tantos centros para niños abandonados, la abuela la adoptó legalmente. Actúa total y absolutamente como madre, ya que la mama de la niña, hoy, once años después, vive con una depresión permanente.
            El esposo de la señora, entró en el hospital con un problema de visión, y por una posible negligencia médica, al salir del hospital había perdido totalmente la visión del ojo. Cuando insinuaron que quería que se investigara la posible negligencia, desde el hospital les hicieron la vida imposible, con amenazas de todo tipo, que terminaron siendo dados de baja del sistema de salud. En ese seguro estaban incorporados el matrimonio y la niña con parálisis cerebral, con lo que a partir de entonces se quedaron sin seguro médico.
            Después de muchas luchas y reclamaciones, desde Lima indicaron al hospital, que eso no era correcto, y que tenían que volver a ser dados de alta, sin embargo, en el hospital haciendo oídos sordos a las interpelaciones de su sede central, siguen sin aceptar  a esta familia como asociados.
            Para que la niña pudiera ser atendida, la madre comenzó a pagar un seguro para uno de sus hijos, como si fuera un trabajador suyo, incluyendo, al menos, a la niña en ese seguro.
            Los problemas se agravan, ya que el esposo, además de no poder trabajar por la falta de visión, debido, posiblemente a su problema con el alcohol, comienza a perder la visión del otro ojo.
            Ya no es un problema de prepotencia, que lo es; ni de corrupción, que lo es; ni de incompetencia, que lo es; ni de negligencia médica, que lo es; ni de abuso de autoridad, que lo es; ni de actuar como una mafia organizada, que es como actúan; ES UN PROBLEMA DE HUMANIDAD. Ni los animales tratan así a sus iguales.
            Estoy utilizando hoy el blog como descarga de la tristeza que me embarga ante la incomprensión humana. Sólo os pido, que cada día en vuestras meditaciones dediquéis un minuto para enviar una bendición a esta familia. Gracias.

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