El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 31 de agosto de 2011

El Karma y la pareja

            En la entrada anterior de las almas gemelas, hay un comentario que dice: “Podrías explicar que quiere decir que mi pareja sea karmática, es que ya hemos sido pareja en otras vidas, que tenemos que evolucionar juntos con nuestros más y nuestros menos, superando y corrigiendo cosas, por así decirlo, y que por encima de todo eso, está el amor. Gracias y un abrazo grande“

            Todas nuestras relaciones, tanto si son de pareja, como si no lo son, no se dan por casualidad, son relaciones que se establecen:
-          Para un aprendizaje o una enseñanza.
-          Para la realización de un trabajo o proyecto evolutivo determinado.
-          Por vínculos establecidos en vidas anteriores.
-          Por cuestiones kármicas.
Nada de lo que sucede en la vida, absolutamente nada, ocurre porque sí. Todo tiene una causa inicial, todo tiene un sentido profundo, tan profundo que trasciende a la normal comprensión racional, a esa comprensión superficial de la inmensa mayoría de los seres humanos, que sólo son capaces de vislumbrar los efectos que esas causas producen.
Lo cierto es que todas las relaciones, se hayan establecido por una o por otra causa, sólo tienen un objetivo concreto: la evolución del ser humano.
            Y como dice el Anónimo en su comentario:”tenemos que evolucionar juntos con nuestros más y nuestros menos, superando y corrigiendo cosas y, que por encima de todo está el amor”.
            Centrémonos en la relación de pareja: ¿Cómo se inicia normalmente?, se inicia con una fase de enamoramiento, con todos los estados que el enamoramiento produce: euforia, plenitud, valentía, poder, etc. Pero no dura mucho y al cabo de cierto tiempo, es posible que los estados de felicidad producidos por ese enamoramiento sean cada vez más espaciados, y además, empiezan a aparecer conflictos que dan lugar a incomprensión, tristeza y sufrimiento.
Ese tipo de relación, que es la relación normal de un buen número de seres humanos, es una relación, si no abocada con el tiempo al fracaso total, si abocada a insatisfacción y hastío. ¿Por qué?, porque toda la relación está basada en las creencias almacenadas en la mente, y en la relación, cada componente proyecta lo que es. Por supuesto, si los miembros de la pareja fueran lo suficientemente observadores, podrían comprobar como son y cuáles son sus malos hábitos, por el reflejo que la otra parte de la pareja proporciona con sus actitudes.
Para acabar con ese tipo de relación, hay que dejar de alimentarla desde la mente y alimentarla desde el corazón, desde el Amor, desde el Amor Divino. Así, sea cual haya sido la causa por la que se ha establecido la pareja: aprendizaje, enseñanza, trabajo evolutivo, vínculos de otras vidas o karma, será una relación, permitirme la expresión, divina. Así sabrán, que cuando terminen el trabajo que tenían realizar juntos, se acabe la relación, pero finalizará con Amor. Y si la relación dura toda la vida, no habrá insatisfacción, ni hastío, ni tristeza. Sólo habrá alegría y Amor.
Amigo/a Anónimo, y amigos todos: Con Amor, no hay que superar y corregir nada, porque no se espera nada de la otra persona, solamente se la Ama.

lunes, 29 de agosto de 2011

Almas gemelas

             ¿Por qué con tanta frecuencia no funcionan las relaciones de pareja?, ¿Por qué algo que comienza como un gran amor, o como el amor de tu vida, o como el reconocimiento de un alma gemela, se va disipando como el humo al cabo de cierto tiempo? La razón es muy simple, sencilla y llanamente son relaciones basadas en la dualidad, son relaciones basadas en la esperanza de recibir amor de la otra parte; no son relaciones basadas en el Amor Divino.

Las relaciones, normalmente, se idealizan en la mente, sin embargo, la realidad no se ajusta a lo que ha idealizado la mente. A la mente le gusta idealizar que esa pareja que ha encontrado y, con la que se encuentra tan bien, sea su alma gemela, y así, a partir de entonces, ya no tendrá que enfrentarse a las dificultades, o a los miedos que ha conocido en relaciones anteriores.
Pensar en la existencia de un alma gemela con la que formar una pareja, es algo muy romántico, pero no deja de ser una fantasía más de la mente para protegerse y, para seguir controlando, en lugar de abrir el corazón a lo que realmente es el Amor.
No queremos hundir las expectativas de nadie sobre su esperanza de encontrar a su alma gemela, pero hay un 99,99 por ciento de posibilidades de que no aparezca.
El alma es multidimensional, puede estar en varios planos a la vez, siempre en función de cuál es la enseñanza programada, en un determinado ciclo de vida. No es habitual que la misma alma se encuentra encarnada en dos cuerpos distintos en un mismo ciclo de vida, en la tercera dimensión, ya que lo normal es que se encuentren en dimensiones distintas. Pero el que no sea habitual, no quiere decir que no sea posible. En las últimas estadas del alma encarnada en la tercera dimensión, puede darse el caso de la misma alma, encarnada en dos cuerpos distintos, para adelantar, entre otras cosas, la liberación de Karma pendiente, o la profundización en el Amor Divino. Estas son las verdaderas almas gemelas.
Pero para que esto suceda, ese alma ya ha de haber alcanzado un grado de Amor muy importante. Todas las personas se pasan la vida buscando, suspirando y asomándose a cada esquina, para ver si aparece su alma gemela, pero lo que no saben, es que el alma gemela, no va a aparecer, y mucho menos con una bandeja en la que traiga el Amor que todos están esperando. El Amor que todos ansían, hay que conseguirlo antes, y después, cuando ya se sabe lo que es el Amor, ese Amor Divino, Incondicional, ese Amor que se siente porque sí, sin esperar nada a cambio, es cuando existe la posibilidad de que aparezca el alma gemela.
No puede aparecer el alma gemela, para vivir una vida de Amor, cuando no se sabe lo que es el Amor. De la misma manera que no se puede estudiar medicina si no se sabe leer.
Amigos míos, buscar en primer lugar el Amor dentro de vosotros, y lo demás, incluida la posible alma gemela, llegará como un regalo. Llegará cuando no se espere, cuando no se desee, cuando estéis preparados para amar a ese alma, porque ahora solo estáis esperando que os amen sin condiciones, o no, porque también es posible, que ni tan siquiera sepáis que es lo que estáis esperando. Pero es al revés, primero has de estar preparado/a para amar sin condiciones.
            Toda la enseñanza física y espiritual, se resume en cuatro letras A-M-O-R. Buscar ese amor en vuestro interior, en cada órgano, en cada célula, en cada átomo de vuestro cuerpo. Aprender a amaros a vosotros mismos por encima de todas las cosas, en cada aspecto de vuestra propia esencia, de vuestra divinidad, en cada aspecto de vuestra humanidad, hasta que sea ese Amor Divino el que dirija completamente vuestra vida. A partir de ahí, ya no buscareis el alma gemela, no la necesitáis, pero si llegara, entonces sí que estaríais preparados para reconocerla y para amarla.
            Así que en vez de buscar a tu alma gemela en los clubs de solteros, o en cada esquina, búscala dentro de ti, busca el Amor donde realmente está, que es en tu interior, y deja de perder el tiempo, ese tiempo que no va a volver, en buscar imposibles.
            Recuerda que haces camino al andar, y dependerá de tus pasos que el camino sea ancho y llano, o estrecho y lleno de vericuetos. Tu decides la vida que quieres vivir, una vida de ansiedad y búsqueda de imposibles, como tu alma gemela, en lugares inaccesibles, o una vida de dicha y amor, en la que no se ha de buscar nada porque ya lo tienes todo, y muy cerca, está en tu interior. Sólo resta conectar con ese interior.      
  

sábado, 27 de agosto de 2011

¿Un sueño o algo más?

            Iba caminando por un camino entre árboles, era un lugar en el que la naturaleza parecía haber expresado toda su belleza. Flores de todos los colores daban al ambiente una fragancia, que si me preguntaban cual era el olor predominante, sólo podría decir: que era un aroma celestial. Aves de plumajes exóticos llenaban el ambiente con un canto, que más parecía un coro de ángeles. Árboles gigantescos filtraban el sol para que la temperatura fuera siempre primaveral. De haber existido el paraíso, hubiera sido esto, sin lugar a dudas. En cualquier momento podían haber aparecido Adam, Eva y la serpiente.

Pero no, ellos no estaban, sólo estaba yo, disfrutando del momento, disfrutando del lugar. No sabía de dónde venía, no sabía adónde iba, ni que hacia en ese lugar, pero no me importaba en absoluto. Me veía vestido de blanco en un cuerpo que no sentía, en un cuerpo sin ningún tipo de molestia, ni calor, ni frío, ni hambre, ni sed. No tenía pensamientos, sólo disfrutaba de la belleza con cada poro de mi piel, y un solo pensamiento hubiera hecho que me perdiera en sus vericuetos, perdiéndome durante ese momento de la hermosura del lugar. ¡Nunca me había sentido tan bien!
Corría detrás de los pájaros, saltaba con las ranas, me sentaba en el suelo a disfrutar de la fragancia de las flores, o me tumbaba mirando como las ramas filtraban los rayos del sol.
Creo que me dormí en mi sueño, hasta que el ruido del roce de algo con las ramas hizo que abriera los ojos y prestara atención. Yo creía que estaba solo, pero no, allí, delante de mí apareció el caballo blanco más hermoso, más majestuoso y más impresionante que había visto nunca, con una crin y una cola largas, que se movían con la brisa, y además, tenía unas alas blancas, muy blancas, a los costados de su lomo, ¡era un caballo con alas!
Parecía disfrutar de mi cara de incredulidad, mientras doblaba sus patas delanteras e inclinaba la cabeza, invitándome a subir a su lomo. Por supuesto que el caballo no hablaba, ni yo relinchaba, pero  podía comunicarme con él. Su pelo era suave, me abracé a su cuello, sintiéndome aun mejor de lo que me encontraba en el paraíso que había encontrado. Sentía que me inundaba una paz, una alegría y un amor desconocidos hasta ahora.
Con suavidad, con dulzura, como si llevara sobre si una valiosa pieza de porcelana, empezó a elevarse, batiendo sus alas y moviendo sus patas como si estuviera trotando en una pradera. Se elevó y elevó, nuestra Tierra empezó a hacerse pequeñita, me hizo saber que daríamos un rodeo para ir al lugar a donde me llevaba, para que pudiera disfrutar del paseo. Dio varias vueltas a la Tierra para que pudiera admirar su belleza, pero ralentizaba su marcha, allá donde había guerras y los hermanos se mataban unos a otros, allá donde se estaba maltratando a la Tierra por su sobreexplotación, por la tala indiscriminada de bosques, por la polución generada por el bienestar del primer mundo, allá donde se hacinaba a la gente en campos de refugiados. El paseo era hermoso mientras no aparecía la mano del ser humano. Allá donde esta mano aparecía, comenzaba la destrucción, la guerra, la discriminación, el hambre, el maltrato, el dolor, la destrucción y la muerte.
No pude reprimir mis lágrimas por el dolor que la visión de la miseria humana producía en mí. La crin del caballo me envolvía acariciando mi cara para consolarme. Y por fin, cuando todavía no se habían secado mis lágrimas, el caballo alado empezó a descender sobre una especie de nube blanca y luminosa.
Una vez en tierra, o en nube, no sé muy bien, volvió a doblar sus patas delanteras y a inclinar la cabeza para que pudiera descender. Así lo hice y nada más apearme del caballo aparecieron ante mi unos seres, o no, porque sólo podía apreciar luminosidad, pero era tan intensa que me sentí envuelta en ella. En un instante, sentí mi unión con esos seres, era como si los conociera desde siempre.
-          Efectivamente, nos conocemos desde siempre, - dijeron -,  pero en el tiempo que llevas en la Tierra, has perdido la memoria de quien eres, has perdido la memoria de tu grandeza, de tu poder, de tu divinidad, al igual que todos tus hermanos allá abajo.

-          Pero tú, - prosiguieron -, con tus dudas, con tus preguntas, con tus experimentos, con tus luchas, con tu cabezonería, con tu voluntad, con tu paciencia, con tu valentía, con tus desafíos, y sobre todo con ese amor con el que has aprendido a conectar, has tenido destellos de quien eres, y en esos destellos has entendido que tienes un cuerpo, para a través de él, conectar con tu alma, justo con eso que ahora está aquí con nosotros. Todos somos alma, nosotros, tú, y tus hermanos en la Tierra.

-          En los últimos tiempos te has preguntado, nos has preguntado, casi suplicado, que era eso que tenias que hacer tan lejos de casa. Pero ¿Cuál es tu casa?, hijo mío, esta es tu casa, y la Tierra, toda la Tierra, sólo es el lugar donde tienes que llegar a recordar de dónde vienes y adónde vas, sólo es el lugar en el que tienes que aprender a amar, y después ayudar a recordar a tus hermanos, para que también despierten al amor.

-          Lo estás haciendo bien, pero aun tienes que amar más para confiar totalmente. Has dejado atrás casi todos los apegos, pero aun tienes apego a la duda de que has de hacer y al miedo de no hacerlo bien. Recuerda que todo siempre está bien. Recuerda que no estás sólo, ninguno en la Tierra estáis solos. Permanece atento a las señales y ama. Es todo lo que tienes que saber. Y ahora vuelve a tu cuerpo. Vuelve con el amor de todos nosotros.

-          No, – dije yo –, no quiero volver, quiero quedarme aquí por siempre.

-          Has de volver, cada vez estás más cerca de quedarte aquí para siempre, pero ahora, vuelve, mucha gente te está esperando. Te amamos.
En un instante me quedé solo y empecé a sentir que caía a una velocidad increíble, veía como iba acercándome a mi cuerpo, que un instante después despertaba con una fuerte sacudida.


jueves, 25 de agosto de 2011

¡Se valiente!, ¡Atrévete!

            Sé valiente, atrévete. Atrévete a prescindir de tus libros, de las enseñanzas de los instructores y de tus maestros, de películas, de citas, y empieza a mirar y a vivir la vida, tal cual es, sin las contaminaciones de otros. Esos otros que te explican la vida desde su punto de vista, desde su lugar en el camino, desde la estatura de su evolución, desde sus propias lecturas o sus propias enseñanzas. A fin de cuentas, sólo son palabras, que de nada valen, ni tan siquiera pueden expresar fehacientemente un sentimiento.

            Atrévete a vivir tu propia vida, no la vida que ellos han vivido, vive tus propias experiencias, sin querer vivir las suyas, siente tus propios sentimientos, sin sentirte mal porque no sientes lo que ellos han sentido. Todo lo que te digan puede servirte de guía, de información, pero nada más, no debe condicionarte para vivir tu propia vida, ni para experimentar tus propias experiencias, ni para sentir tus propios sentimientos.
            Sólo vas a crecer, sólo vas a evolucionar, sólo vas a acercarte a Dios viviendo tu  vida. Ni la de los maestros, ni la de los escritores de libros, ni la de tus padres, ni la de tus hijos, ni la de nadie. Sólo vas a ser feliz viviendo tu propia vida.
            Nunca nadie ha aprendido viviendo otra vida que no sea la suya, porque cada vida es única. Cada ser ha de vivir una vida que en nada se parece a la que puedan vivir otros, porque es la vida que necesita vivir para aprender aquello que es necesario por el lugar que en su evolución ocupa.
            Además, contesta con honestidad, ¿De qué te han servido tantos libros, tantos cursos, tantas charlas, tantas clases de yoga, tantas meditaciones?, ¿Cuánto has avanzado?, ¿Cuánto eres más de feliz desde la primera lectura hasta hoy, o desde la primera charla, o desde el primer curso?, ¿Cuánta es la desidentificación con tu cuerpo?, ¿Cuánto tiempo permanece detenida tu mente?, ¿Cuánto has ayudado a los demás?, ¿Ya no criticas nada ni a nadie?, ¿Ya no juzgas?, ¿Has olvidado lo que son los celos, o la envidia?, ¿Cuánto han decrecido tus deseos?, ¿Cuánta información has dejado de esconder para no perder tu poder?, ¿Ya hablas siempre con la verdad absoluta, sin esconder nada?, ¿Cuánto ha disminuido tu orgullo?, ¿Ya sientes a todos como iguales?, ¿Has dejado de maltratar, aunque sólo sea de pensamiento?
            ¿Sabes que la iluminación se puede alcanzar en un instante, solo con el reconocimiento de lo que eres y la asunción de ese conocimiento? No necesitas a nadie para alcanzar el conocimiento. Lo vas a alcanzar solo/a, en tu silencio, en tu meditación, porque para alcanzarlo no hay ni tan siquiera  que extender la mano, él llega a ti cuando le permites la entrada, cuando dejas de creerte que eres un cuerpo, cuando asumes que eres energía, que eres un alma, y actúas como tal. Entonces te sientes invadido/a de una energía que sabes qué es eso que leías en los libros. Y en ese momento, ya no importan las vacaciones, ni el coche del vecino, ni el aumento de sueldo, en ese momento ya no importa nada que afecte a tu cuerpo, porque sabes de inmediato que todo lo que necesites te será dado, porque te has abierto a la Totalidad, porque te has abierto al Universo y todo lo que el Universo ya te enviaba, pero que tú en la cerrazón de tu mente no te permitías recibir, ahora va a entrar en tu vida a raudales.
            Y para llegar ahí, te sobran los maestros, para llegar ahí, tu eres tu propio/a maestro/a. Esa experiencia, ha de ser tuya, de poco vale que te contemos nuestra propia experiencia, incluso puede despistarte por querer encontrar algo parecido. El final siempre es el mismo, pero no la manera de llegar a él, no la manera de vivirlo, no la experiencia.
            Atrévete ya y vive tu propia vida.

Curso crecimiento interior

            Al principio del blog hay ahora dos pestañas, una que corresponde a la página principal, que es esta en la que estás, y otra que corresponde al “Curso de crecimiento interior”. Aún habrá una nueva pestaña, que corresponderá a cada nueva entrega del curso. Cada nueva entrega aparecerá en dos sitios: En la pestaña de “nueva entrega del curso” y en la pestaña de “Curso de Crecimiento interior”, a continuación de la entrega anterior.

            Bueno, no sé si me he explicado. Pero como decía Zenón de Helea: “El movimiento se demuestra andando”. Así que lo mejor es ir clicando en una y otra pestaña para ir comprobando eso que he explicado tan mal.
            Ya está publicada la introducción al curso, (clica en la pestaña del curso). Las próximas publicaciones irán apareciendo entre siete y diez días desde la entrega anterior, para que podáis ir practicando, sin prisas, pero también sin pausa.
            Es posible que pienses que eso no te interesa. Creo que nos interesa a todos, porque todos tenemos algún tipo de falla en nuestro carácter, ¿tú no? Yo no conozco a nadie perfecto. Si fuéramos perfectos ya no estaríamos aquí. Otra cosa es que para tu maduración de carácter, consideres que necesitas otro tipo de práctica, ¡puede ser! Si es así, búscala y comienza a trabajar, pero no te quedes sin hacer nada. Mientras encuentras tu práctica particular, puedes practicar con nosotros.

            Para cualquier comentario más privado que el espacio para comentarios del blog, podéis escribir a alvaga88@gmail.com.



lunes, 22 de agosto de 2011

La posibilidad de ser feliz

             La posibilidad de ser feliz no es algo que se presente una vez en la vida, o dos. No. Se presenta en cada instante de nuestra vida y es mucho más fácil de lo que podamos imaginar. Porque la realidad es más rica que nuestra imaginación. Y porque es y fluye, a pesar de nosotros. 

Pensar las cosas o solamente imaginarlas es la posibilidad menos cercana a la felicidad. En cambio, vivirlas, a pesar de la dureza de muchas circunstancias, es abrirse a un mundo nuevo, inesperado, lleno de riquezas. No puedo quedarme esperando a que llegue un momento feliz y, que tal y como ha llegado se desvanezca y, entonces volver a la normalidad de infelicidad. Ni puedo  vivir permanentemente en el recuerdo de lo que fue, ya que la posibilidad de que vuelva a sentirme feliz, se convierte en la persecución imposible de un ideal que no existe.
Tampoco puedo obrar de la manera en que los demás creen que yo seré feliz, para hacerles felices a ellos. Amar es hacerlo desde un estado de paz interior muy grande en que, como decía Confucio, “El peso de mi conciencia es más fuerte que la opinión que puedan tener de mí. Incluso aquellos a los que más quiero”. 
Si me paso la vida tratando de satisfacer a  los demás y eso implica renunciar a mi plenitud interior, ni soy feliz, ni les hago felices a ellos. Pero si sigo mi camino, aún cuando ellos no lo compartan y/o no lo respeten, al menos puedo mostrarles que Amar no es dar nuestra aprobación a lo que el otro hace, sino acompañarle en su camino, sin condiciones. Para ser feliz no es necesario que nadie apruebe lo que haces. Mientras eso no suponga pisar su camino o hacerles sentir mal intencionadamente, tu nunca puedes sentirte mal por no seguir lo que ellos creen que sería “normal”. Es más, tu estado de felicidad debería ser la felicidad de los que te aman solamente por ver tu alegría y tu paz.
Conversando con una buena amiga me decía algo que me sugiere una respuesta: Siempre es necesario seguir adelante. La vida no se detiene y no podemos estar elaborando hipótesis y elucubrando de porqué los otros tienen determinadas reacciones conmigo, de porque no me quieren como nosotros creemos que merecemos y de porqué es así aún cuando nosotros les amamos de todo corazón.
¿Por qué lo hacemos tan complicado, siendo tan sencillo?
Y seguía diciendo: El Amor de madre y/o padre podrían hacernos comprender que damos amor porque queremos, sin esperar nada a cambio, porque ese es el estado natural del ser.
Muchas veces sufrimos por las reacciones de los demás y aún peor sufrimos porque la cabeza y el corazón se empeñan en entender que ha pasado. Pero incluso esta respuesta, que regresa a nosotros vacía y sin explicación, forma parte del misterio que nos envuelve a todos y, como tal, solamente podemos respetar, esperar y confiar, confiar plenamente.
El Amor es la fuerza que lo revoluciona todo, sólo cabe esperar, porque sólo en él cabe la posibilidad de ser feliz de manera permanente. Entonces ya no hay preguntas ni respuestas vacías. Deviene un espacio donde el reencuentro es la razón del Amor y donde ya no caben las justificaciones. Se desmoronan las ideas, los pensamientos, la imaginación. Todo es un vacío mental donde lo único importante es sentir ese Amor y reconocerse como hermanos. Ya no sirven las palabras que quieren clarificar nuestras reacciones y el corazón se olvida de hacer reproches o guardar resentimientos, porque el reencuentro con la esencia de uno mismo está por encima.  

Sólo cuenta el saber que estás en el lugar adecuado y en el momento adecuado, al lado de aquellos que has amado tanto, sin remedio, y sin posibilidad de odio ni rencor. 

Y ni las palabras pueden atesorar ese momento ni describir como llega. En él solo puedes reconocer una certeza, Dios está ahí. Ha estado siempre, incluso en los momentos más duros, y ahora es feliz de ver como sus amados hijos retornan al origen, retornan al Amor. Porque el Amor, todo lo puede. 

Gracias, amiga.
Entrada publicada por Elisenda Julve.

domingo, 21 de agosto de 2011

La realidad puede ser otra

            Amigo, amiga que hoy, no por casualidad, estás leyendo esto. Hoy necesito explicarte una realidad concreta, como tantas. Pero que hoy, a mi me ha interpelado como ser humano, como instrumento de Dios en este mundo.
Esta mañana he vivido la realidad de una persona que aprecio y respeto porque, como yo, es un ser humano, a pesar de las diferencias culturales que nos separan. Que más me da como ve el mundo esta mujer, a quien vota o si me cuesta entender sus palabras. Es un ser humano, que como tú y como yo, pisa esta tierra, respira, camina, habla, ama.
Lamentablemente sufrió un percance y le entró un líquido corrosivo en el ojo por lo que tuve que acompañarla al hospital. Un hospital deprimente, decadente y caótico. Una vez entramos yo pretendía que la atendieran de manera inmediata, ya que era una emergencia. Pero no, allí de pie, con la mano en su ojo ardiente tuvimos que hacer cola y cuando nos toco el turno nos comunicaron que no había cupos para oftalmología. ¿Cómo? No es posible. -Es una emergencia. -Exclamé.  Entonces nos derivaron a un pasillo con unas puertas maltrechas donde se anunciaban diferentes especialidades. Me vi llamando a la puerta, sin poder esperar a que está se abriese en ¿Cuánto? ¿Un minuto, diez, una hora, dos? La doctora, al decirle que había ocurrido, dictó a la enfermera un remedio para limpiar el ojo. Pero no, tampoco iba a ser rápido. Yo, tenía que cancelar primero. Es decir hacer otra cola en la ventanilla de caja para pagar la jeringa y el líquido que iban a necesitar. Sorprendida, aunque ya lo sabía pero no lo había vivido, sugerí que fueran tratándola mientras yo, como no, iba a pagar lo que fuera. Pero no, primero había que cancelar. Así que ella tuvo que esperar para enjugar sus lágrimas de dolor y de miedo hasta que yo regresé. Felizmente no hubo que lamentar males mayores pero mientras la acompañaba a su casa yo iba reviviendo lo visto en aquel lugar donde nadie va por gusto, sino porque necesita y, a veces urgentemente, que le atiendan, le alivien su dolor y también atenúen sus miedos.
Pero todavía me quedaba más por ver. Tomamos un taxi para no tardar mucho en bus y porque estos, según me dijo ella, la dejaba un poco lejos de su casa. Pero ni con el taxi nos ahorramos caminar y caminar, pues el conductor no quiso subirnos al cerro donde ella vive. Si ni ellos mismos quieren llegar ahí. ¿Qué será?  Así pues con el ojo vendado y con el susto aún en su cuerpo tuvimos que empezar a caminar bajo un sol de justicia, montaña arriba. Y cada vez más arriba mientras ella me contaba la dificultad que representa adquirir un trocito de tierra para poder hacerse un techo para vivir. Yo, callada, casi no tenía pensamientos, apenas  iba observando la belleza del paisaje de estos Andes: el cielo, el verde, las majestuosas montañas, y  viendo lo generosa que es la tierra y sintiendo como el Amor de Dios se refleja en la naturaleza.
Pero el cansancio me volvía a la realidad por un instante y no podía creer que aún siguiéramos subiendo. Ya quedaba lejos el lugar donde paró el coche y donde terminan su trayecto los destartalados buses. Entonces,  de repente,  me encuentro con un conjunto monumental de torres de electricidad, antenas telefónicas y no sé cuantas y cuantas antenas. Al pie de ellas unas casitas, más bien unas chozas, de apenas 20 metros cuadrados donde, me cuenta, viven algunas familias a las que el estado les paga para que vigilen. Y a partir de ahí, tierra, viento, frio, soledad y una ciudad abajo repleta de gentes, muchas de la cuales, me temo que, jamás, seguro, han llegado tan alto.
Después de observar atentamente todo lo que se me estaba revelando, con tanto contraste, apenas vemos tres o cuatro casas más y ella señala: - Allá vivo yo. Llegamos y me cuenta que poco a poco la acabarán de construir con sus manos, ella y su marido.  Y observo que en lugar de ventanas hay  plásticos azules y que no  hay escaleras. Y que para bajar a la puerta de la cocina hay que, literalmente, descender  por un barranco. Y saluda al vecino, que “colgado” en el mismo barranco, trata de allanar la tierra con sus manos y la ayuda de dos rudimentarias herramientas. Un resbalón y uno cae y desaparece de repente para siempre entre los valles. Mis sensaciones sobrevienen una detrás de otra y sólo algún pensamiento se cuela ante tanta sorpresa. Muy amablemente me invita a entrar. Allá en un espacio pequeño  y oscuro me ofrece agua. Estamos en la cocina. Y ella no para de justificarse que está por terminar pero que poco a poco, como sintiéndose mal por el hecho de vivir ahí. Y yo, exhausta de andar y absolutamente atónita, por unos momentos me siento también mal. Porque puedo sentir lo que ella está sintiendo y porque yo me siento una privilegiada. Soy una privilegiada. Pero en absoluto más que ella. ¿Entonces?  
Ella cría a sus hijos, lleva su casa, estudia, trabaja……… como muchas mujeres.
Y sufre, siente, padece, ama, cae y se levanta como tú y como yo, como todos los seres humanos.
Entonces ¿dónde está la diferencia, podemos preguntarnos? E incluso podríamos afirmar que ella posiblemente así es feliz.  Sí, posiblemente. Pero si tanto lo fuera no desearía otra realidad para sus hijos. Y ahí entiendo la diferencia. Todo lo que  ella hace, como tu y como yo, no es para  vivir mejor, no. Es, para SOBRE-vivir. No para cambiar la ventana por otra que cierre mejor, sino para poder una, la que sea y poder quitar el plástico. No para ir al restaurante un día sino para poder comer cada día. No para tener un coche, sino  para que al menos le alcance para coger ese bus. No para hacerse una liposucción pero si para poder cancelar para que la atiendan en el hospital si un día ella o sus hijos tienen una emergencia.  Y así todo. Por tanto. . . me pregunto, ¿Qué puedo hacer yo?, ¿Qué debo hacer yo? 
De repente, me doy cuenta que tengo que marcharme. Y empiezo a andar. Y empiezo a bajar por el cerro, con los cerdos y las gallinas saliendo a mi paso y contemplando nuevamente la belleza del paisaje, tanta, que siento como si estuviera contemplando  el mundo entero. Lo puedo sentir entre mis manos. Mío. Tuyo. De todos.  Voy bajando apenas murmurando para mis adentros. No me queda casi ni murmullo. Qué pequeña me siento ante la inmensidad que veo, y que pequeña también ante la realidad del mundo, y más aún, de mi misma.
Ha sido un día inesperado. Y de aprendizaje, que sin duda aún estoy vislumbrando. Si Dios me muestra quien soy y donde estoy  en el mundo, creo que es para que tome consciencia de que no llegué allá por casualidad o para pasar una mañana diferente y poder contarlo aquí. Hay algo más, mucho más grande, detrás de cada realidad que vemos. Es la capacidad de observarlo con los ojos del Amor y sentir en carne propia el latir del corazón del otro, su sentir, su humanidad. Sentir al otro es el primer paso para comprender y caminar a su lado. Respetando sus costumbres, su cultura, su ser y tenderle esa mano que necesita. Pero me sigo preguntando que a partir de ahí,  ¿Qué puedo hacer? ¿Por dónde empezar? ¿Quién soy yo para decidir que ella necesita lo mismo que yo tengo?
 Ante esa pregunta me digo que somos muchos los que alguna vez, o más, nos hemos encontrado en esa tesitura y nos hemos sentido de mil formas distintas. Impotentes, incapaces, egoístas, pobres,… Pero lo que si tengo claro es que yo no estuve ahí para bendecir mi suerte, girarme y marchar.
Y que tú, que estás leyendo estas palabras, tampoco estás aquí para bendecir la tuya, girarte y marchar.
Atiende pues, tú que puedes, y no pongas más excusas. No retrases lo que has venido a hacer en este mundo. Tu mano alcanza más allá de lo que puedas imaginar. Siempre, siempre, hay alguien que te necesita. Cerca, lejos, antes o después.
Aquí, allí, cerca, lejos. Dónde sea, ofrece, comparte algo de lo que tienes sin pensar en lo que te representa. Seguramente, si estás leyendo esto tienes algo más que esa persona. Puedes conectarte con un mundo global, virtual, en el que una simple lectura  puede cambiar tu vida, puede cambiar su vida.
Por si eso ocurre, te invito a conocer a nuestra Fundación, Fundación Elial, que con el Espíritu de Gratitud y Amor por todo lo que hemos recibido, decidimos un día darle voz a los más pobres, a los que nos necesitan y que, como tú y como yo, lloran, ríen, se caen, se levantan, aman. Aquellos en los que Dios tiene puesta su mirada.
Es dando que se recibe. No lo dudes. Da, comparte lo poco o mucho que tienes y tus riquezas serán innombrables. Ellos confían en Dios. Y tú eres instrumento del Dios Bondadoso y Eterno que mora en tu ser.
Gracias, que Dios te bendiga.
Entrada publicada por Elisenda Julve.

sábado, 20 de agosto de 2011

Con un lirio en la mano

            “Eso que estás diciendo, es lo mismo que decir que vaya por el mundo con un lirio en la mano”. Esto me lo decían, después de que yo hiciera una mínima exposición de mi pensamiento sobre cómo actuar con las demás personas, en todos los casos, sin hacer excepciones.

            Mi exposición fue: “El pensamiento es energía, es vibración. Esa vibración es una señal que se envía y atrae otra vibración de la misma calidad que la enviada.

Por lo tanto, si la señal que envías de manera permanente es de desconfianza, vas a recibir, también de manera permanente, engaños y trampas, vivirás en un mundo que siempre te parecerá un mundo de tramposos, vivirás en una espiral de sospechas, vivirás siempre con cautela, con precaución, con miedo, con recelo; en lugar de tener una vida de confianza, de seguridad, de tranquilidad.

Lo que hay que hacer es no sospechar permanentemente de la gente, es no desconfiar de nadie. Si tu desconfías de los demás, ¿Crees tú, que ellos van a confiar en ti? Si la energía que reciben de ti es de desconfianza, te van a dar aquello que estás pidiendo casi a gritos, ¡que te engañen!”.
En principio, todo el mundo es bueno, y si hacen algo mal, o te dan un peso erróneo, o quieren cobrarte de más, etc., etc., no te están engañando a ti, se están engañando ellos, se están haciendo mal a ellos mismos, ya que tendrán que pagar por ese engaño que pretenden hacer contigo. Se denomina la “Ley del Karma”. ¡Si no somos el cuerpo, ¿cómo vamos a sentirnos engañados por 50 gramos de menos en un peso?! Somos un alma, y al alma le dan igual los 50 gramos.
Por lo tanto, ¡Si, vete con un lirio en la mano, y además del lirio, vete enviando amor! Si la energía que envías es amor, es confianza; se supone, por definición, que la energía de vuelta será la misma, y así será, aunque, desgraciadamente, no en todos los casos. Ya que aunque en todas las interacciones vayas con estas energías, alguno te va a engañar. Es normal, son esa pobre gente que sólo vive en su cuerpo, y basan su felicidad en estafarte un poco de dinero, para amasar más, o en engañarte en cualquier otro aspecto. ¿Qué hacer? Pues lo normal, decírselo, con todo el amor. Y si no tienes ocasión de decírselo, lo que has de hacer es perdonarle, bendecirle y no volver con esa persona. Yo creo que no hay que poner la mejilla dos veces.
    Si consigues una vida de silencio, si consigues vivir observando la vida, es seguro que el Universo te va a indicar en forma de intuición, en forma de saber porque sí, en que tienda has de entrar para que te atiendan desde el alma. Pero si en vez de vivir en el silencio vives en un pensamiento circular de desconfianza, entrarás en la tienda en la que necesites hacer realidad tus pensamientos, entrarás en la tienda de un troglodita para que te atienda como te mereces, engañándote. 


viernes, 19 de agosto de 2011

Encuentro con tus guías (Meditación)

Un cuento corto


            Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:

- ¿Además del cantar de los pájaros, escuchas alguna cosa más?

Agudice mis oídos y algunos segundos después le respondí:

Estoy escuchando el ruido de una carreta.

- Eso es - dijo mi padre- Es una carreta vacía.

Pregunte a mi padre.: - ¿Como sabes que es una carreta vacía, si aun no la vemos?

Entonces mi padre respondió: - Es muy fácil saber cuándo una carreta esta vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía esta la carreta, mayor es el ruido que hace.

Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y menospreciando a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:

-          Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.

La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas.

Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero.

Y nadie está más vacio que aquel que está lleno de egoísmo.

jueves, 18 de agosto de 2011

Si me caigo, no me queda más remedio que levantarme

            Trabajamos duro para conseguir incrementar nuestro nivel de energía y de vibración, para ser cada día mejores personas, para ayudar cada vez más, para ser más compasivos y más tolerantes, para acercarnos más a Dios. Es cierto, que caemos y nos volvemos a levantar, pero seguimos trabajando con determinación. Y según vamos alcanzando mayores niveles de vibración, somos conscientes del “conocimiento y del poder” que se encuentra en nosotros y, cuando descubrimos “eso”, queremos mantener, a toda costa, el nivel de vibración alcanzado.

Mantener la energía, no es difícil, sólo hay que mantenerse en el nivel de pureza de la vibración conseguida. Me explico: A más vibración, más sutileza; ¡recordar que nuestro fin es llegar a integrarnos con la Energía Divina!, es decir, Sutileza Total. Por lo tanto, hemos de actuar, física, mental, emocional y espiritualmente, de acuerdo con aquello que queremos alcanzar, hemos de actuar como si ya estuviéramos vibrando con la Energía Divina: Bondad absoluta, Verdad absoluta, Amor absoluto, Paz infinita, Certeza total.
             Y cada vez que nuestra actuación se sale de estos parámetros de “totalidad”, nuestro nivel de energía decrece: Cada vez que no decimos la verdad absoluta, cada vez que intentamos manipular, cada vez que intentamos sacar beneficio a costa de otros,  cada vez que dudamos de nuestra divinidad, cada vez que se apodera el miedo de nosotros, cada vez que no compartimos nuestro conocimiento, nuestro poder, nuestro dinero, nuestra compasión; cada vez que juzgamos o criticamos. En todos estos casos nuestro nivel de energía desciende, unas veces somos conscientes de ello, y otras no lo somos. Pero cuando eso ocurre, nos volvemos más terrenales, alejándonos del espíritu y perdiendo el contacto con nuestra alma.
            Es cierto, que cuando desaparece la causa del descenso de energía, esta vuelve, normalmente, al punto de partida. Pero mientras dura la bajada, ¡y puede ser de larga duración!, estamos más expuestos a los peligros del cuerpo y de la mente, a todos esos peligros que con tanto trabajo y sacrificio, vamos dejando atrás: miedos, dudas, anhelos, deseos, tristeza, etc. Y son justamente todos estos peligros, la causa primera del descenso de la energía, ya que es la identificación con el cuerpo y la conexión a través de la mente con las cuestiones terrenales, la causa más normal de la desconexión de nuestra alma.
            Es como la pescadilla que se muerde la cola: Estamos fantásticos, pero por alguna razón, desconocida o no, aparece un punto de, por ejemplo, miedo en nuestra mente. De manera inmediata desciende la energía, la mayoría de las veces bruscamente. Con el nivel de energía y de vibración en su punto más bajo, el pensamiento de miedo se apodera de nosotros con  tanta fuerza, que somos incapaces de tener consciencia de la desconexión. En ese momento, nos convertimos, nuevamente, en los trogloditas, que éramos antes de alcanzar nuestro nivel superior de vibración.
            Afortunadamente, nuestro trabajo sirve para algo y, siempre, en algún momento, somos conscientes de nuestro estado. Es entonces cuando elegimos seguir terrenales, o volver a nuestro estado inicial de vibración. Para volver al estado inicial, no es suficiente con proponérselo, ni tan siquiera con sentarse a meditar en ese momento, ya que la mente ha tomado el mando y no lo va a dejar fácilmente.
            Aunque cada persona, sabe mejor que nadie como volver a dominar a su mente, cuento mi formula: Si puedo, trato de tomar contacto con la naturaleza: no hace falta escalar una montaña, puede ser un jardincito, un árbol de la calle o una maceta de casa; lo importante es que sea un espacio de energía limpia y más poderosa de la que en ese momento me rodea; y en ese espacio, respiro lenta y suavemente por la nariz, mientras imagino, pienso o visualizo como esa energía limpia hace crecer mi aura. La punta de la lengua la tengo en el paladar, y entre la inhalación y la exhalación, hago una pequeña retención. A la vez, voy repitiendo lentamente en mi interior “Yo Soy el Alma”.
            Con esto se recupera nuevamente el nivel de vibración inicial. Todo son técnicas. Lo importante es tener la paciencia y la voluntad para llevarlas a cabo.

           

miércoles, 17 de agosto de 2011

Marionetas de la mente

            No hay medida en el amor, como no la hay en la felicidad, o en la paz interior, o en la alegría, o en la bondad.

            No se es bueno de diez a doce y, malo de cuatro a seis, como no se es feliz a ratitos, o no se quiere por la noche mucho, y por la mañana se grita. Si a alguien le sucede esto, ni es bueno, ni ama, ni es feliz.
            La felicidad, el amor, la paz interior, la alegría, son estados inherentes a la persona, son cualidades del alma y, no hay posibilidad de conseguirlos con estímulos procedentes del exterior. La única forma de conectar con esos estados, que no son tales, sino que es solamente uno, yo me atrevería a llamarle AMOR, es vivir el presente, es detener los pensamientos, es desechar los deseos, es permanecer en el interior. No es que al vivir de esa manera, se abra una cajita y aparezca ese amor, no. Lo que se consigue es cambiar la vibración de la energía, y conectar con otras energías superiores que nos conducen directamente a tales estados. Y una vez conseguida esa vibración es difícil perderla, aunque si puede disminuir, y lo hace, cuando la persona tiene miedo, o duda, o no dice la verdad, o sencillamente no utiliza su mente y se deja utilizar por ella.    
Lo que producen los estímulos externos: un aumento de sueldo, una pareja extraordinaria, unos hijos inteligentes, un premio de la lotería, etc., etc., sólo es una ilusión pasajera, sólo es la satisfacción de las perspectivas marcadas por la mente.  La mente, tan poderosa ella, se programa para alcanzar la felicidad cuando se consiga equis, y una vez conseguido equis, la mente dice que es feliz, y la persona, que vive en la mente y se identifica con ella, se cree a pies juntillas lo que esta va dictando. No es tal. Sólo es una ilusión pasajera, ya que la mente, una vez conseguido aquello que anhelaba, va a marcarse otro objetivo, con lo cual, la persona vuelve a no ser feliz, hasta que consiga obtener el nuevo capricho de la mente.
Los padres que dejan de hablar a su hijo, porque se ha casado, por ejemplo, con una persona que no es de su agrado, ni quieren, ni han querido nunca a su hijo, aunque ellos digan que lo hacen por el inmenso amor que le tienen a su hijo. Sólo son marionetas de su mente, manejadas a su antojo y además engañadas por esta. Porque ¿dónde queda el amor? ¿No es más amor seguir al lado del hijo, apoyarle, ayudarle y  darle su mano por si realmente un día la necesita? Cuantos familiares y amigos, cuantas personas, invocando el falso nombre del amor, están siendo manejadas por sus mentes, como las marionetas en los teatrillos para niños.
Si estás en una tesitura parecida, ¡reflexiona!, ¿a dónde te está llevando tu irracionalidad?, ¿a satisfacer a tu mente?, ¿a satisfacer tus deseos?, puede incluso que tengas razón, paro no te enteras al haber dado por muerto y enterrado a tu…… ¿ser querido?, o puede que no tengas razón y te estés perdiendo la felicidad de ese ser. Corta el hilito que mueve tus pasos y empieza a tomar las riendas de tu vida. Tu felicidad, tu amor, tu paz interior y tu alegría no dependen de lo que otros hagan o dejen de hacer, sólo depende de ti.         



sábado, 13 de agosto de 2011

Humildad & Soberbia (Santa Rosa de Lima)


            Deseo de aparentar, de ser admirados y conocidos, amor propio, orgullo, deseo de reconocimiento. ¿Dónde dirías que queda aquello que dijo Jesús: “Quien se humilla será ensalzado”? Todas, o casi todas las personas tienen una especie de necesidad de hacer algo grande, de alcanzar un ideal, algo superior, algo que haga hablar a los demás de ellos.
            Se puede alcanzar algo grande, o pequeño, y se puede conseguir con soberbia o con humildad.
            No merece la pena hablar de la soberbia. Los soberbios y orgullosos, lo son tanto, que ni tan siquiera son capaces de reconocerlo, no se conocen a sí mismos. Será cuando reconozcan que esa faceta, es una parte muy importante de su pobreza y su debilidad de carácter, cuando den comienzo a la maduración y construcción de este. Será cuando empiecen a rectificar y a vivir más humildemente, cuando reciban el reconocimiento, cuando ya no lo busquen.
           Sí prefiero hablar de la humildad. Porque ser humilde no es negar las propias cualidades, ni dejar de aspirar a realizar algo grande, ni hablar mal de uno mismo, o fingir defectos que no se tienen. Es sencillamente, tener un conocimiento cabal de uno mismo, conocer tanto los defectos como las virtudes, y no alardear de ninguno de ellos. El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que una persona es más humilde crece una visión más correcta de la realidad. Ser humilde es acercarse a la Verdad, porque es acercarse a Dios.
            Una buena manera para vivir en humildad, es dejar de compararse con los hombres, y compararse con los Santos, o con el mismo Dios. Ahí es donde se aprecia la infinita pequeñez de la que disfrutamos los humanos. Ahí es de donde nace el verdadero afán de superación, el afán de llegar más lejos en la vida espiritual, dejando, sin más importancia que la que realmente tiene, la vida terrenal, que desgraciadamente se rige, en la actualidad, por lo que podríamos denominar “intercambio interesado”: Yo te quiero para que me quieras, yo te doy para que me des, para que me lo agradezcas, para que dependas de mí, para tener poder sobre ti.
            He llegado aquí leyendo la biografía de Santa Rosa de Lima, nacida humilde y hermosa, llegando a ser muy culta, entregó su vida, para remediar las enfermedades y miserias de quienes iban a buscarla, creyendo ciegamente en su virtud y santidad. Murió con treinta y un años y en tan corta edad, ya era considerada una santa en vida. Hizo caso omiso a cualquier beneficio terrenal, porque sólo deseaba alcanzar la Unión con Dios. Vivió una vida de servicio, oración y penitencia. Lejos, muy lejos de las vidas que vivimos hoy.
            No es necesario flagelarse, ni vivir una vida de aflicción para acercarse a la santidad, o si no te gusta la palabra santidad, cámbiala por evolución, o crecimiento, o madurez, o felicidad, o paz interior, o iluminación. Pero si es necesario el trabajo en uno/ mismo/a, con humildad, con la misma humildad con la vivió Santa Rosa de Lima. Es necesaria la unión en esta vida terrenal con la naturaleza y con el resto de seres humanos, para alcanzar la Unión con Dios, que es nuestra única y verdadera finalidad.
            Sintiendo la energía de la casa donde vivió tan magnífica mujer, sentía que mi alma iba a escapar de la cárcel del cuerpo, ya que era incapaz de contener tanta paz y tanto amor como se respiraba en el lugar, y pensaba que ojala todos los mortales pudieran sentir por un instante la fuerza del alma y la desidentificación del cuerpo, ya que así antepondrían el trabajo espiritual y la humildad, al afán de conseguir bienes terrenales. Ojala supieran los mortales cual es la verdadera vara con la que son medidas nuestros avances y cualidades.
            Quiero terminar, con la mayor humildad, con un himno dedicado a Santa Rosa:
Cuando, Señor, en quieta lontananza
Se encienden los fulgores de este día,
No dejes avivar nuestra esperanza,
Atiende al corazón que en ti confía. 

Van a pasar por manos laboriosas
Los granos de un rosario de ilusiones,
Acógelas, Señor, que son hermosas,
Amor y don de nuestros corazones. 

Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa,
Vivir para el Señor, para el Amado,
Fue el ansia de tu amor, gracia divina,
Llevada de Su fuerza y de Su mano.

No olvides los que vamos de camino
Siguiendo en el desierto tus pisadas,
Aboga ante el Señor favor divino,
Seguir como seguiste sus llamadas. 

Proclamen nuestros labios la grandeza
Del Padre que en el Hijo nos dio gozo,
Y, siendo nuestra herencia la pobreza,
Nos colma de su amor el Fuego Santo.