El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 2 de marzo de 2012

¿Milagros?, ¿Ilusión?

                No hay una sola vez que me siente a realizar terapia, que no pase por mi mente el pensamiento de “Esto es posible”, relacionado con la terapia a realizar, sea la dolencia del tipo que sea, física, mental, emocional o espiritual, y sea de la gravedad que sea.  Siempre, en todos los casos, tengo la intima sensación de que el problema del paciente se va a solucionar.

            Y si aparece algún atisbo de duda, se va de inmediato, cuando pienso en que realmente es posible, porque Jesús, sin ir más lejos, llevó la sanación al máximo con la resurrección de Lázaro. Si, ya sé que ninguno de nosotros somos Jesús, y que incluso algún católico talibán de derechas pueda pensar que sólo por escribir esto, o llegar a pensarlo, tendría que ser condenado al fuego eterno. (Bobadas, el fuego eterno no existe).
            No, lo que yo quiero expresar, y además tengo necesidad de hacerlo, no sé porque, es que lo que denominamos milagros, (mal llamados milagros, porque no lo son, ya que sólo son una consecuencia del vivir en consonancia con nuestra divinidad), son posibles, lo son hasta las últimas consecuencia, y además lo son de manera inmediata.
            Supongo que esta sensación tan intensa que siento desde hace días, no es más que la constatación por parte de mi ¿alma? de que cualquier ser humano puede realizar eso que denominamos milagros. Para ello lo único que se necesita es vivir realmente desde el alma, vivir de manera permanente la divinidad, vivir el Amor por todo y por todos, ser consciente desde lo más íntimo de la persona que no se es el cuerpo, no identificarse, por lo tanto, con las molestias o los dolores de ese cuerpo, y ni tan siquiera identificarse con el nombre de pila.
Eso también es posible, y será ahora, en este paso por la vida física, o en vidas posteriores, que todos viviremos desde nuestra divinidad.  Cuando se consiga vivir de esa manera ¿Dónde queda la diferencia con Jesús?, en ninguna parte. Entonces, ¿Por qué no ahora?, ¿Por qué no en esta vida?
También puede ser que esta sensación tan intensa, sea una especie de confirmación de que la apertura de Shikoba como Centro de sanación, además de ayuda a la familia, sea una decisión acertada. Quién sabe, ¡los caminos del Seños son inescrutables!
Lo que sí es cierto, es que el resultado de las terapias sigue siendo el mismo, imprevisible, unas veces con una sola sesión es suficiente para sanar algo que parecía incurable, y otras veces ni mil terapias serian capaces de solucionar una contractura diminuta. Es bien cierto que nadie sabe la necesidad que la persona tiene para mantener o dejar ir su enfermedad, nadie sabe cuál es el aprendizaje que la persona necesita alcanzar con su dolencia.
Lo único que sí sabemos, es cual es nuestro aprendizaje. Estoy convencido que al llegar al final de ese aprendizaje, ahora o dentro de mil vidas, nuestras terapias no se diferenciarán ni un ápice de las sanaciones realizadas por Jesús.



No hay comentarios:

Publicar un comentario